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Me Cago En Mi Vida

BORJAMARI (II)

BORJAMARI (II)  

De todos modos, creo que iba a hablar de mi amigo Borjamari, y que su historia venía de lejos:

Conocí a Borjamari leyendo un cuadrante poco antes de irme del Pequeño Windsor, donde me fue a sustituir un fin de semana que libré por mis santos coj.... Ahí se me adelantó, y aprovechó para robar un estúpido libro sobre los Marines escrito por Tom Clancy (un auténtico bodrio a propósito). El hecho de que me lo regalase me llegó al corazón.

Anécdota: Borjamari bautizó al bueno de Mauricio (¿Le recordáis?) como Gordo Cabrón. Y he de reconocer que ese mote la va al bueno de Mauri como anillo al dedo.

Resultó que nos habíamos encontrado personalmente en un momento clave: Las pruebas físicas para la habilitación como vigilante. Borjamari destacó por dos cosas: Por su altura, y porque en la prueba de salto vertical se colgó (literalmente... recordad la referencia a las torres gemelas) de la tabla de medir... ¡Encestó un mate como los de la NBA! El primer día que nos vimos, le dije que me sonaba un huevo su cara. Me respondió que lo que le sonaba a él era mi forma de hablar, y me recordó por la frase gloriosa que solté el día del examen teórico para ser segurata:

"Si suspendo esto me busco una cuerda y un árbol alto"

Scarface, me ponía a Borjamari como ejemplo de todo. Él le había enseñado el servicio, le había dado las prácticas... ¡Era su obra! Después yo le refrescaba la memoria al bueno del compi, que como sólo trabajaba cuatro días al mes pasaba de recordar una puta mierda.

Cada día un trainning day...

Cada paga una fortuna...

Por lo demás, una excelente persona. ¡Con estudios! Porque Borjita es licenciado en empresariales y se preparaba una oposición... Aun recuerdo la cara de cierto proseinspector cuando lo descubrió: Cuando nos preguntó qué estudiábamos, le dije que yo, un Master en Seguridad y Defensa, a lo que él, sonriendo, dijo: Veo que quieres promocionar dentro de PROSEGUR (para mearse). Cuando preguntó por la oposición de mi compañero, su rostro se heló cuando él, con los colmillos ya largos, le respondió con LA PALABRA PROHIBIDA:

¡HACIENDA!

Casi tuvimos que reanimar al pobre inspector.

Borjita y yo tuvimos pocas intervenciones juntos. Más bien alguna putadilla en el verano: Un torneo de pádel para el que nuestro señor cliente no pidió ampliación alguna del servicio (léase más gente), y tuvimos más espectadores que tarjetas de acceso. Recuerdo el marrón de tener que enfrentarme a un hooligan del pádel (no es broma): Un británico calvo, tatuado, con camisa a rayas que se empeñó en saltar los tornos y en mear en la recepción... y era tan grande que al acercarme se hacía de noche. 

¡El pádel es un juego para pijos!

¡Cómo cojones pueden existir Hooligans en el jodido pádel!

Otra de las veces, uno de los dos únicos fines de semana que hicimos juntos de noche, se nos montó una pelotera en el parking porque un grupo de chavales borrachos decidieron demostrar su poder destrozando una barrera y una cámara, y asustando a tres ejemplares gallináceos de auxiliar de servicios (y que conste que conozco a auténticas malas bestias trabajando en Servimax... gente capaz de hacerme sentir seguro cuando trabajo) Cuando el chico bajó a ver qué coño pasaba (presumía de su experiencia en los retenes de la empresa... de haber pasado como esporádico por sitios tan duros como La Fundación o el Metro) sonó su voz por mi emisora:

¡Tío! ¡Que son cinco! ¡Cinco!

Bajé a toda pastilla, sin el móvil de PROSEGUR, sin las llaves... llevaba los grilletes y a la pequeña anestesia porque van pegados al cinturón, y cuando llegué a la zona... cuando llegue vi a cinco niñatos de dieciocho añitos y a penas uno-sesenta, borrachos como cubas, cagaditos de miedo y temerosos de que les quitasen el coche de papi. No pude decir otra cosa que:  

¡Coño Borjita! ¡Que mides metro noventa y estás cuadrao!

Qué largos turnos de día con Borjamari. Qué mal le sentaba el turno de noche. Recuerdo que combatíamos el aburrimiento viendo pelis... nada mejor para la Semana Santa que La Vida de Bryan, nada mejor que el episodio de Dilbert sobre El Guardia de Seguridad... nada mejor que empaparnos toda la serie de Golden Boy en una tarde. Y aun así sobraba tiempo. Tiempo para bailar el moonwalk en una recepción vacía y dejar constancia de ello en las grabaciones de seguridad.

Su salida del negocio fue tan rara como su entrada: Fue de los que cayó en la trampa de firmar un contrato a jornada completa, creyendo que podría estudiar mientras curraba, y al pedir un contrato a tiempo parcial se le castigó con uno de cuarenta y ocho horas al mes. Cuando por una emergencia (quiero decir cuando se llevaban sin previo aviso a un compañero a otro servicio y dejaban el nuestro descubierto) tuvo que coger su coche y venirse al tajo, se estresó. Le habían obligado a trabajar ¡CINCO DÍAS! Una compañera, de piedra, me preguntó que si eran cinco días seguidos... se quedó más de piedra cuando le respondí que no, que se trataba de cinco días en un mes.

Os dejo con un buen recuerdo de él. Un concepto de su cosecha que ya expliqué en la entrada previa a ésta:

EL CINTURÓN PENE

7 comentarios

Golfo Tetudo -

¡No te pases con mis pechos bizarros!

aberración -

Exacto, están enlazadas. Salidos. Y torpes.

Golfo -

Qiuzá sean éstas. enlazadas al cinturón-pene:

http://www.ultravioletta.de/atelier/assets/images/strapon_xx.JPG

Golfo -

Exactamente. ¡Abe! ¡Muéstranos esas tetas tuyas de las que hablas!

klaus -

Eso digo yo. No veo tetas por ningún lao. Parece que Abe está más obsesionada con ellas que yo...

Golfo -

¿Las de quién?

aberración-asustada -

Esas tetas no son de verdad.