LUDOPATÍA Y SEGURIDAD PRIVADA
Entre todos los vicios achacables al gremio de la seguridad privada, me da en la nariz que las tragaperras ocupan un lugar destacado. Sé que es un topicazo, que la mayoría somos personas más o menos normales con un trabajo que no es de persona normal. Gente sensible atrapada en un mundo de malas bestias. Pero lo que en un principio parecía un caso aislado parece de lo más generalizado. El Máquina estuvo enganchado a estas máquinas infernales en su proceso de transición laboral hacia el mismo sector (he querido decir cuando se comió dos añitos de paro por inhabilitación) y era capaz de dejarse 100 pavos al día en una de esas cajas con lucecitas.
Cuando ganaba invitaba a todo el mundo a una ronda.
Cuando ganaba.
Indudablemente la culpa de tanta desgracia humana comienza por el que juega. Quizá luego siga por el dueño del bar que pone allí la máquina (si la desenchufa cuando ve entrar a un chino tenemos veredicto) Pero la oportunidad de negocio va más allá de lo imaginable cuando nos inmiscuimos los gloriosos miembros del sector de la seguridad. Recuerdo a un compañero, auxiliar a tiempo parcial para más señas, que llegó a crear una red de ludópatas para ganar pasta. No se dedicaba al negocio de las tragaperras, ni mucho menos, sino a la construcción (y me pregunto ahora cuál es el impacto de estas máquinas en los obreros del ladrillo) y un día nos llegó con una noticia gloriosa:
¡En la última media hora he ganado 300€!
El cacho cabrón había creado su red con los siguientes pasos:
- Buscó a cuatro ludópatas
- Les dio 100 euros a cada uno
- Les dijo que buscaran buenas máquinas (¡!)
- El acuerdo era, devolverle los 100, y el 50% del resto
Qué cabrón más listo ¿Recordáis el anuncio de Pon tu dinero a trabajar? Pues el colega Servimaximus lo hizo sin pasar por la Bolsa de Madrid. Fue directamente a la bolsa de los barecillos de la capital. Lo mejor es cómo hizo la selección de personal:
"Son muy buenos. Ninguno tiene ya familia, y uno de ellos perdió su negocio, su casa, su familia y su coche por culpa de las máquinas".
Dicho así, esta tragedia humana parece describir el perfil de un soldado del futuro en la película Terminator, pero no deja de llamarme la atención el principio de calidad del ludópata especializado en tragaperras:
"Cuanta más pasta ha perdido más sabe"
Trágico ¿Verdad? Pues hace poco revivimos esta experiencia por culpa de una máquina de vending (de esas con chocolatinas y snacks salados)
Me entró hambre a las tantasde la madriugada y, pese a que la nueva firma de vending y catering que sirve al edificio donde trabajo ha impuesto unos precios que compiten con el Opencor -y digo compiten porque tratan de zanjar quién es capaz de poner los precios más altos-, inserté una cantidad desproporcionada de monedas en esa Gargantúa expendedora de comida y cayó al cajón un Twix. Cuál sería mi sorpresa cuando el marcador de dinero insertado seguía marcando la misma cantidad. Como no podemos aceptar sobornos (dinero) le di otra vez... y otra... y otra... Un trabajador delgado es un trabajador sano. Un segurata delgado es una vergüenza para la profesión.
Entonces mis ojos se encendieron, un hilillo de baba cayó por la comisura de mis labios. Agarré la emisora y dije: “¡V2! ¿Tienes hambre?” Y ante la respuesta afirmativa de mi compañero le añadí: “Pues déjame monedas, que la máquina quiere”.
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