OPERACIÓN THRESHOLD
Hay pocas actividades tan divertidas como hacer crítica de contenidos televisivos. Fuera de coña. Teniendo la actitud adecuada (algo parecido a “Sé que esto es una mierda, pero lo voy a ver de todos modos...”) y suficiente tiempo libre, todos podemos convertirnos en un crítico de esos que babean bilis y escupen restos humanos mientras gritan de todo a los anónimos responsables de cada sandez que emite la caja lista (si fuese tonta no daría tanta pasta). Por supuesto, si se le hiciese un seguimiento parecido a cada plataforma de emisión de mensajes, ya sean informativos o de entretenimiento, más de un crítico se lo pensaría dos veces antes de poner verde a un programa, película o serie, pero ese culto a la impunidad del que gozan los críticos, ese “usted pensará lo que yo le diga que piense”, ese “Soy Homer Simpson, imposible de ser castigado” es, en el fondo, la razón por la que mola tanto criticar el trabajo ajeno. Eso y que es gratis.
De un tiempo a esta parte, hemos constituido en casa el Comité de Sabios Expertos en Estar Sentados en el Sofá Viendo la Tele[1], lugar donde dormiré una larga temporada si osare meterme con Buffy la cazavampiros. Como no puedo hincarle el diente a esta serie tipo Urotsukidoji, tipo “Hay salmonela en el instituto y por eso todo el alumnado está mutando”, me conformaré con ese intento de hacer un Expediente X que no se parezca demasiado a Expediente X: Operación Threshold o, como he decidido llamarla, “Operación Jarl” (en honor a ese otro esperpento televisivo que fue Chiquito de la Calzada) La serie va de una panda (aunque estos dejaron el instituto hace tiempo... gracias a Dios) que investiga las terribles consecuencias de una señal electromagnética de origen extraterrestre que altera el ADN de los individuos expuestos a ella, lo que provoca una fuerza sobrehumana, si el cuerpo la acepta, o la deformación corporal y la muerte en caso de rechazo. La panda, entre otros freaks, la componen una chica (Carla Gugino) a la que le cortaban la cabeza en Sin City[2], un tipo clavadito al rubio de “La Trinca” (Brent Spiner), un enano muy gracioso y decorativo (Peter Dinklage) y, mi preferido (la referencia al Black Hawk Derribado venía por algo), Brian Van Holt, un cachas con cierto aire a los hermanos De Boer, que interpretó a un cristiano renacido que murió también en la capital somalí.
La alteración genética tiene síntomas como sueños sobre bosques de cristal y un insaciable apetito de proteínas, y da, a lo largo de la serie, divertidas consecuencias, como la infección de todo un pueblo (Allenville... rebautizado a posteriori como Alienville), aunque mi primera impresión, la que queda, la del primer episodio al que quedé expuesto y que me convenció de que me divertiría mucho viendo esta serie, fue la cruenta historia del interno de un psiquiátrico que estaba convencido de que le perseguían los alienígenas... algo bastante común, excepto porque resultó ser verdad. Único. Tremendo.
¿Y por qué me he quedado con lo de Brian “De Boer” Van Holt? Porque se trata de un actor de raza, de los de la vieja escuela... de la vieja escuela del Chuck Norris, porque el chico se esfuerza en parecer expresivo (sobretodo cuando le hablan de su hermano... recientemente infectado) lo intenta una y otra vez, a lo Ed Wood. Con muchísima ilusión. Otra cosa es que lo consiga. En cuanto alguien menciona a su hermano, infectado con ADN mutado y extraterrestre, el chico mira al infinito como si se hubiera tragado un trozo de cartón impregnado con ácido y trata de enarcar las cejas... he dicho “trata”. De ahí que sea gracioso.
Imagino sus sesiones preparatorias “a la americana”, levantando una y otra vez las cejas, a las que le han colgado unas argollas para poder levantar enormes pesas con ellas. El bueno de Frank... de Ronald... de Brian, trata de levantar las cejas tratado de imitar una expresión humanizante y llena de contenido. Lo que le sale es “un Chuck Norris”.
¿Por qué denominar a cualquier gesto inexpresivo “Hacer un Chuck Norris”? joder ¿Hace falta explicarlo? Imaginad cualquier episodio de Walker, el Ranger de Texas. El tipo negro y simpático que siempre le acompaña con su sombrero (el propio... el de Chuck no abandona su cabeza ni cuando se ducha) le suele comunicar cosas del tipo:
- ¡Walker! ¡Tu mujer ha sido secuestrada, violada y asesinada!...
- ... (Walker se queda igual... como si oyese llover algo que en Tejas no es demasiado frecuente)
- ¡Han decapitado su cadáver!
- ... (en un ejemplo de pleno dominio de las técnicas zen Chuck logra NO MOVER ni siquiera un pelo de su barba... y mira que sopla el viento en Tejas)
- ¡Y tras morir han sodomizado los restos con un enorme tronco de origen canadiense! ...
- Ah (hora de ser explresivo... Chuck ha emitido algo parecido a un sonido coherente)
- ¡Lo sabemos porque hemos encontrado hojas de arce cerca del tronco sodomizador!
- Me vengaré (ha costado un montón pero nuestro heroico veterano cazavietnamitas y liberadesaparecidos ha construido una frase... ¡Compremos su libro!)
Espero que el lector sepa perdonar este último lapso, pero se trata de una serie estupenda, de esas que a los dos minutos te convence de que te divertirá verla, aunque sea para contemplar episodio a episodio cómo evoluciona la expresividad Brian Van Holt, cómo Chuck Norris ha creado escuela. Además, como dice Frikipedia, algunos no buscamos otra cosa que demostrar nuestra erudición.
[1] Sí, en ese sofá
[2] La carrera de muchos actores y actrices noveles puede quedar marcada por su muerte o mutilación en sus primeros papeles... si no obsérvese la evolución de Orlando “He venido a dar caña” Bloom desde que se metió una impresionante hostia al caerse de un Black Hawk sobre una plaza marroquí que trataba de parecerse al Mercado de Bakkara
3 comentarios
Golfo -
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Golfo -
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El abuelo -