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GTA Carabanchel (III): La Avenida de los Francotiradores

GTA Carabanchel (III): La Avenida de los Francotiradores Las Guerras las perdemos todos, eso ess evidente, y todavía me traumatiza pensar en todo el odio acumulado que debió haber en ciudades como Sarajevo, como para que vecinos de toda la vida se apostaran en ventanas y tejados para acribillar a los que pasaban a comprar el pan. Convertirse por unos días en "Petko Snipervic" puede ser divertido, pero recordemos que cuando no se trata de un juego carece de toda gracia.
Me pongo así de sensible porque tengo falta de sueño, porque si ya arrastraba cierto insomnio desde la adolescencia, los sucesos de los últimos días en mi calle me han puesto un pelín más violento de lo normal:

Unos niñatos, de esos de 18 años, con una moto de licencia municipal, pasan por el barrio con los tubos de escape trucados para que suene más fuerte. Uno de ellos se ha echado novia en mi calle, y llegan a pasar a las diez, a las once... incluso a las dos menos cuarto de la mañana. Otros amigos tiene problemas con los botellones, pero no se trata de jóvenes españoles de veinte años, sino de sudamericanos de cuatrenta... gentuza, vamos.

Pues nos hemos organizado, y convertimos en los dos últimos días el barrio en "nuestro pequeño Sarajevo", "La Avenida de los Francotiradores". Les hemos lanzado pipas, bolas de plastilina... pero lo mio ha funcionado: Para bajar los humos a esos crios he inventado un cóctel que denomino "El Silenciador", quizá inspirado por los soldaditos de plástico de Saddam Hussein que le compré hace unos días a los chinos.

QUE EMPIECE LA GUERRA QUÍMICA:
Se coje un tupper y se llena hasta la mitad con agua.
Se añade aceite quemado de la freidora
Un chorrito de vinagre del que compraron Emo y Dancho en Noviembre
Una cucharada de azucar, que al disolverse hace que el mejunje se pegue a la ropa
¡Ahora a aliñar niñatos!

El primer aliñado no ha vuelto a pasar los últimos dos días, seguro que cuando volvió a casa su madre le preguntó si venía de comer ensalada.

Al segundo lo cazamos anoche, y estuvo media hora parado en la calle a ver si veía al francotirador... volvió a pasar más lento, y luego no ha vuelto... por lo menos le habrá entrado paranoia ¿Qué tiene 18 años, carece de cultira y se mueve en un biciclo motorizado y muy ruidoso? Pues alguien incapaz de deletrear Sarajevo. Lo raro es que fui el único de la calle que no le oyó gritar ¡HIJO DE PUTA!... mi único miedo: Los daños colaterales. No hemos puesto hilo de pesca o cuerdas de piano atadas a las farolas, ni sembrado la calzada de chinchetas porque por ahí pasa gente normal, y no es decente joderle el coche a un hombre... no señor.

Las señoras más mayores tienen algo de miedo, pero los viejos del bariro dicen que no volverá... y si no, que se entere que hay vecinos comprando lejía y amoniaco para la próxima pasada, y si llegasen a responder éstoy localizando una tienda de productos para fontanería: podría lanzar ácido sufúrico diluido.

Claro, los vecinos más mayores habían llamado a los municipales hace días, pero les decían que sólo tenían dos coches para todo el distrito (¡cuatro policías para 500000 habitantes!). No es problema: La Milicia de Carabanchel se ha levantado en armas (bueno en baldes de aliño para ensalada), y esos niñatos tendrán que pasar caminando, o dar un rodeo... o comprar mucho detergente para ropa de color. Pa chulos nosotros.

Está claro que me hago mayor, hace unos años era yo el niñato al que baldeaban y ahora sólo me faltan las canas, porque la mala leche y el pantalón corto de señor mayor ya los tengo.

Como dicen los Rangers: Hu-aa!

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