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Me Cago En Mi Vida

EL SIMULACRO FLAMENCO

EL SIMULACRO FLAMENCO

Joder, qué susto se debe haber llevado nuestro amigo J.L. si ayer echó un vistazo a los informativos. Imaginad que habéis nacido en Valonia, que vuestros padres son de Flandes, que vivís en la región de Bruselas... y que ayer os dio por poner la RTBF.   Para mear y no echar gota. Para abrir una ventana (considerando el frío que debe hacer por allí) y gritar con el puño alzado: ¡Gilipolleces las justas! ¡Y a ser posible ninguna!

 

Al parecer, a algún geniecillo (mi instinto de becario mal pagado me lleva a esbozar una sonrisa pícara) decidió emitir un reportaje en el que se simulaba la votación por sorpresa de la independencia por parte del parlamento flamenco. Así, a pelo. Sin previo aviso. Imagino a diez millones de belgas escupiendo sus estupendas cervezas ante la pantalla del televisor. Tanto en flamenco como en francés debe haber un equivalente a nuestro “¡Me cago en todo!”. Lo más divertido, la presunta huída de la familia real a Kinshasa. ¿Es que no había otro sitio más cercano y cómodo que el Congo? Mil risas para los republicanos, quizá emitiendo algún que otro simulacro como éste es posible que la familia real afectada haga las maletas y salga por pies.

 

Y es que, por mucho que nos riamos de los asuntos políticos por quítame allá esa ley, o por un “llámame Mari Cruz” del tres al cuarto, hay cosas como la convivencia con las que no hay que jugar. Hace poco, calentando para la cena del master, un compañero de Vitoria comentó jocosamente a otra compañera, ésta en proyecto de ser diplomática, que debería aprender euskera.  Cuando la chica le respondió que España no tenía aun embajada en el País Vasco, el chico remató el chiste con un “Danos tiempo”. Entre risas le comenté que no estaba en el mejor lugar para hacer ese tipo de bromas. Allá por julio, un compañero de la Escuela Complutense de Verano, éste de Colombia, hizo un chistecillo de mal gusto acerca del uso terrorista de los explosivos, y obtuvo la misma respuesta de mi parte.

 

 Por lo menos el vasco no se lo tomó como una amenaza... quizá por ser el doble de grande que este tirillas que firma. Ya lo dijo Eugeni D´Ors:

“Los experimentos con gaseosa”.

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