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Me Cago En Mi Vida

Compañeros

Compañeros No, no tiene nada que ver con aquella estúpida serie de televisión de Antena 3. Voy a hablar de mi compañero, y hablaré de él porque, pese a ser generalmente un tío estupendo a veces llega a cabrearme. Sólo he tenido a un compañero, porque a los dos tíos que me sustituyeron cuando mi cumpleaños no los he visto nunca, y los otros dos que llegaron en mi primera semana a hacer mi trabajo (como que nadie sabía que estaba allí o nadie apostaba a que duraría tanto) estuvieron sólo unos minutos en la instalación.

 

Yo trabajo de segurata los Viernes, Sábados y Domingos. Dado lo complicado de su horario (sólo hago más horas que él los Viernes y los Lunes por ir a currar a Júbilo) y al ser un hombre casado y con dos niños, sólo puede ir a hacer compras y demás encargos familiares los Viernes, por lo que hemos llegado a un acuerdo: Yo llego media hora antes por las tardes y él me releva media hora antes por las mañanas, lo que me evita trabajar de cara al público con el edificio abierto.

 

Que llegue a veces a menos veinte y no a y media, y él me eche una bronce porque llego tarde dos de cada tres días (que tampoco es así... quizá uno de cada tres) tiene un pase. Que un día llegue a menos cuarto o menos diez y me diga que ha estado a punto de llamar a la central y no lo ha hecho para evitar que me abran expediente es tener unos cojonazos como sandías de La Garita (que son enormes): Mi turno empieza a en punto... no media hora antes. Incluso una vez, él se retrasaba por haberse dormido. Me avisó por teléfono y llegó al final a tiempo. Cuando me contó que había venido a toda pastilla en el coche la bronca se la eché yo: Porque parece olvidar que es el padre de dos criaturas, porque si fuese necesario llamaría a la central para decir que se efectúa el relevo aunque no hubiese llegado... ¡Y (en plan egoísta) porque si se mata con el coche el relevo tardaría aun más!

 

A mi compañero le voy a bautizar con el pseudónimo de Mauricio en honor al personaje de Maurice Minnifield (Barry Corbin)... son como dos gotas de agua. ¿Qué es lo que más puede acojonarte de un compañero? Pues tres cosas:

 

-         Corporativismo exacerbado: Ha habido, desde que empecé a currar en seguridad privada, dos casos de asesinato cometidos por vigilantes en Madrid. El primero fue uno que robó, al parecer un arma, y cosió a tiros al novio de su ex-mujer. El otro es el de Correos, un ex-vigilante que volvió, tras darse de baja, al último lugar donde prestó servicio, mató a dos de sus ex-compañeros e hirió gravemente a una tercera. En ambos casos Mauricio (por H o por B) ha defendido al vigilante acusado de asesinato.
-         Descubrir que guarda, no en su taquilla sino en la garita del edificio, un manual sobre el empleo de explosivos, preguntarle si es que se está preparando para promocionar a Vigilante de Explosivos (una especialidad superior) y que te responda que no, que hizo la mili en 1975 en Infantería de Marina y el tema le gusta.
-         Hablar de que Alí Agca no le hizo tanto daño al Papa, porque le disparó sólo con un calibre 22, y que él te cuente que a Kennedy y a Miguel Ángel Blanco los mataron con un arma de ese calibre tiene un pase... que a continuación te cuente que él tiene dos fusiles semiautomáticos del 22, uno checo de cerrojo, y el otro un M-16 que le regaló su mujer te llevan a tres conclusiones: 1) ¡Gracias a Dios llevo un uniforme marrón! Porque si no se notaría que me acabo de cagar encima! 2) Su mujer es estupenda y 3) ¡Eso es un regalo!

 

En fin, que menos mal que es buena persona, aunque algo corporativista y con acceso a armas de asalto y conocimientos sobre explosivos, y que pese a que es algo maniático con la puntualidad se puede hablar con él ¡Menos mal! ¡Porque me suelo dejar el chaleco antibalas en casa!

 

¡Aupa Mauricio!

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