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Me Cago En Mi Vida

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Una hora y cuarenta y ocho minutos. Casi dos horas de constante ruido sin interrupción, excepto para hablar por el móvil a gritos... porque dos distritos más allá aun no le han podido escuchar.  ¿Hay que ahorrar energía? Pues ahorraré recursos para que los aprovechen las generaciones futuras desenchufando el despertador. Total, ya está ese hijoputa perforando la calle... ¡Mi calle! Junto a mi ventana, haciendo vibrar todo el puto edificio.

 

¿Nadie conoce la URL de una página de armas? Lo digo por tener unas palabras con Johnny Perforadora. Se me ha ocurrido bajar y que a Anestesia le de un poco el aire. No mucho, lo justo como para entrar por el culo de de este tipo y que la punta le rompa la nariz desde dentro. ¡Incluso Verdi parece calmado! Pero leo en sus enormes ojos verdes un mensaje de solidaridad, un “Yo también quiero verle sangrar hasta morir”.

 

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¿Por qué coño cavan una zanja en mitad de la Avenida de los Francotiradores? ¿No hay un modo más silencioso de hacer una trinchera? Pienso en buscar algo grande y pesado que lanzarle a la cabeza... luego lo creo insuficiente, necesitaría algo grande, pesado, con una carga explosiva y fragmentos de metralla... algo definitivo.

 

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Hay que ser positivo. Una de las claves para saber gestionar el estrés es buscar una salida imaginaria, un paraje idílico, paradisíaco. Un animal de poder, como decían en “El Club de la Lucha”... pensar en cosas agradables, cosas que te hagan sentir bien...

 

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El valor del silencio es fundamental. Comunicarse a través de susurros, tener almohadillas en la planta de los pies para caminar sin hacer ruido, poner la música baja... ¡ En auriculares!. El placer de la sordera es como el de cobrar el sueldo mínimo: ¡Jodeos cabrones! ¡No podéis pagarme menos! . Esto debe ser una conspiración, seguro que existe algún tipo de contubernio de masones con discapacidad auditiva que, envidiosos de la salud de los demás, paga a ese hijo de perra para que empiece a usar la perforadora a las ocho y cuarto de la mañana.

 

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 SVD Dragunov, M-1 Garand, Moshin Nagant, L-95 Light Barret, M40, PSG-1, Krag-Jørgensen, M-24, el viejo Mauser modelo 98, el clásico Lee Enfield, SR-25... mantener la mente ocupada en otras cosas puede jugar malas pasadas. Incluso dejaré de comprarle el periódico hoy a José, más que nada porque seguro que arde en deseos de gritar por lo del Estatuto... ¿No sería más silencioso si usasen pico y pala?. 

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No, Golfo. Piensa en otra cosa. La sociedad postmoderna occidental es capaz de crear miles de conceptos capaces de lograr que no pienses: Tunning, fútbol, ¡Qué pasa Neng!. El señor Palahniuk debió tener la decencia de incluir la letra de la canción sacrifical en su novela Nana. En momentos como este la capacidad de matar con la mente es algo que considero de utilidad.

 

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 Incluso cuando bajo a por la prensa del día, veo la crispación en los ojos de los trabajadores del mogollón de talleres de automoción que hay al rededor de mi casa. Parecen decir ¡Joder! ¡No consigo oír la ruidosa herramienta que estoy utilizando!. Una vez, cuando vivía en un zulo de 28 metros cuadrados en Cuatro Caminos, inicié una guerra de guerrillas sonora (algo que suena a Fermín Muguruza) contra los obreros de la construcción que restauraban el patio del edificio donde se ubicaba. Ellos se liaban a martillazos desde las nueve de la mañana, lo llenaban todo de polvo y cascotes. Dejaban las fiambreras abiertas después de comer, llenándolo todo de cucarachas... Yo me desconectaba escuchando (bueno... tratando de escuchar) música clásica. ¡Incluso me dejaron sin luz de un porrazo! Y yo les cortaba la digestión poniéndoles el disco Iowa, de Slipknot a toda leche cuando paraban para comer. ¡Ahora soy yo quien hace ruido! ¡A joderse cabrones!  

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 Lo tengo claro. Voy a seguir a ese par de bastardos que perfora ahí abajo haciéndome vibrar (a mí y al resto del edificio... habitantes senior incluídos). Les voy a acompañar a donde quiera que vayan cuando apaguen sus máquinas de hacer ruido: Al bar, al servicio, al restaurante de menús... me voy a colocar justo a la altura de sus orejas y a gritarles ¡ PRRRRRRRRRRRRRRRRRR! ¡Cabrones! ¡PRRRRRRRRRRRRRRRRRR! ¡A que jode! ¿Eh? ¡¡¡¡ PRRRRRRRRRRRRRRRRRR!!!

Actualizo sobre las 19:00: ¿A que no sabéis qué han traído para rematar la faena? Un camioooooooooooón. Si algo necesitaba yo para conciliar el sueño era un jodido camión. Esto es una conspiración, ¡Estoy seguro!

2 comentarios

Golfo -

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Elisan -

juas!!! pobrete XDD has probado a usar tapones para no enterarte? o a ir todo el dia con el mp3 puesto? incluso a tirar algun k otro zapato por la ventana desde una posicion dnd no te vean....animo y k te sea leve la obra ^^