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Me Cago En Mi Vida

EL CULO DE DIOS

EL CULO DE DIOS

En momentos como éste, sobretodo cuando acaba de llamarme Neddy para comunicarme lo mucho que me echa de menos, y que mi cheque ya está listo, es cuando me recreo en el paisaje que veía todos los días en Júbilo. La Barby merece un post a parte (más que nada porque no conviene soliviantar a un wookie –me refiero a su enorme novio-), por lo que me detendré en la musa que me ha alegrado las mañanas de los últimos tres meses provocando que mi escritorio se elevase al menos 45º. 

Sí, podría hablar de tooodas las tías buenas que hay en esa oficina (¡Un abrazo para el jefe de personal! ¡Viva su buen gusto! ¿Cómo coño es que me cogieron a mí?), todas las de Publicidad (una facultad donde deben exigir buena presencia. ¿Alguien conoce a alguna mujer dedicada a la Publicidad que sea fea?), podría detenerme en el día que llegué tarde a la redacción pero no me echaron la bronca porque entré justo detrás de la jefa... (de echo entré justo detrás del culo de la jefa, al que había estado siguiendo desde la boca del metro moviendo la cabeza rítmicamente de izquierda a derecha y escuchando tambores en mi cabeza tan-tarán, tan-tarán, tan-tarán...). 

No, me voy a quedar con culo estupendo (y dicho así suena mucho mejor), el redondo, respingón y firme objeto de deseo que he tenido en mi campo de visión a diario, de nueve a dos (bueno... de nueve y cuarto a dos menos cuarto... los ratos que bajaba a fumar se cuentan a parte) cada vez que apartaba la cara del monitor del ordenador... bueno, en realidad no miraba tanto al ordenador... Si Dios tiene culo, queda claro que debe ser algo muy parecido a lo de esta chica. ¡Qué coño! ¡Intertextualicemos a Chuck Palahniuk

Cuesta un montón reconocer a Mona solamente por su cabeza y el montón de cadenas que lleva al rededor del cuello. Es mejor que no te pillen mirando, pero tiene el vello púbico afeitado. Vistas desde delante, sus caderas son dos paréntesis perfectos con una V afeitada entre ambos. Desde un lado, sus pechos parecen proyectarse hacia fuera e intentar tocar a la gente con los pezones rosados. Desde detrás, su zona lumbar se divide entre sus dos nalgas firmes, y yo estoy contando cuatro, contando cinco, contando seis... (“Nana”, Palahniuk, Chuck) 

 

Así es, no encuentro palabras para describir esa obra de escultura blanda, esa masa redondeada y sobresaliente, más cómoda que mil canapés de IKEA. Aun me veo como cada mañana antes de imprimir el boletín para que lo corrijan las jefas de redacción, insertándome en su ranura para... bueno, en realidad era la ranura de su impresora... y lo que insertaba eran folios... pero qué coño, todos sabemos diferenciar claramente entre lo que pasa realmente y lo que nos imaginamos que pasa. 

 

Mona, esa misma noche, Zarzamora, y los dos músculos de su espalda, la forma en que se dividían en las dos mitades firmes y cremosas de su culo, y yo cuento uno, cuento dos, cuento tres...(“Nana”, Palahniuk, Chuck) 

 

En mi último día se me sentó al lado el tipo que reponía la máquina de café y me empezó a hablar, de repente y sin venir a cuento, de teorías de la conspiración.  Estaba convencido de que, en breve, una plaga destruiría la civilización tal y como la conocemos... y no era el único de la plantilla que tenía creencias apocalípticas (lo que en Neddy es muy normal: Joder, el Apocalipsis de San Juan viene en la Biblia)... el caso es que el día que empezó a hablar conmigo, comenzó por un lugar común: Las pedazo de tías de la oficina. ¿Y en quién se fue a fijar? ¡Jo! –decía- mira qué maja es esa chica... ¡Y qué culo! ... su reacción es normal: Yo a diario siempre miro en la misma dirección. 

(Ahora me intertextualizo a mí mismo, que para eso soy escritor) Lo segundo que hago, nada más escaquearme de hablar con el Gran Jefe, es mirar (disimuladamente y tratando de no romperme el cuello) el culo de una macizorra de la sección financiera ¡Madreeeeerl! ¡Encima iba vestida con uno de esos pantalones blancos semitransparentes, de éstos que hay que ponerse con un calzador (mirad la imagen e imaginadlo semitransparente) … Golfo alzó su testa coronada por una enmarañada cornamenta de doce puntas , miró hacia las copas de los árboles, y bramó: ¡¡¡OHUEEEEEEEEEEEHHH!!! [...] (la asociación de las posaderas de “culo estupendo” con el chocolate con leche suizo es meramente accidental).  

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