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Me Cago En Mi Vida

barrio

TENGO WiiTIS

 

No me lo puedo creer.

Padezco una lesión de frikis.

Y no es gonorrea, cabrones.

Es mucho peor.

 ¡PADEZCO WIITIS!

A ver cómo explico esto en PROSEGUR

Yo estaba acostumbrado a la normal tendencia que he seguido desde niño:

  • 1) Golfo adquiere (mediante regalo en mi infancia y a tocateja después) objeto basado en una tecnología superior y más depurada que la típica piedra tallada con formas divertidas.
  • 2) Golfo adquiere gusto por jugar con dicho objeto
  • 3) Objeto acaba por dejar de funcionar al poco tiempo

Pero los japos son muy listos. ¡Son como el Krill! Primero lo intentaron a lo cazurro en Pearl Harbour, y como salió mal, se dedicaron a fabricar cosas pequeñitas y eficaces (como ellos) con el sencillo objetivo de superar a esos malvados occidentales pollilargos y de ojos redondos. ¡Maldito sea su complejo de inferioridad!

Digamos que el último año la buena de Baby me dio la brasa con la jodida Wii, eso ya lo sabéis. Además, descubrí recientemente que lo de las macizas en topless era de coña... no cabían en la caja y tal, así que me resigné a jugar con mi sagrada pareja.

Como sólo tengo el Wii Sports, supuse que la cosa no iría a tanto, pero en mi camino se interpusieron mi afán de superación con los minijuegos de boxeo y baseball. Mi primera impresión fue acalorada... ¡Joder lo que se suda con este trastito! ¿No tenían en la tienda una de esas consolas normales? ¿De esas que te hacen pasar mucho tiempo sentado y engordando? Pero lo peor vino a la mañana siguiente...

¡JODER! ¡QUÉ DOLOOOOOOOOOR!

¡Debería haber hecho como Baby, que se limitó a los bolos, el tenis y el jodido golf! ¡Miradla! ¡Tan sana y sin dolores! ¡Y yo jodido de los brazos y los muslos!

¿Pero cómo coño pueden dolerme los muslos? ¡He dado batazos y puñetazos! ¡He lanzado bolas de baseball a 200 kilómetros por hora! ¡Sé que Dios existe porque la correa del mando se mantuvo firme y el instrumentito blanco no salió disparado para acabar en Murcia! El único daño que sufrieron mis piernas fueron los rodillazos que daba en el suelo con los batazos bajos, ¿Cómo en el nombre de Dios pueden dolerme los muslos? ¡Exijo respuestas!

Lo peor de todo es ponerse a investigar y descubrir que, ciertamente, ya se han diagnosticado un mogollón de variantes de la tendinitis por culpa de la jodida consola... ¡Cómo se deben estar riendo los malditos japoneses! ¡Seguro que los ingenieros de Nintendo que diseñaron la Wii son veteranos de la Unidad 731!

LA Wii

LA Wii

fuente

Cercanas las fechas navideñas, he decidido invertir en hacerle a Baby el típico regalo que luego también disfrutaré yo. La principal diferencia es que, en esta ocasión, no se trata de lencería.

Inspirado por esta especie de campaña publicitaria que he visto en yonkis.com, en los anuncios de la tele, y en la brasa que me ha dado los últimos doce meses, me he ido al centro comercial más cercano y le he comprado la Wii de las narices. 

Sé que no veré su cara de satisfacción al abrir el regalo, porque, para variar, trabajo en Navidad. De hecho trabajo casi hasta el Día de los Inocentes (menuda broma... como para encontrarme con Rotenmeyer) pero ardo en deseos de disfrutar de mi recompensa navideña...

A ver si lo pilla...

A ver si lo pilla...

A ver si lo pilla...

A ver si lo pillan (ella y su amiga)...

A ver si lo pillan (ella y su amiga)...

LA MUERTE Y LOS IMPUESTOS

LA MUERTE Y LOS IMPUESTOS

Está claro lo que dicen: En la vida hay dos cosas seguras: La Muerte y los Impuestos. Hoy, uno de los administrativos de mi caja de ahorros de confianza (es una forma educada de decirlo) me lo ha comentado a lo American Style: “Hay dos verdades en la vida: Dios y los Impuestos”. 

 

Reconozco que entré provocando, llega un tipo con la cabeza rapada, sin afeitar y con una camiseta en la que pone Creo que voy a tomar otra cerveza, y dice:

Hola, venía por lo de quedar en paz con Dios y con Hacienda. 

Supongo que ese buen hombre pilló la gracia, o debí caerle bien, porque el proceso ha sido de todo menos breve. Digamos que en los tres últimos meses, mis dos grandes preocupaciones han sido la muerte y los impuestos. Añadamos que, de un tiempo a esta parte la muerte no me preocupa tanto. Eso sí, cuando le dije al tipo que este tipo de cosas, cómo hacer la Declaración de la Renta para más señas, deberían enseñarlas en el colegio, me respondió que bastante caña le damos ya a los niños como para volverles locos con esto.  

 

Present Day, a cualquier hora, entra un tipo en una caja de ahorros y le pregunta a la primera administrativa que se encuentra que si puede hacer lo de los impuestos. La administrativa, reina de la sutileza, ni le mira... de hecho empieza a contar más alto tratando de expresar con los modales de un mayordomo británico que no es buena idea tocarle los ovarios.  El estilo de trabajo de los administrativos de banca es un ejemplo universal de amor al trabajo. Cuando trabajaba en el Burger King, una vez me encontré un fajo de billetes troceados. Los cogí y los guardé en mi gorra pensando ¡Dólares! Esos 130.000 Won resultaron ser del mismo color (supongo que serían del Sur) pero no he podido comprobarlo porque, de sucursal en sucursal ¡Pasan de mi culo! ¡El último chupatintas me recomendó viajar a Corea para comprobarlo...

 La señorita Chupatintez trató de mandarme a tomar por saco y, finalmente, me dice que hable con el compañero que se sienta a su espalda. Tras pensar en escribirle un e-mail al Solitario recomendándole una sucursal donde gastar su munición del 45 ACP, levanto la mirada y... ¿Qué ven mis ojos? Calvo, con gafas, viste un traje barato... ¡Ese es mi hombre! Si fuese Eliot Ness y visitase una sucursal del Banco Capone, le secuestraría sin pensarlo dos veces. ¡Tiene pinta de contable! ¡Dígame su nombre para ponérselo a mi primer hijo varón!

 Tras una sesuda charla, en la que trató de aclararme que los de la Agencia Tributaria no hablan otro idioma, sino que sólo intentan darse importancia usando palabras complicadas, intercambiamos tarjetas de visita. Ahí exclamó: ¡Periodista y Escritor! ¿Qué diablos hace usted de segurata? 

 

Como para que encima me salga a pagar...

 

EL ESPACIO VITAL Y TÚ

EL ESPACIO VITAL Y TÚ

Circulan centenares de teorías del comportamiento en los grandes mamíferos relacionadas con su entorno natural, en particular con el espacio personal que les rodea. Yo hoy os hablaré de mi espacio personal, de cómo ha cambiado y de cuánto me estresa todo ello.

 

Vivir en frente de un taller de chapa y pintura, junto a una calle perpetuamente en obras y pobladas por adolescentes gilipollas con motos trucadas para que hagan más ruido puede parecer molesto. Cuando el Salón de Bodas de al lado decide que clavar a las jóvenes parejas que contraen matrimonio con un kilo por banquete aporta un margen de beneficios insuficiente, y crea el pack panchito para que toda la comunidad latinoinmigrante se coja un pedo de los que harían vomitar a Boris Yesltin (de modo que puedan resultar aun más molestos) sólo nos puede llevar a interpretar cualquier tormenta inesperada, de éstas que están asolando Madrid este verano, como un acto divino... el acto de Dios tirando de la cadena del WC.

 Mi casa está superpoblada. Todos sabíais que comparto piso en alquiler con Baby (y con Verdi, pero él es más un gasto que un aporte), y casi era un secreto a voces que El Gurú había decidido compartir parte del coste (gato a parte)... mi suegra era parte del lote, pero...

¿Zabéi quién fartaba par duro?¿Zabéi quién z´á venío a viví con nozotrong? 

 

Os lo juro, hay mañanas en las que desearía invadir Polonia.

 

Invadiría Polonia si no estuviese tan llena de polacos enormes y de polacas con las tetas grandes.

 

Invadiría Portugal si no estuviese tan llena de inútiles imposibles de esclavizar.

 

Invadiría el Lejano País de Oz si supiese dónde demonios está.

 

Para más INRI nos han regalado un sofá, una tele enorme, una mesa y una estantería (que no le gustó a Baby). Eso significó que, después de cargarlos desde el Centro de Madrid hasta Carabanchel, después de subirlos a pulso dos pisos, después de soltarlos delicadamente en el salón para luego coger mi uniforme e irme a currar, Baby decidió que regalaría la estantería.

 

Me intedeza la eztantedía

 

¡Pedazo de cabrón! ¿Y no te interesaba madrugar y cargarla desde la jodida Plaza Mayor hasta Carabanchel Bajo?

 

Solventada la discusión, me despierto de nuevo en mi infierno doméstico lleno de gente. Todavía estará ese cabronazo de Trancaman exigiéndome que escriba más, como si fuese mi porculatto editore. ¿No se da cuenta la gente de que para poder escribir hace falta intimidad? ¿Un castillo de quietud? ¿Una fortaleza de silencio?

 

Pues intentad componer una entrada diaria en una calle constantemente excavada, cruzada sin descanso por postpúberes en ruidosas minimotos; con un Salón de Cochabambabodas emborrachando a futuros votantes de Evo, Hugo, y Tupac Amaru; con un gatito que ha descubierto que con el frío necesitaba ser más cariñoso (razón por la que no pusimos la calefacción en invierno) pero que las temperaturas están subiendo de un día para otro; mientras mi suegra llama a la puerta todos los días; mientras mi novia tiene dos curros e insiste en hablarme de ellos cuando arriva a casa; mientras un zegudata intedectual inzizte en hazed moddacez comentadioz zobde cada coza que hago; mientras un agricultor murciano de madera (que algún día será un niño de verdad) planta su nariz sobre mi hombro para enterarse de qué pasa, mientras que uno de mis vecinos canta como si tratase de parecer un barítono; mientras que otro –varias décadas más joven- le responde tratando de demostrar que el Death Metal es otra emotiva manera de expresar hermosos sentimientos... todo esto mientras Dios parece estar estreñido...

 

Todo esto mientras todos los habitantes de mi casa (incluso el gato... todos menos yo) desayunan los cereales que compré, sobre la mesa que cargué hasta el salón un día que fui a hacer un turno de noche de doce horas sin haber dormido, viendo la enorme tele que me causó más callos en las manos que Sylvia Saint y Marlene Mourreau juntas en una charca de barro... ocupando mi espacio, respirando mi aire... Es ahí, en el suelo, mientras tengo que aguantar un episodio de Walker Texas Ranger, cuando cojo el teléfono:

 Herr Guderian, que sus panzers calienten motoren... Portugal va a dejar de existir.

GOLFO 1 - PUTO PAVO DE LOS COJONES 0

 

Miradlo. Han sido seis días muy duros. Seis días de encarnizada lucha en los que he acabado hasta las narices del puñetero pavo.

Pero, una vez más, el hombre se ha impuesto a las aves de corral.

No sintáis lástima por él. Tuvo la oportunidad de defenderse. Sabía a lo que venía.

Las reclamaciones al maestro armero: Si no quería acabar en los huesos debería haber traído un arma más grande que la mía.

¿Hace una ensaladita?

UN HOMBRE, UNA MUJER... UN PAVO

La Navidad es esa época tan fría del año en la que todos podemos hacer una titánica gilipollez y salir de rositas... más o menos de manera impune. ¿En qué se diferencia entonces del verano? Se dirá el agudo lector. Comparemos ambas etapas del año: Impera el buen rollo, solía tener vacaciones pero ahora tengo que pringar... hojas de calendario a parte, la principal diferencia es que la Navidad está en el semestre de vino y el verano en el de la cerveza, más que nada por la temperatura que es sutilmente diferente (el puñetero signo que va delante del numerito... eso que me complicaba las matemáticas en el instituto). Eso y la comida. En verano nunca se me ocurriría comprar un pavo.

 

Anduve yo en pleno éxtasis consumista, algo que suele ocurrir cuando no tienes ni idea de qué comprarle a la parienta y sales a dar una vuelta para inspirarte. Estaba en el supermercado ojeando compactos packs de polvorones cuando lo vi. Tenía que adoptarlo, meterlo en el horno y comérmelo.

 Propongo nuevas definiciones para “Pavo”:  

-         Ave enorme que los gringos (que tienden a ser grandotes) suelen comerse en Navidad.

-         Plato típico de Pascua que, desde la perspectiva del comensal que no ha pasado antes del pollo asado, le hace creer que vuelve a la infancia debido a la nueva perspectiva (ave enorme = comensal pequeño).

-         Solución para la lucha contra el hambre criada en corrales de Chernobyl que, una vez salido del horno parece no acabarse nunca.

-         Alimento que genera sentimientos de solidaridad y generosidad cuando te llevas una ración para comer en el trabajo, debido a que suscita frases del tipo “¿Alguien quiere un poco?” o “¿Nadie va a ayudarme con esto?”

 

Han pasado cinco días y aun queda pavo en casa. Lo digo por si alguien quiere, dado que, tras aplicar mi sentido soviético de la previsión, resultó que ese pedazo de ave nos lo hemos tenido que comer entre Baby y yo. Verdi ayudó en la medida de sus posibilidades, pero si un gatito pasa de dos a cuatro kilos en tan poco tiempo sus esperanzas de dominar el mundo y esclavizar a la humanidad pueden verse seriamente mermadas.

 

La solidaridad murió con la Guerra Fría, una frase de la que he podido dar cuenta cuando la madre de Baby entró en casa y puso una compleja excusa para no ayudar en la causa común, en la lucha contra el ave (algo del tipo “No hasta que esos cabrones de Washington DC. reconozcan que la Guerra Fría la ganamos nosotros... al fin y al cabo no nos conquistaron”). La señora parece haber roto el Pacto por las Libertades y el Pavo Navideño y, consecuentemente, he tenido que tragarme yo el problema... y su relleno.

Le pregunté al Señor Lobo (me tocó trabajar con él en Nochebuena... y el día anterior y el posterior) si tenía experiencia con este gigantesco animal (para él debe ser una especie de pajarito frito porque el tipo es enorme) y me contó una historia de su pueblo, allá en Galicia: Efectivamente, había preparado y consumido enormes pavos (enormes para los mortales no para este Mazinger Z de la seguridad privada)... lo curioso es que me dijo que le tocó “emborracharlo”. ¿Qué coño le hacen a los pavos en Galicia? No daré detalles sobre nuestra improvisada receta (Baby podría enviar a un chino cachas para que me diese más leches que el hijo de puta de Neo)... sólo daré una pista sobre lo que nos inspiró: *

220104

220104

Se preguntará el lector por qué demonios he decidido titular esta reflexión con un número. Ponga la tele ahora mismo y razone. La clave es el terror. El terror por no haber comprado lotería de Navidad. Ocho de cada diez españoles juega a la lotería de Navidad y ardo en deseos de conocer al otro.

 

Y mirad que me lo han advertido, incluso han tratado de crear cierta disuasión, miedo a que pueda ir en un par de horas al bar del Miguel y encontrarme a todo el barrio descorchando botellas de champán (el chico sigue sin creer en el cava) para celebrar que de todos los jodidos números ha tenido que tocar el suyo... todos felices y yo con cara de gilipollas.

 

Claro, todo varía en función de la perspectiva. Bajo el astuto camuflaje de un buen vecino que acude al local a compartir la alegría de sus conciudadanos, de quien baja de su casa a felicitar a los premiados, se esconde un gorrón cuya intención es cogerse una interesante castaña por la patilla. ¿Quién se negaría a invitar al rascado que no compró Lotería de Navidad? A milloncejo por vecino, se les podría ver el bonito detalle de invitar a cualquier quitapenas.

 

Esa es mi intención si cae el gordo en el Tres Columnas: Fingir imbecilidad, beber de gorra y felicitar a los premiados que, ante la disyuntiva de ceder algo de pasta, no tendrán objeción en convidar a algo. Ni cerveza ni leches... hoy toca algo caro.

 A lo tonto: Feliz Navidad (que a mí me toca currar) y Feliz Año Nuevo.

CLASES DE ESPAÑOL

CLASES DE ESPAÑOL

 

Como si fuese un diplomático, me he visto envuelto al poco de llegar a casa en un complicado proceso de promoción de nuestra lengua, nuestra cultura y nuestros valores. Sin comerlo ni beberlo. Public Diplomacy, creo que lo llaman los estadounidenses (que de esto saben un huevo y parte del otro).

 

Regreso al calor del hogar tras recibir unas clases magistrales (cosas de estudiar un Master) y me encuentro, en el salón, a Baby enseñando español a su madre.  ¿Cómo demonios explicar la diferencia entre “Ser” y “Estar” a una persona cuya cultura no diferencia los dos verbos? Para empezar, deberíamos preguntarnos por qué demonios los españoles diferenciamos entre “Ser” y “Estar”. Y sobretodo: ¿Estoy yo en estos momentos en condiciones de solucionar una duda tan sesuda?

 

Si algo podemos aprender los españoles de nuestra clase política es que, frente a un dilema, es más cómodo dar una respuesta rápida que una respuesta correcta. De lo contrario, que Baby haga uso de los gloriosos diccionarios que un día compré y que no cumplen, hoy por hoy, otra función que la de atraer el polvo (y me refiero a esa sustancia gris tan molesta).

 

La primera explicación que di a la señora no fue otra que de índole laboral. Conociendo al español medio, queda muy claro que no es lo mismo trabajar (“Ser”) que “Estar” en el trabajo... al fin y al cabo cobramos por estar en el trabajo y no por trabajar. Claro que, viniendo de lejanas y frías tierras en donde nuestra concepción de “ninguna cerveza sin su tapa” se traduce por “ningún vodka sin su ensalada”, en donde la gente va al trabajo a trabajar, la diferencia entre “Ser” y “Estar” no queda tan clara.

 

Ya había probado lo de diferenciar la existencia de la presencia... pero tampoco. ¡Joder! ¡El Funcionalismo! Si existen dos palabras diferentes ¿No cree usted que tendrán una acepción distinta en según qué casos?  Pues tampoco. Quien viene de un país comunista, donde da igual la funcionalidad, belleza plástica o eficiencia de una construcción siempre y cuando ésta sea... grande. Sobra decir que tamaña gilipuertez tampoco cuajó. Y mira que era convincente.

 

¿Cómo colar un argumento carente de sentido y lograr que sea aceptado con un respetuoso silencio? Pero con silencio me refiero a una respuesta muda del tipo “Oh, me has hecho pensar... el brillo de tus ojos denota inteligencia”. ¡Joder! ¡Pues con la Religión! La religión tiene mucho peso en los países del Este de Europa desde la caída del Muro. Además es incontestable (incluso para nosotros... los ateos) principalmente porque carece de sentido... es más una excusa, una forma de coerción ideológica, que una explicación de la realidad.

 

¡Señora! ¿Ha oído hablar de la Santísima Trinidad[1]? En su cultura, Padre, Hijo y Espíritu Santo son tres entidades distintas... ¡Son y están independientemente la una de las otras! En la nuestra se aplica el “Principio del 3 en 1”, los tres son la misma entidad, por lo que son y están los tres a la vez. ¡De ahí que en la Católica España diferenciemos entre “Ser” y “Estar”!

 

La cara de la señora era un poema vivo. Como la de la criatura Gollum cuando habla de lo duro que es ser becario (digamos “estar becado”). Una cara que me miraba haciendo un “contrapicado”, que trataba de asentir fingiendo la comprensión de un complejo y elevado concepto...  que sólo puede expresar una pregunta: “¿Lo qué?”.

 Parece mentira. Tras diez años de colegio de curas de los que salí ateo convencido (me refiero a dos de preescolar y ocho de EGB... tampoco soy tan burro) ahora resulta que le he encontrado una utilidad a la Religión. ¡Por eso escribo su nombre con mayúsculas!  

  


[1] En este momento me sentí como quien descubre una mina de oro. Por fin hallé una respuesta del tipo “He venido a hablar de mi libro...”, “Me alegra que me haga esa pregunta...” o “La figura de Nelson Mandela en Sudáfrica...”; un argumento que resulta incontestable precisamente porque no viene a cuento.