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Me Cago En Mi Vida

LA EDAD DE HIELO

LA EDAD DE HIELO  

Tengo que retirar los carámbanos de mi nariz para poder escribir esto sobre un teclado helado debido a una situación que me tiene hasta las narices. Odio, y siempre he odiado a quienes se quejan de los inquilinos y de las duras condiciones que, al parecer tienen que soportar los que ponen en alquiler una vivienda de su propiedad. ¡Pobrecillos! ¡Tienen que arriesgar su patrimonio para poder comer! Y los malvados arrendatarios quieren aprovecharse de ellos porque el malvado gobierno protege a quienes no tienen un techo propio, pese a La Constitución dice que tienen derecho a ello.

Sí. Seguro que en mi situación tú también querrías tener un arma de fuego a mano.

Es enero. Hace frío, y yo no tengo calefacción ni agua caliente. Hace un año que no tengo sillas, y gracias a una amiga, pude cambiar el sofá de tortura que nuestro casero nos encasquetó (una verdadera máquina de romper espaldas) por otro más cómodo, y una tele ridícula (debía ser japonesa por lo pequeña que era) por otra que le sobraba la chica. Hace más de un año que hay problemas en casa para recibir visitas porque nuestras sillas se jodieron. Se desarmaron, sencillamente. Más de una no soportó el peso del gordo-gordo culo del Gurú... otra petó porque tenía encima el culito peso-pluma de Baby. El caso es que, cuando vienen a casa familiares de Baby o de Murci, alguno tiene que comer sentado en el puto suelo.

Sí, como otro propietario de vivienda en alquiler se queje de sus penosas condiciones me lo cargo a hostias.

Aquí, en mi exilio siberiano, trato de arreglar unas putas persianas llenas de mierda que tienen más años que el mayor de mis sobrinos (que en verano cumple su primera década... Ooooh verano. Calor...) Mientras trato de hacer funcionar el sencillo mecanismo, deseo estar en el jodido desierto del Sahara. A ser posible de día, porque si anochece no voy a notar la diferencia.

¿Cómo? ¿Que no puedo recibir ayudas al alquiler ni desgravaciones fiscales porque El Hijoputa no ha depositado la fianza en el IVIMA? ¡Qué majo! ¿No? ¡Me gustaría comprobar cómo reacciona al efecto de los explosivos!

Cada vez que nos quejamos al casero, a ese munipa corrupto y explotador que tira por el WC cada céntimo que ingresa, porque si no, no me explico que alguien que tiene más de una casa en Madrid, otra en Extremadura, una tienda de bicicletas y yo qué sé que más, no llegue a fin de mes; nos dice que no tiene pasta, que en el contrato viene especificado que ese es nuestro problema o, sencillamente, que no le sale de los cojones. Cada vez que les digo a mis compañeros de piso que le denunciemos, o que nos agenciemos un mortero de 81mm y bombardeemos la casa de su puta madre, me dicen que no es para tanto. ¡Ese flipado de Golfo! ¡Descuídate y te monta una guerrilla en Carabanchel Bajo! Pero cuando hay problemas, me vienen con que hable yo con el casero, que mejor que lo solucione yo.

Cualquier día, chicas y chicos, me saco el carnet de conducir, me compro ropa de cuero, agarro a Verdi y me echo a la carretera a asaltar a los viajeros y a robarles gasolina... ¡Mad Golfo Max!

Poco antes de verano hubo una revisión de Gas Natural. La caldera estaba bien, sólo una filtración de agua en el manómetro. Sustituirlo costaba unos 40 pavos; pero Pepe Gotera, por ahorrárselos, trató de arreglarlo y se lo cargó. Seis meses de sobrepresión después, en una caldera con diez años, la cosa se jodió. Ahora es invierno. Hace un frío de cojones. No tenemos calefacción ni agua caliente, y la avería de 40 pavos ha subido a 400 por culpa de no sé qué válvula. Al corrupto le han dicho que lo mejor es que sustituya la caldera por otra nueva, de 1000 pavos. ¿Sabéis con qué ha saltado ahora? ¡Con que tenemos que pagar la mitad! ¿Sabéis qué me dice el trío maravilla con el que comparto el frío techo lleno de carámbanos? ¡Que hable yo con el casero!

Eso, sabiendo que Simo Häyhä no necesitaba calor artificial para enseñarle a los soviéticos que no eran bienvenidos en Finlandia.

¡Y una puta mierda!

¡Bienvenidos a la edad de hielo!

¡Bienvenidos a la supervivencia urbana!

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