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Me Cago En Mi Vida

EL ARMISTICIO DE ROTENMEYER

EL ARMISTICIO DE ROTENMEYER

Os preguntaréis cómo hemos solventado el estado de guerra fría existente entre la señora que lleva dos años teniendo 38 y un humilde servidor que escribe y calza. Lo normal es que los conflictos entre vigilantes duren minutos, roces tontos que acaban en grandes carcajadas o en un certero golpe en la glotis (Nota para el Hombre-Pene: La glotis está muy alejada de la entrepierna... no tiene nada que ver con el sexo). El caso es que existía una situación de tensión (de las que no tienen nada que ver con el sexo... ¿Golfo en brazos de la mujer madura?) que había que solucionar de una manera rápida, sencilla y eficaz (¿Golfo El Graduado?)

 

¿Cómo en el nombre del Señor iba a desembarazarme (tampoco es ningún término sexual) de esta situación? Tras dos meses de frío silencio y del mantenimiento de una distancia de seguridad, dado que si algo le dije a Caracortada fue que no alterase ningún cuadrante para no afectar a los demás, la situación debía empezar a calentarse (os veo venir...) con una serie de gestos de esos que abren camino al buenrollismo (nada que ver con obscenos movimientos pélvicos). La solución vino de la mano de un millón de años de experiencia humana en relaciones intergenéricas (nada que ver con el sexo... ¡Nada!) básicamente, dar la razón a la hembra.

 

Las arañas, o mejor dicho los araños lo tienen realmente fácil: O le das la razón a esa criatura que es diez veces más grande que tú o te come. También le pasa a los mantas (... es una manera graciosilla de decir las mantis macho) pero no son tan listas. Al fin y al cabo a ella siempre le puede entrar hambre después y...  y volviendo al millón de años de experiencia que tenemos los hombres tratando a las mujeres, creo que fue el sabio Grunt de Cromagnon (aunque los entendidos discuten a machete si no fue Hughñ de Neander) quien inventó la frase clave, la idea-fuerza, que nos permite llegar a un acuerdo con esos seres de voz chillona y grandes-grandes tetas que tanto nos complican la existencia.

 

Lo dicho, nada que ver con el sexo.

 

¿Cuál es la clave? Os preguntaréis al leer esto, queridos compañeros... (¡De hecho hermanos!) poseedores de gónadas.  La clave es diplomática, es empática, y es sencilla. La clave está en saber cuándo soltar la frase:

 

Cariño, tienes razón

 

Tres largos meses me costó descubrirlo (mirad si soy cazurro). Tres largos meses durante los que Caracortada no se convenció de que ya era hora de sacar su puño de mi culo.  Puede parecer una exageración, pero el fist fucking aclara las ideas, porque ésta fue un éxito. ¡Otra astuta jugada de Golfo! ¡Ha restaurado un buen ambiente de trabajo de un sólo golpe! ¡Y encima volverá a poder sentarse en breve!

 

 - Pues no creo que dar la razón a la mujer por defecto lleve a nada, si me lo hace a mí mi pareja le mando a la mierda...

 Sí, cariño, tienes razón  

- Es que esa se la puedes colar a una muchacha de 18 o de 25, pero una mujer no traga con un truco tan sencillo 

Cierto, cariño, tienes razón 

Creo que voy a reformar toda la Teoría General de la Seguridad, voy a lograr que en Las Dos Torres haya por fin dos vigilantes y no uno más uno. Sólo con echarle un cable con el inglés (la señora está estudiando inglés a distancia... ¡Empezando desde cero!... joder, tiene mérito) he logrado que colabore más allá de encargarse de su zona. ¡Merezco el Nóbel de la Colaboración y el buen rollo! ¡O cuando menos el Nóbel al mejor comecocos!

 - Pero este edificio está bajo tu responsabilidad y el otro bajo la mía 

Por supuesto, cariño, tienes razón 

- Jo, es un placer trabajar contigo, pese a que yo sea irónica y tú sarcástico 

Claro, cariño, tienes razón

 Con tiempo y esfuerzo lograré demostrar a todo el mundo que el sarcasmo, al igual que la propaganda, es un gran incomprendido que tiene mucho que aportar al mundo.

 - Pese a que seas un soberbio... 

Claro, croata, tienes razón 

- Así me gusta, es un placer trabajar contigo  

 

Me parezco al tipo de aquel chiste, el que le seguía diciendo cariño a su esposa tras veinticinco años de matrimonio... claro que hacía diez que se había olvidado de su nombre. Muchos diréis que esto es una bajada de pantalones, pero es que no había otra forma de que Caracortada sacase su puño de mi culo... y mi ojete lo agradece. Y si opinas, lector, que me he achantado...

 Sí, tío... tienes razón 

7 comentarios

Golfiaclaración -

Sólo una cosa: Aunque los seguratas tenemos el dicho "Donde no hay jerarquía hay veteranía", la Señorita Rotenmeyer no es mi jefa, sino mi compañera. Una compañera más.

Aclarado esto, espero que también me manipules a mí con tu cara y tu sonrisa.

Golfo -

Ya lo dijo Cohen el Bárbaro en Tiempos Interesantes:

"Peor que los latigazos".

Aberración -

A mí me llaman manipuladora en casa por usar lo de la sonrisa y la cara de boba, pero si es la única forma de que alguien haga su trabajo sin llegar a la violencia, pues sí, soy una manipuladora, qué le vamos a hacer...

Golfo -

Tengo más cosas que contar... he visto cosas que nunca imaginarías.

De todos modos, la mejor opción sigue siendo la botella con cloroformo y el pañuelo.

aberración -

Lo peor es que tienes razón. Pero nuestro método para conseguir que vosotros hagais lo que nosotras queremos es mucho mejor y más simple, y no hay que rebajarse: sonrisita, manos en las caderas, cara de bobita y todo resuelto.

Golfo -

Es un honor recibir tan gloriosas palabras del venerable "Profesor" de nuestra profesion.

Un abrazo, tío, y gracias por escribir. Vuelve pronto.

jose -

ERES UN FRIKI EN TODO REGLA, HAS HECHO QUE UN ICONO MAGNO DEL TARDO-FRANQUISMO MASOQUISTA COMO ERA LA SRTA. ROTTENMAIER FORME PARTE DE LA INDUMENTARIA MAGNUM DE FRIGO DE PROSEGUR, AH Y MÁS VALE TOREAR QUE TE CORNEEN, HASTA LA PROXIMA