AZNAR Y EL ESPÍRITU DEL VINO
Ya lo decía aquel sacristán (el único que colaboraba en las lecturas de los evangelios) de la iglesia de La Garita, un municipio donde iba de niño los fines de semana, en referencia al vino: “Cuidado con el fruto de la vid, pues conduce al libertinaje”. Creo que es la única frase de un chupabiblias que recuerdo con claridad (supongo que los bostezos y la obligación de ir a misa por parte de mi padre afectan a mi memoria) o, sencillamente, ver a Superaznar, con su corte de pelo liberal, con su porte liberal y con su bigote liberal, hablar como un parroquiano del Tres Columnas, me trajo a la cabeza las palabras que leía aquel divorciado flaco y con gafas. ¡Sólo le faltó dar un puñtazo en la mesa! ¡Camarero! ¡Dónde está mi tapa!
Parece mentira que todo un conservador liberal haya caído en las tentaciones del licor, parece mentira que el chico que lleva los cafés en las reuniones de Skulls & Bones (ojo... desde 2001) haya sucumbido al espíritu de la taberna, pero su frase gloriosa “A mí nadie me tiene que decir cuánto vino puedo beber ni a qué velocidad tengo que conducir” quedará registrada para la posteridad como la golosina propagandística más dulce jamás regalada.
Que quede clara mi opinión: Zapatero es tan inútil como el resto. Lo digo porque preveo el aluvión de comentarios del tipo “¡Golfo es socialistaaaaa!” o “Hijo, coge tu guadaña, una antorcha y una soga, vamos a linchar a ese rojo de Golfo”. Sobretodo lo aclaro porque me han hecho muchísima gracia las palabras del señor ex Presidente del Gobierno. Tanto o más que el impacto mediático que ha tenido y, sobretodo, el provecho que se ha sacado de ella. Toda una muestra de la mala leche que tienen los profesionales del periodismo y, sobretodo, de la graciosísima mala uva que tienen los usuarios de páginas como Youtube.
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