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Me Cago En Mi Vida

ESTRESANDO AL ESTRESOR

Una vez más, he de dedicar una entrada en este blog al principal obstáculo para llevar una vida cómoda y sencilla. El mayor grano en el culo, el tumor maligno que crece alimentándose de mis tejidos. Vuelvo a hablar de los comerciales y sus estrategias para evitar que vivamos con tranquilidad.

 

Basta que llames a una compañía de telecomunicaciones, como he hecho yo hace un rato, para encontrarse con la última estrategia de confusión del consumidor. La he denominado Estrategia Snatch, por su parecido a la estrategia de negociación que tenían los gitanos irlandeses (la banda de Brad Pitt) en dicha película. La clave para entender la Estrategia Snatch en la completa confusión del consumidor es que al comercial no se le entienda una mierda cuando habla.

 

“L’nformo q’tenems n’ferta n’ampliación d’ su pack-duo q’cduca’díad’hoy pr’cincnt’neve c’noventa euros.

¿Lqda alguna duda, sñor Golfo?”

 

Sí. Tras pedirle que repitiese tres veces entendí la palabra “euros”. Compárese con uno de los momentos estelares del gitano interpretado por Brad Pitt en “Statch, cerdos y diamantes”:

 

“Quierrunacarrvana... ¡Unacarrvana! Amarillmelcotón.

No-é pa’mí... é-pa’mi’mami...”

 

Encima, te piden que no cuelgues porque te van a hacer una encuesta de calidad.

 

Ante semejante atentado a la dignidad y la estabilidad mental del ciudadano consumidor, propongo una acción directa y contundente que disuada a estos enemigos de Dios (el Corán ordena aterrorizarlos, pero estoy convencido que el primer requisito para ser comercial es desconocer el miedo... el miedo al ridículo) Propongo algo más allá de los consejos de los Prosepsicólogos para evadir las tensiones acumuladas (lea la entrada anterior) Propongo...

¡Estresar al estresor!

 

Caso real

(a los seguratas nos encantan los casos reales)

 

Hace unas semanas llamó a mi puerta uno de estos socios de Satán para venderme una conexión a Internet. Vengo a instalarle una conexión a... me decía el incauto comercial, desconocedor de su futuro inmediato (esa es sólo una cosa que desconocen... en realidad desconocen muchas más cosas... cosas como la vergüenza, la dignidad o la honestidad)

 

Deme uno de sus recibos de teléfono y...

 

Hay una cosa que odia todo comercial: Que le den una lección. Vienen a la puerta de tu casa a venderte la burra aunque esté coja. A aprovecharse de ti. Por eso odian que te aproveches de ellos.

 

Chico, la tuya es una oferta muy tentadora

 (pese a los cuernos en la frente y el olor a azufre)

 pero primero voy a llamar a mi operadora de telefonía para ver si les puedo sacar algo.

Dame una tarjeta de visita y, si eso, te llamo yo...

 

*Error 404.

Reinicie el sistema e inténtelo de nuevo

porque a tu procesador no le da la gana de funcionar*

 

El chico se quedó así. Colgado. Como mi ordenador cada veinte minutos. Algo en su disco duro no pudo identificar las palabras que le solté y fue incapaz de procesarla sin soltar un galimatías de gruñidos e incoherencias.

 

-         Eeeeh... yo soy comercial... he venido a instalarte el Internet, no a que le saques regalos a tu operadora de telefonía...

-         ¿Eres comercial y no tienes tarjeta de visita?

-         Sí... sí. Toma...

 

El chico me dio un papelito en el que ponía “Seleccionamos jóvenes para trabajo estable” Supongo que ese flyer era su tarjeta de visita. Uno que le dieron y cuyo texto se creyó. Después agachó las orejas y decidió irse del edificio. Posiblemente en busca de un árbol alto y una cuerda.

 

Ya sabe, querido lector. Sea sincero y asertivo con los comerciales. Cuando le den la mano y le llamen amigo, no les de tiempo a comentarle su interesante oferta inigualable. Dígale que se beberá su sangre y se aprovechará de los mejores años de su vida. No hará ningún mal, sólo le dará un empujoncito para que cambie de vida y se reinserte en la sociedad buscando un trabajo de verdad.

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