EL VIGILANTE DE LA CAFETERA
Cuando hice el curso de PROSEGUR nos contaron las posibilidades de promoción de la nobilísima profesión de Vigilante de Seguridad... ¡Serás lo que quieras llegar a ser! ¡Vigilante de primera! ¡Con arma y perro y todo!, ¡Inspector! ¡Instructor! ¡Escolta! ¡Vigilante de Explosivos!... pero nadie (insisto NADIE) me dijo que podría ser ascendido a vigilante, guardia y custodio de una puta cafetera.
No es coña, ahora me explico por qué Mauricio no libra nunca y hace al rededor de cuatrocientas horas al mes... ¡No es que le echen de casa! ¡No es que viva en la instalación que protegemos! ¡No es un huérfano adoptado por PROSEGUR o un combatiente de la Guerra de Vietnam resucitado en el fallido programa Vigilante Universal! Lo que ocurre, sencillamente, es que Murphy (esa comadreja hija de la gran puta) acecha para intervenir a la mínima: Cuando Mauricio se pilla un día libre, en algún lugar de la galaxia suena una señal de alarma, y los hechiceros del Caos preparan un ritual de invocación de demonios de la disformidad.
El tipo que sustituyó a Mauricio era lo que un director de juego de rol con algo de mala leche describiría como “Vigilante de Seguridad Standard”... Tan sólo una frase suya para que os hagáis una idea: “Ese Mauricio debe ser de los de la Primera Promoción: A Esos les regalaron la placa porque ninguno logró hacer las dominadas... ¡Seguro que está gordo!... yo es que he sido fuerte desde siempre (¿Alguien recuerda la frase de Cartman? ¿La de “No estoy gordo, estoy fuertecito”?) . En el fondo no parecía mal tipo: Cuando le contabas lo que había ocurrido allí en los últimos seis meses (más bien poco) siempre se ponía de nuestra parte (¡Nosotros contra ellos, tío: Nosotros contra ellos!).
Un buen tipo. O al menos lo parecía... no, parecía más bien que me hiciese la pelota. Se reconocer esos momentos: En lo político soy indeciso (y eso sólo puede ser bueno en España) para que me hagan la pelota, así que, dando de lado a todos esos halagos (soy tan mal vigilante como periodista o escritor), le expliqué cómo iban la operativa y el servicio, las normas de la cafetera... que no tocase la tele de la Sala de Juntas de los Jefazos... imaginad el resultado.
A parte de retrasarse unos minutos respecto al comienzo del turno (lo pone de los nervios a cualquier vigilante que haga jornadas de doce horas) y media hora respecto al momento en que dijo que llegaría, todo salió bastante normal. AL menos eso era lo que yo pensaba, claro que al tercer día Mauricio resucitó y...
“Golfo, se ha producido un ABUSO DE CAFETERA, y lo he puesto en mi informe”. ¿Abuso de cafetera? Imagino a ese gigantón canoso tirándose a la cafetera e impregnándola de lefazos en plan Nachete Vidal, ¡Confianza traicionada! ¡ADN lechoso por toda la cafetera! ¡Cómo puede alguien ser tan burro! En realidad, la cosa iba de que no cuadraba la cantidad de dinero dejado sobre la mesa del ordenanza de la empresa respecto a los niveles de agua y café... y que había un montón de envoltorios de nata líquida (de origen no humano) en la papelera de la tercera planta junto a decenas de vasos de café... porque hay que ser muy idiota como para tomarte un montón de cafés, no pagarlos y dejar pruebas de tu fechoría en un lugar frecuentado por toda la plantilla del cliente... junto a un par de bolsas de croissants y envoltorios de varias magdalenas.
Para más INRI había escondido una revista de tunning en el buzón de correos de la empresa y se había olvidado un rollo de papel higiénico en la Sala de Juntas... lo primero que pensé es que se la había estado cascando viendo porno en la tele (incluso a mí se me ha pasado por la cabeza alguna vez) pero luego caí en que había hecho el turno de día... y como no se la menease viendo a Curri Valenzuela no sé yo.
“No podemos dejar que nuestra imagen ante el cliente quede emborronada por una manzana podrida –me decía Mauricio (una manzana podrida adicta al café, añadiría yo)- éste es el tipo de cosas que acaban con servicios cojonudos como éste... es más, le ha dicho a la vieja que él nos sustituiría siempre que libráramos... recuerda el himno de los PROSEMarines”:
“De los palacios de Moctezuma
a las Arenas de Trípoli
Vigilando y protegiendo
y ni un café sin pagar”
Se acerca el verano y sueño con un destino guapo, del tipo “Vigilante de piscina privada llena de tías buenas desnudas” o “Vigilante de playa nudista exclusiva para modelos de la revista Playboy”, pero NOOOOOOOO, me toca vigilar la puta cafetera porque un señor decidió hincharse a bollos y dejar pruebas de ello y otro es incapaz de comprender que no soy la niñera de nadie... joder, qué vida. Ardo en deseos de que comience mi curso sobre terrorismo.
6 comentarios
Golfo -
1150S -
FETERA,¡¡ES BUENISIMO!. ESPERO QUE VAYA A MEJOR.
Golfo Bad Boy -
El abuelo -
Yo de ti no bebería ningún café de esa cafetera...
Golfo -
Damian -