Cómo combatir el aburrimiento: El Cuesco Perfecto
En Jarhead, Anthony Swofford describía cómo se combatía el aburrimiento durante la Operación Escudo del Desierto... 90% masturbación + 10% celos por una novia que está a decenas de miles de kilómetros. Poco que ver con lo que nos contaba el Dr. Pizarroso en Das Bunker (trasatlánticos rebosantes de alcohol y putas). Hago turnos de noche de doce horas como segurata: Ni alcohol, ni putas, ni barcos y muy pocas ganas de que a las ocho de la mañana me llame mi coordinador de servicios cabreado porque el jefe de recurso humanos o un inspector acaba de ver una cinta de vídeo grabada la noche anterior, para decirme que me van a trasladar a cracktown por pajillero e impúdico.
No se puede fumar, ni beber, ni comer, ni dormir, ni ver la tele, ni oír la radio, ni hacer un uso indebido del teléfono o los ordenadores... vamos una putada. Ya conté hace tiempo que lo de contar baldosas parecía mala idea (sólo de pensar que tendría que invertir mi tiempo libre en evaluaciones psicológicas me da algo), pero he ideado algo... un entretenimiento sano (más sano que higiénico) que, además, mantiene en forma el organismo: La búsqueda del Santo Grial... El Cuesco Perfecto.
El Cuesco perfecto debe ser una precisa mezcla de sonido y consistencia (pero no debe pesar dentro de los pantalones una vez expulsado... eso sería embarazoso). La rítmica contracción del esfínter, aprovechando que se sale a tomar el aire para evitar la somnolencia, da la oportunidad de experimentar sobre la expulsión de gases de ésos que harían vomitar a una cabra. Otro lugar perfecto para ensayar los disparos tienen que ver con el transporte público a primera hora de la mañana.
Cuando vas a un curro de esos de nueve a cinco (y en mi caso de nueve a dos) te tienes que encontrar con una de las peores situaciones posibles en una gran ciudad. Transporte público, hora punta, la gente va al trabajo... me siento como una sardina enlatada, hallando por fin una definición gráfica perfecta del concepto embutido, cuando algo en mi interior se revela... probablemente consecuencia de mezclar café con cigarrillos nada más despertar. Los cuatro tipos sudorosos (da igual que se hayan duchado hace veinte minutos) incluyendo el hippie de la mochila que con cada movimiento de su respiración me impide leer con comodidad un libro de Terry Pratchet, me infunden una sensación de odio sicótico que me llama a la venganza.
La parte de mi cuerpo que pierde su nombre al acabar la espada se convulsiona y... ¡Bingo! Me molesta menos cuando reconozco en el aire mi propia marca. Después, siguiendo el Golfomanual para situaciones divertidas, miro a mi alrededor con los ojos entrecerrados expresando a cualquier observador un claro ¿Quién habrá sido el bastardo que...? Generalmente funciona. Incluso, si la cantidad de gente en el vagón lo permite, me permito el lujo de moverme y cambiar de posición para lograr una mayor dispersión del gas nocivo... Alí el Químico decía que funcionaba... y a decenas de viajeros del metro se les pone la cara verde atestiguando su veracidad.
Hace unos días, de camino a la redacción, un grupo de chicas y chicos que iba a Ciudad Universitaria se lo tomó con humor. ¡Anda! ¡Alguien se ha ido despidiéndose!... esa frase era para mí, lo que un traje de guillie para un francotirador. Otro día un tipo, víctima de este ataque químico, se bajó del metro en una parada que no era la suya, y al poco de salir vomitó. Una extraña sensación recorrió mi cuerpo, es como ese sádico placer que siente un sniper tras acertarle a un oficial norcoreano en un ojo a mil quinientos metros de distancia... otra vez Jarhead: Un sólo disparo... ¡Perfecto!
El jefazo me ha invitado hoy a comer y, como en la redacción, trato de no gasear a los compañeros. Tampoco me apetece mancillar unos cuartos de baño tan cojonudos: El otro día encendí la luz del lavabo, en lugar de la del techo, y el reflejo de esa luz débil en el chorro brillante de mi meada sobrecargada de RedBull creó un arcoiris en la pared del urinario... si no es el mejor cuarto de baño del mundo, o necesito dormir más o el moderno acababa de usarlo y no había tirado de la cadena. Por lo tanto, en base a las parrafadas tántricas de Sánchez Dragó, he ideado una forma de no parecer un cerdo de granja... la llamo El Intrapedo. Si hay gente que puede eyacular hacia dentro, yo puedo reconducir mis efluvios malolientes para quedar como un rey de la higiene y los modales. ¡Gracias sean dadas a la Ley Anti-tabaco! ¡La excusa de salir a la calle a fumar me permite soltar a la atmósfera estos gases y no estallar en mitad de la redacción creando una nube expansiva de sangre y mal olor.
8 comentarios
Golfo -
Hawi -
que cuando lo enganxeee, lo via enganxar bien enganxau...
dile dile dile
CHRISTIAAAAN!! ANDA QUE?
que no te xivaste eh? de mi cara...y que no ibas tu conmigu eh??
HIJO PUTA!!! DROGADICTO DE MIERDA QUE TE COMISTE 10 PASTILLAS EN UNA NOXE!! 10 pastillones, y no me diste ni media...no me diste ni media...
DROGADICTO!! DESGRACIAO...DROGADICTO!! CAAAABRON!!!
SI! EL CHUCKY DE CIEZA CUANDO QUIERAS BAJAS A BUSCARME. Pues no tengo yo que enganxarte por la banda...te xivaste a mi madre..te xivaste a la gua..ya veras..mae mia cuando te coja...
Golfo -
Damian -
Golfo -
Respecto a tu "Bilboxcursión", a falta de mujeres no debe faltaros cerveza... siempre podréis aprovechar para hacer un concurso de eructos o algo por el estilo.
Cuídate y disfruta de esa bella ciudad, y de las bellas de esa bella ciudad.
Damian -
buf, yo pasado mañana me voy a Bilbao a una feria de la maquina-herramienta. nos vamos todo el departamento de fabricacion mecanica (nº de chicas : 0 )vamos que va a ser un puto campo de nabos..y en el bus (en el que vamos a estar sobre 10 horas)no creo que se vaya a cortar nadie en echar cuesquillos...ya os contare la aventura..
un saludo!!!
Golfo (haciendo como que trabajo) -
Eiro -