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Me Cago En Mi Vida

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BENDITO SUEÑO, MALDITO RUIDO

BENDITO SUEÑO, MALDITO RUIDO

La clave para sobrevivir a los turnos de noche, me solía decir Mauricio (mi antiguo compañero) es hacer una vida normal... sólo que durmiendo. Esta podría ser una de las frases más gloriosas de este blog, pero en realidad el curtido veterano se refería a respetar los horarios de comida, intercalándolos por periodos de sueño. Es decir: Llegas a casa a primera hora, desayunas y a dormir. Te despiertas a mediodía, comes y a dormir. Te despiertas por la tarde, comes y al curro.

 

¿Es esto posible en mi casa? Trataré de demostrar que no: Llego a primera hora. Estoy desayunando cuando contemplo aterrado que Hassan y Rashid están instalando su equipo bajo mi ventana para dar comienzo a ocho horas diarias de “Yihad Acústica” (quiero decir ruido de perforación en una calle que está constantemente en obras... ¡Encontrad ya el puto tesoro!) Trato de conciliar el sueño, pero los colegas del taller de   Manolo´s Chapa&Pintura, ha decidido tomar por consigna el “¡España pa´ los españoles! ¡Coño ya!“ y se lían a martillazos y a hacer funcionar herramientas obscenamente ruidosas para que los malvados extranjeros no les ganen a la hora de hacer ruido.

 

Por otro lado El pequeño cabrón está tomándose un respiro en su periodo diario de 18 horas de sueño y ha decidido que es hora de jugar, destruyendo un poco más el mobiliario del hogar, y tratando de devorar los dedos de mis pies. Al par de horas se despierta todo el mundo, incluyendo un amigo de la familia de Baby al que he bautizado como Troncho, que vino a pasar una noche y lleva en casa dos semanas. ¡Incluso el Gurú! Que también hace turnos de noche, ha decidido despertarme alguna vez con una perfecta imitación de Ignatius J. Reilly (el de “La Conjura de los Necios”) eructo va y eructo viene... (Es que había pasado por una fábrica de Coca Cola la noche anterior y...) Hay tanta gente dentro de mi casa que estoy considerando la posibilidad de anexionarme los Sudetes e invadir Polonia.

 

Para rematar, los vecinos de al lado vuelven a estar de obras (una obra al mes... o la casa de al lado es una prolongación de mi puta calle o mi vecino se apellida Gallardón) y el de arriba ha decidido conversar con su mujer utilizando el idioma más español que existe: El Puñetero Grito Pelao.

¿Y la empresa quiere que duerma de día y que respete las comidas? ¿Y que lo haga de modo natural? ¿Es que no hay drogas para eso o qué?

No puedo ni pensar. Necesito una solución: Granadas Pensantes.

LA LLUVIA Y EL HORROR

LA LLUVIA Y EL HORROR

Acabo de llegar del banco. Pagar recibos viene a ser la forma moderna de una peculiar tortura (o mejor ejecución) expuesta en una película de Tarzán, en la que se ataban dos palmeras con una liana, cruzándolas la una con la otra, luego se ataba a las mismas al condenado (un brazo y una pierna a cada palmera) se le dejaba gritar un rato, y luego ¡Machetazo a la liana! ¡Recojamos los pedazos de ese cabrón! Llamemos a esto “Palmerización”.

 

 Si estoy de tan mala leche no es sólo porque haya llovido, cruzarse con un tipo que iba en una barca de madera de quince codos de eslora que apestaba a jaula de zoológico ha sido toda una experiencia, e ignoro si se trataba de Noé o del barbitas de Bricomanía. Tampoco es por haber esperado una cola sólo comparable a las de las panaderías de Europa del Este a finales de la Guerra Fría (máxime cuando la mayoría de los pacientes expectantes en dicha cola eran seniors que buscaban guarnecerse del diluvio con la excusa de actualizar sus libretas de ahorro) La cosa apunta más a la ecuación

 

LLUVIA

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SENIORS CON PARAGUAS

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YO QUE TENGO PRISA PORQUE MOJARSE CON ESTA LLUVIA ES JODIDAMENTE INCÓMODO Y CORRO EL RIESGO DE SER ENTUERTADO POR LAS VARILLAS METÁLICAS DE LOS PUTOS PARAGUAS

 

Tampoco ha sido eso. Lo que más ha ofendido a todo lo que representan la Teología y la Geometría (toma intertextualización) ha sido una amable familia que esperaba en la cola delante de mí. No he podido evitar reparar en ellos:

 

Tía joven, gorda y bajita que dice: “Sí, et-ta é mi mare (señala a una senior sonriente... la típica que antes de irse DEBE despedirse de toda la plantilla presente en la caja de ahorros)... y et-ta é mi hija la mayó... (y tanto... como que parecía mayor que ella) que tié vintiséi ” Digo que no he podido evitar reparar en ella porque lo feo es estimulante. Pasa como con las arañas: Un bicho feo de cojones, y aunque nos pudieran dar pánico, cuando tenemos una delante no podemos evitar mirarla... ahí, con sus ocho ojos... como diciendo “¿Y tú qué demonios miras imbécil?”. Como esa araña –tamaño centollo- que me aterroriza en mis sueños, algo desagradable centró mi mirada. Esa tipa que andaba de plantón en el puñetero centro de esa sucursal atestada de gente llevaba un chándal. Un chándal horrible... con la palabra “SEXY” plantada justo en el culo. Me recordó a una noticia que he visto hoy.

 

Horrorizado, pagué el clavo que debía en recibos varios y volví a casa con la imagen de la araña gigante vistiendo un chándal feísimo con la palabra “SEXY” en el culo, y pensando dónde deberían meterse sus ideas los diseñadores de prendas informales con cierta capacidad de innovación. De acuerdo con que lo desagradable a la vista llama a atención y logra lo que en comunicación de masas se denomina “crear un impacto” (básicamente que todos nos acordemos del anuncio... como los del coche con la disertación de Bruce Lee o Júbilo con la maldita palabra “senior” que no se me va de la cabeza) Lo desagradable fija nuestra atención, nos llama... de ahí lo que hoy denominamos “Arte Moderno”... pero el chándal con la palabra “SEXY” en el culo se ha pasado tres pueblos.

 

EXIJO LA INMEDIATA “PALMERIZACIÓN” del responsable

 

KAGAGAMI

KAGAGAMI

Toda la tensión a la que me he visto sometido este mes de octubre, me ha hecho descubrir fórmulas de desahogo alternativas a las listas de enfermedades venéreas que merecen contraer mis coordinadores. Toda la presión que suponían el riesgo de quedarme fuera del master, el no tener un servicio fijo, los problemas que Baby insiste en contarme y los ruidos generados por un taller de chapa y pintura (tan cercano como madrugador), y por una comunidad de vecinos tan integradas en la sociedad madrileña que han de expresarlo (como el Ayuntamiento y la Comunidad) con constantes obras, han desembocado en una actividad orientalizante.

 

Orientalizante porque no conozco a gente más tranquila que los japoneses y chinos. Cuando uno de estos pone cara de estar estresado es porque pasa algo realmente serio, y si no mirad a Akira, que por un ataque de estrés empezó a crecer a nivel molecular y engulló medio Tokio (población incluida) Por ello, nada más expresivo de la creatividad y las ganas de no sufrir por problemas que, seamos serios, no son para tanto, como las formas geométricas de los jardines japoneses (Nihon Teisen) donde se combinan las formas imaginativas del arte floral (Ikebana) con un meticuloso y original rastrillado de algo tan sencillo (y a la vez valioso) como la arena.

 

Problema: En casa no tengo sitio más que para dos macetas canijas, y ya están ocupadas por el cactus (símbolo junto al gato y al coordinador de servicios[1] de autosuficiencia) y por algo que Baby dice haber plantado hace tiempo (sólo ella sabe si es perejil o marihuana) Descartada la idea de crear y cuidar siquiera un terrario pequeñajo, he inventado otra cosa que, aunque huele peor (una mezcla de atún y amoníaco), no sólo me quita los nervios y las ganas de practicar un ritual de santería dirigido contra a salud de mis superiores directos, sino que además tiene utilidad. ¡Utilidad higiénica!

 El Kagagami 

 

Esto es muy facilito de explicar: Suena el teléfono y escucho cosas como: “¡Qué pasa metrosesuarl”! o “Dice que van doh-caballoh por la finca de Bonanzaaaarl” y ya sé que son malas noticias. Probablemente un turno en una puta obra, alejada de cualquier forma de transporte público y a decenas de kilómetros de mi casa. Si hay un problema con las listas de enfermedades venéreas o infecciosas de todo tipo, es que la ciencia no avanza a la misma velocidad que mi rencor, por lo que todos esos hongos, sarpullidos y herpes acaban por agotarse o se ven condenados a repetirse y combinarse. Eso es lo que soluciona el Kagagami.

 

Mientras hablo con el jefe, agarro la palita y el rastrillito del Kit de Castillos de Arena del Pequeño Bastardo (comprado a unos chinos muy majos del barrio) y me dirijo a la caja de arena de Verdi. Una a una, recojo las deposiciones del minino sin dejar de hablar con el jefe usando un tono sosegado, monótono... un tono del tipo “domino la situación, tranquiliza tu culo... el Señor Lobo va para allá”; y coloco las caquitas en el contenedor de basuras. Después, mientras continúo la conversación, agarro el rastrillito y dibujo formas geométricas que las zarpas del gatito destruirán tras la próxima deposición.

 

Esas formas geométricas expresarán mi templanza de ánimo y mi estabilidad a la hora de afrontar situaciones difíciles o estresantes en lugar de los túmulos que el pequeño cabrón peludo organiza constantemente a lo largo del día. Ahora sólo falta plantarle el cactus en medio para que se pinche su peludo culo. Hacer esto mientras hablas con tu jefe es como aparecer en una imagen en blanco y negro hablando en clave, a lo Bruce Lee, para anunciar un puto coche. Tengo que morderme la lengua para no soltarle al jefe lo de:

 “Empty your mind... by form... awanajander-klander-now[2]... be water, my friend” 

Problemas de estrés, ¿Piensa que su vida es un asco? Adopte a un pequeño cagador cómprese un kit de hacer castillitos en la playa y cree formas geométricas en la arena donde el bichito hace de vientre. ¡No falla!



[1]¿Que en qué se parecen un gato o un cactus a un coordinador de servicios? Pues en que sólo necesitan un par de cosas para sobrevivir, y el modo o consecuencias de conseguirlas les importa más bien poco.

[2] Esto por si alguien tenía dudas de mi nivel de inglés

SAVE THE SOCCER

SAVE THE SOCCER

Creo que toca hablar de fútbol. Tanta referencia a Pfaff no podía traer nada bueno, pero es que en los últimos días nos hemos parado de hablar del deporte rey, tanto en la parroquia como durante nuestras oraciones matinales (léase todos sentados en el sofá viendo a Buffy la Cazavampiros... ideas del Gurú que tampoco podían traer nada positivo)

 

Pasarse el otro día por donde Miguel a ver el derby madrileño fue del todo revelador. Más allá del apoyo incondicional de los madridistas a Raúl, cuando, enfundados en varias camisetas del equipo, con bufanda y todo (supongo que así el equipo juega mejor...) gritaban copazo en mano ¡Que se entere Luis Aragonés de lo que es un jugador! ¡Eso pasa por poner de seleccionador a un borracho! Subrayo lo de “copazo en mano”.

 

Otra de las frases más repetidas fue la de ¿Es eso una aplicación rigurosa del reglamento? En este caso referida a la expulsión de Sergio Ramos. Por alguna razón, cuando el árbitro pita contra el propio equipo nadie está de acuerdo con él, y a mí se me ha ocurrido una solución a la invisible crisis del fútbol.

 

La invisible crisis del Fútbol

 

Quizá los agudos lectores de Me Cago en Mi Vida se habrán percatado de una máxima constante en el fútbol español desde que este deporte empezó a ser practicado en nuestro país a nivel profesional: Tenemos los mejores jugadores del mundo (eso ni se duda) pero por alguna razón nunca ganamos nada. ¿Envidias históricas por parte del resto del mundo? ¿No será quizá que nuestros jugadores están sobrevalorados porque los ingresos por merchandising (si es que se escribe así... no hay quien se fíe del corrector ortográfico del Word) son superiores a los de las entradas?

 Minefield Football 

 

Hace un tiempo que me rondaba una solución para aumentar el espectáculo de este juego de una forma barata y compatible con el sueldazo que cobran los jugadores. ¿Cómo lograr que esa panda de vagos valgan lo que cuestan? Está tirado: ¡Sembremos los campos de juego con minas anti-persona! ¿Acaso no aseguran sus piernas? ¡Demos auténtico valor a ese seguro! Incluso se le podría dar un toque exótico y ahorrar a los equipos modestos el gasto en minas (en el momento de su prohibición en casi todo el mundo uno de estos artefactos costaba unas cien pesetillas aunque como todo ha subido con el Euro, supongo que ahora estarán a un pavo la pieza) se podría sustituir los artefactos explosivos por estacas punji (todo conocedor de las Guerras de Vietnam sabrá de qué hablo) ¿Quién se quejaría por el coste de un palo puntiagudo impregnado en mierda?

 

Para evitar que los jugadores (algunos de ellos desarrollan una notable inteligencia) se limiten a pisar sólo donde ya ha explotado una trampa para tontos, se procedería a minar de nuevo el césped en el descanso (sí cuando las animadoras bailan semidesnudas) y, por supuesto, a retirar los restos humanos del mismo, aunque pudiesen servir de abono natural.

 

Claro que todos los futbolistas profesionales (y sus engordados talonarios) se apresurarían a comunicar su retirada de tan noble deporte. ¿A alguien se le ocurre algo mejor?  Yo caí en la cuenta este fin de semana.

 Un precedente porno (para variar) 

 

Estando en mi primer año de facultad, cuando se estrenó el famoso concurso Gran Hermano, alguien en Andalucía (creo) tuvo la genial idea de emitir una versión porno, El Gran Polvo, que además incluía la posibilidad de aceptar llamadas en antena (a una de esas líneas de pago desmesurado) para que los espectadores propusiesen qué debían hacer las actrices y actores que participaban. Conocí a un tipo en mi facultad que se dejaba su pasta en llamar sólo para putear a los actores chulos.

 

Una imbecilidad extrema, pero cuando se le reprochaba su actitud el se limitaba a responder “¿Y lo que me río qué?” Hay que tener mucha mala leche, mucho dinero y mucho tiempo disponible para desperdiciarlo todo en esto, pero este amigo decía que habría pocas cosas en el mundo más divertidas que pedir que a un cachas que se acababa de tirar a dos tías monumentales a la vez, le metiesen cosas por el culo. Muchas cosas. Y muy grandes.

 

¿En desacuerdo con el árbitro?

 

De un tiempo a esta parte todo el mundo realiza votaciones a través del SMS. Es un negocio increíble, e incluso he oído que Alejandro Agag se ha puesto las botas con esto. Pues bien, ¿Cómo aprovechar los rugidos de la audiencia durante un partido de fútbol televisado? Lo primero sería modificar el reglamento y sustituir al árbitro por una banda de matones enormes, llenos de tatuajes y armados hasta los dientes (ese tipo de personas con las que ningún futbolista querría discutir una decisión arbitral). Después habría que llenar el pie de pantalla con mensajes como los de las cotizaciones de bolsa que hay en algunos telediarios:

 ¿Cree que ha sido falta? Envíe “HA SIDO FALTA DEL HIJO DE PUTA DE” seguido del nombre del jugador al 0506 

 

La cosa podría ir a más, podríamos añadir una serie de mensajes de los que satisfacen de verdad a la afición.

 ¿Desea que algún jugador sea expulsado y además le persiga una manada de chacales salvajes? Envíe CHACALES seguido del nombre del jugador al 0506 

Será el Complejo de Tesla, porque creo haber descubierto una mina de oro inagotable con esto. ¿Desea que a la esposa de Beckham se le implante a la fuerza un enorme pene para que se levante la falda cuando la enfocan las cámaras al grito de “¡CHUPADME LA POLLAAAAAAA!”? Envíe RABO-VICKYBECKHAM al 0506.  De esta me forro. Y además salvo el fútbol.

¡Échame un cable Agag! ¡Que casi hemos sido vecinos! Y si...  ¿Desea que Petrov le dé un beso de tornillo a Casillas? envíe PETROV-TORNILLO-CASILLAS al 0506  

LA VIDA SIGUE IGUAL

LA VIDA SIGUE IGUAL

Es increíble cómo la falta de una persona, de la discusión diaria, de los gritos y amenazas, puede cambiar todo un barrio. Incluso creo que tendré que cambiar la descripción de esta sección debido a este giro del destino.

 

Han vuelto todos de las vacaciones: El Ciego, la Bragueles, el Miguel, El Niño (ese nunca se fue)... las tiendas reabren tras el verano. ¿Todas? ¡No! El quiosquero se las ha pirado con viento fresco para conciliar el trabajo con la vida personal y familiar. Hay, nada menos, que un nuevo comercial en el sector del plástico y el juguete... ¡Justo lo que necesitaba esta ciudad! ¿Y ahora qué hago? ¿Cómo ponerme cachondo –quiero decir de mala uva- por las mañanas? He probado a escuchar a Jiménez Losantos, pero no es lo mismo. No sólo no tenemos la misma confianza, sino que cada vez que pronuncia una erre (¿O era una “eggue”?)... joder, creo que podría convertirme en un adicto.

 

Incluso me he encontrado a La Hierbas, que me ha preguntado si me había casado o algo. Luego se me ha puesto a hablar de Bélgica (cometí el error de contarle mis vacaciones). ¿Es normal que una mujer cerca de los cincuenta te pregunte si continúas siendo soltero? Mamá, vente a Carabanchel y espántala.

 

Más o menos las cosas siguen igual, excepto que ya nos guardan el sitio en la tasca del Miguel cuando hay fútbol (es que se llena) y que ese ha incorporado a la parroquia una pandilla de jovencitas (paso de fijarme en los jovencitos que van con ellas) y que el Gurú ha empezado a “hacer amigos”. Con esto último quiero decir que ya tenía bastante con una novia que anima al Barça y a la escudería de Ferrari como para que el colega diga en pleno bar, y de viva voz, que tiene derecho a dirigirse a La Administración en su lengua y que, en caso de independizarse Cataluña, pediría su nacionalidad.

 

Son reivindicaciones muy justas para quien lo vea así –a mí ni fu ni fa- , pero cuando se gritan en un bar que es una peña madridista yo creo ver volar las jarras y temo convertirme en un daño colateral. Otra vez la guerra entre hermanos... y a los canarios de nuevo nos toca ser los primos.

 

Por lo demás, nuestro casero se parece, cada día más, al personaje que interpreta Joe Pesci en “El Super”. Se os ha jodido la puerta porque andáis todo el día abriendo y cerrando, abriendo y cerrando... y vuestras sillas son máquinas de tortura vertebral porque os sentáis en ellas. ¡Para que luego pongan verdes a los catalanes!

LOS ÍDOLOS DE BABY

La pequeña Baby busca ídolos. Lo hace y además en todas partes, principalmente en la televisión, donde las estrellas brillan con luz propia. Empezó con una serie bastante divertida, Monk. Las aventuras de un detective con un trastorno obsesivo compulsivo que le lleva a comportarse de un modo la mar de raro. Lo cierto es que, cuando la exposición a la serie llega a cierto punto, empieza a tener su gracia (sobretodo si está doblada al alemán), no puedes dejar de verlo, y al final te engancha. Llegó a identificarse con Monk, lo que a mí me puso en una situación algo embarazosa. Pero podría ser peor, podría haberse identificado con Colombo.

 

Luego vino lo de adoptar a un abuelo muy peculiar. Todos sabemos de quién hablo, aquél de quien el señor Pizarroso dijo en clase que era el mejor malo de película de la Historia. El tipo tenía su gracia, y a acabado por convertirse en un ídolo mediático, llegado el momento estaba hasta en la sopa (eso sí graciosísimo... ojo a este par de vídeos 12 ), y como toda estrella tenía que meterse en el mundo de la canción ligera. Sus apariciones en la serie y la película de South Park eran geniales, pero esa furgoneta blanca con cristales tintados y una enorme antena en el techo me empujó a pedirle algo más de discreción... o en su defecto que cambiase de ídolo.

 

Protagonista de una serie de televisión, además tiene que cantar, incomprendido por la mayoría por ser malo, con buen corazón, pero en el fondo malo... ¿Quién pensáis que iba a ser el próximo ídolo de Baby? Tenía que pasar, joder. Tenía que ser él. Lo tengo muy claro: La próxima vez me separo. ¡Lo juro!

 

Además, mirad lo que le ha hecho a la memoria del pobre Kurt Cobain... ¡Madre del amor hermoso!

DESCUBRIENDO NUESTRO LADO FEMENINO (El sofá y yo)

DESCUBRIENDO NUESTRO LADO FEMENINO (El sofá y yo)

Hay cosas importantes en la vida de un hombre. Descubrir que también eres sensible, gozar con la belleza de las cosas más sencillas, aprender a decir te quiero... cabe reconocer que todos tenemos que reencontrarnos, aunque sea en privado con nuestro lado femenino. Esto no quiere decir que tengamos que empezar a vestir mejor, a bailar bien y a mejorar la relación con nuestras madres... tópicos a parte, llevar a cuestas todos los días la imagen de Yo, Pedazo de machote, puede llegar a cansar y tal, pero si algo puedo llegar a pedir es que, cuando menos, no sea algo traumático. Por lo menos no echaré de menos mi dolor de espalda.

 

Martes, 20 de junio. Estoy a punto de sentarme en el sofá, con Baby y Gurú, para una sesión de House. Nada de chorreces bakalas, de tunning o de cortes de pelo tipo cenicero: Me refiero a la serie del médico con mala hostia. Dejo caer grácilmente mi culo sobre el asiento cuando...

 

¡GÑÑÑÑÑÑÑÑÑÑYAAAAAARGGGGH!

 

No. No me senté encima del Gurú, panda de malpensados. Sin embargo algo duro, cilíndrico y, posiblemente, de metal se incrusta JUSTO entre mis nalgas, ocasionando una sensación de angustia jamás descrita en los manuales del buen comportamiento viril. Ahí estaba ese cabrón. Casi sonriendo, con los brazos como abiertos... casi tirado en el suelo, como hartándose a reír, mientras Baby y el Gurú observaban mi rostro boquiabierto con cara de pasmo. Con los ojos como platos... qué coño, como si fuesen un par de chernes debajo del mar a la espera de morder un anzuelo aderezado con la cola de una gamba.

 

No es del todo recomendable hablar de colas, gambas y caras de pasmo cuando se describe la horrible sensación de ser follado por un sofá. No en un sofá, sino por el jodido sofá, por ese mueble de salón que, probablemente, Félix sacó de los calabozos de alguna comisaría de munipas en la que estuvo destinado.  La utilización del sofá como herramienta de extracción de información, aun sin ser reconocido como instrumento de tortura por las Convenciones de Ginebra, no es complicada. No hay que liarse con el curare, ni con electrodos o bolsas de plástico... no penséis en sumergir la cabeza del detenido en agua helada para simular la asfixia ni comerse el coco con la privación de sueño... ni en Abu Graib se les habría ocurrido lo siguiente:

 -         Son necesarios: Una tele, una mesita, cervezas, algo de picar y, evidentemente, el hijoputa del sodomisofá

-         Se deja al reo sólo, se le da el mando a distancia de la tele (imprescindible que tenga pilas) y se marcha uno media horita a proteger y servir por ahí.

-         A los quince minutos, el preso tiene tal dolor de espalda (o de culo) que acaba firmando que mató incluso a Kennedy, aportando a la línea de investigación datos desconocidos para el FBI.

 

Si, con el tiempo, el sujeto del experimento llega a tomar tal grado de confianza con el sofá que logra adaptar su columna vertebral a las barras rígidas del mismo, acabará haciendo lo que un servidor: Caída libre sobre la parte más dura, rígida e inamovible de la estructura del asiento. De ahí a la penetración indignante, y a un nuevo mundo de sensibilidad y gusto por el arte moderno sólo hay un paso.

 

De acuerdo, nadie me obligaba a sentarme en el puto sofá. Podría haber elegido cualquier otro asiento, incluso el puñetero suelo. Sólo os juro que no buscaba placer, ni experimentar. Se trataba de sentarme a ver la tele como todo hijo de vecina. Empezaban los Guiñoles y ¡Coño! ¿Por qué no posar mi trasero sobre este potro de tortura de skay?

 Tengo que vengarme. Buscar algo lo suficientemente retorcido, más allá de lo de liarme a hachazos, para dar una lección a ese cabrón que tan mal me lo ha hecho pasar. No es más que un sofá, no te enfades, me decía Baby. ¡Claro! ¿Crees que esto que me ha ocurrido ha sido una coincidencia? ¿Crees que voy a cojear durante una semana sin poder sentarme y no voy a buscar venganza? Sólo el pequeño cabrón lo echará de menos... al fin y al cabo él es lo suficientemente pequeño y ligero como para que el sofá no lo considere una amenaza. Por lo demás... alguna represalia se me tiene que ocurrir: Burtal, medieval... irónica.

PRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRR

PRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRR

Una hora y cuarenta y ocho minutos. Casi dos horas de constante ruido sin interrupción, excepto para hablar por el móvil a gritos... porque dos distritos más allá aun no le han podido escuchar.  ¿Hay que ahorrar energía? Pues ahorraré recursos para que los aprovechen las generaciones futuras desenchufando el despertador. Total, ya está ese hijoputa perforando la calle... ¡Mi calle! Junto a mi ventana, haciendo vibrar todo el puto edificio.

 

¿Nadie conoce la URL de una página de armas? Lo digo por tener unas palabras con Johnny Perforadora. Se me ha ocurrido bajar y que a Anestesia le de un poco el aire. No mucho, lo justo como para entrar por el culo de de este tipo y que la punta le rompa la nariz desde dentro. ¡Incluso Verdi parece calmado! Pero leo en sus enormes ojos verdes un mensaje de solidaridad, un “Yo también quiero verle sangrar hasta morir”.

 

PRRRRRRRRRRRRRRRRRR

 

¿Por qué coño cavan una zanja en mitad de la Avenida de los Francotiradores? ¿No hay un modo más silencioso de hacer una trinchera? Pienso en buscar algo grande y pesado que lanzarle a la cabeza... luego lo creo insuficiente, necesitaría algo grande, pesado, con una carga explosiva y fragmentos de metralla... algo definitivo.

 

PRRRRRRRRRRRRRRRRRR

 

Hay que ser positivo. Una de las claves para saber gestionar el estrés es buscar una salida imaginaria, un paraje idílico, paradisíaco. Un animal de poder, como decían en “El Club de la Lucha”... pensar en cosas agradables, cosas que te hagan sentir bien...

 

PRRRRRRRRRRRRRRRRRR

 

El valor del silencio es fundamental. Comunicarse a través de susurros, tener almohadillas en la planta de los pies para caminar sin hacer ruido, poner la música baja... ¡ En auriculares!. El placer de la sordera es como el de cobrar el sueldo mínimo: ¡Jodeos cabrones! ¡No podéis pagarme menos! . Esto debe ser una conspiración, seguro que existe algún tipo de contubernio de masones con discapacidad auditiva que, envidiosos de la salud de los demás, paga a ese hijo de perra para que empiece a usar la perforadora a las ocho y cuarto de la mañana.

 

PRRRRRRRRRRRRRRRRRR

 SVD Dragunov, M-1 Garand, Moshin Nagant, L-95 Light Barret, M40, PSG-1, Krag-Jørgensen, M-24, el viejo Mauser modelo 98, el clásico Lee Enfield, SR-25... mantener la mente ocupada en otras cosas puede jugar malas pasadas. Incluso dejaré de comprarle el periódico hoy a José, más que nada porque seguro que arde en deseos de gritar por lo del Estatuto... ¿No sería más silencioso si usasen pico y pala?. 

PRRRRRRRRRRRRRRRRRR

 

No, Golfo. Piensa en otra cosa. La sociedad postmoderna occidental es capaz de crear miles de conceptos capaces de lograr que no pienses: Tunning, fútbol, ¡Qué pasa Neng!. El señor Palahniuk debió tener la decencia de incluir la letra de la canción sacrifical en su novela Nana. En momentos como este la capacidad de matar con la mente es algo que considero de utilidad.

 

PRRRRRRRRRRRRRRRRRR

 Incluso cuando bajo a por la prensa del día, veo la crispación en los ojos de los trabajadores del mogollón de talleres de automoción que hay al rededor de mi casa. Parecen decir ¡Joder! ¡No consigo oír la ruidosa herramienta que estoy utilizando!. Una vez, cuando vivía en un zulo de 28 metros cuadrados en Cuatro Caminos, inicié una guerra de guerrillas sonora (algo que suena a Fermín Muguruza) contra los obreros de la construcción que restauraban el patio del edificio donde se ubicaba. Ellos se liaban a martillazos desde las nueve de la mañana, lo llenaban todo de polvo y cascotes. Dejaban las fiambreras abiertas después de comer, llenándolo todo de cucarachas... Yo me desconectaba escuchando (bueno... tratando de escuchar) música clásica. ¡Incluso me dejaron sin luz de un porrazo! Y yo les cortaba la digestión poniéndoles el disco Iowa, de Slipknot a toda leche cuando paraban para comer. ¡Ahora soy yo quien hace ruido! ¡A joderse cabrones!  

PRRRRRRRRRRRRRRRRRR

 Lo tengo claro. Voy a seguir a ese par de bastardos que perfora ahí abajo haciéndome vibrar (a mí y al resto del edificio... habitantes senior incluídos). Les voy a acompañar a donde quiera que vayan cuando apaguen sus máquinas de hacer ruido: Al bar, al servicio, al restaurante de menús... me voy a colocar justo a la altura de sus orejas y a gritarles ¡ PRRRRRRRRRRRRRRRRRR! ¡Cabrones! ¡PRRRRRRRRRRRRRRRRRR! ¡A que jode! ¿Eh? ¡¡¡¡ PRRRRRRRRRRRRRRRRRR!!!

Actualizo sobre las 19:00: ¿A que no sabéis qué han traído para rematar la faena? Un camioooooooooooón. Si algo necesitaba yo para conciliar el sueño era un jodido camión. Esto es una conspiración, ¡Estoy seguro!