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Los gatitos son venenosos

Los gatitos son venenosos Tal y como aparece en esta vieja foto, es posible que Murci me hostie por revelar al mundo (bueno, a los cuatro que leéis este blog) el terrible secreto que él, y sólo él, descubrió hace unos poco años (probablemente en ese año en el que se hizo esta foto... y de echo es muy posible que el momento retratado él ejecutara su represalia por contar esta historia).

Resulta que disfrutábamos de unas hamburguesas completas y unas jarras de cerveza en la Cafetería Rubí de Cuatro Caminos, hace mucho mucho tiempo, celebrando el reciente regreso del que será el Primer Tadjikonauta, de su pueblo... bueno de su pedanía cercana a un pueblo, cuando me fijé en unas feísimas cicatrices negras, como de arañazos, que tenía en la mano y en los dedos. ¿Otra vez vendimiando rosas?, le dije, a lo que él, entristecido como un veterano de la caída de Saigón me respondió un seco No, es algo peor... vamos como si hubiese cogido el último helicóptero que despegaba de la azotea de la embajada yankee.

A continuación le comenté que era una herida fea, que por qué demonios no se la había lavado y vendado, a lo que él, con lágrimas en los ojos comenzó su relato: No me las he podido tratar porque...

LOS GATITOS SON VENENOSOS

Por todos es sabido (decía sollozando) que cuando un gato salvaje muerde a un pájaro, éste muere aunque la dentellada no lo mate...
(tomáos vuestro tiempo para analizar la frase de inicio: Se las trae, se ve que el Tadjikonauta es el homínido del espacio más preparado desde Ham, y es que no me acaba de quedar claro su significado, y eso que han pasado una purriada de años desde esa tarde tan educativa).

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