El Ceniciento
Hace unos días he vuelto a ver una película que me enganchó en mi infancia: El Ceniciento, de Jerry Lewis, una particular versión del cuento de "La Cenicienta", en la que la pobrecita persona subyugada por su madrastra no es otra que el bueno de Jerry. Debí verla miles de veces cuando tenía cuatro o cinco años, cautivado por las muecas del genial actor y sin entender ni papa del argumento. De ahí mi curiosidad de volver a verla años después, y mi sorpresa al comprender de qué iba...
Tras todas las vidas desgraciadas que provocó el cuento de la Cenicienta a las mujeres (que esperaron a su Príncipe Azul) y a sus maridos (que fueron considerados por ellas como una segunda opción), El Presidente de la Junta de Directores de todos los Hados Padrinos, La Sociedad para Evitar que se Distorsione la Verdad en los Cuentos de Hadas, y El Comité para la Conservación de la Cordura de los Hombres Casados, se reunieron en junta y decidieron que había que subsanar el error histórico de adjudicar a una mujer el mérito de lograr que Cenicienta lograse cazar al Príncipe Azul, y de paso, demostrar que un tipo como Lelo (un nombre que le viene al dedillo al personaje de Jerry Lewis), que no es alto, ni guapo... ni siquiera inteligente, logre conquistar a una preciosidad como Anna Maia Alberghetti (La princesa del Gran Ducado de Moravia).
Coincido con los foreros admiradores de esta película de 1960 en que la secuencia en la que Lelo le enciende un cigarro a su hermanastro Maximilian (Robert Hutton) es una auténtica genialidad... de hecho toda la secuencia de la cena es desternillante, cuando su madrastra y los hermanastros tratan de ser simpáticos con Lelo y éste aparece para anunciar que la cena está lista no tiene desperdicio, pero hay detalles de esta película que podrían explicar mi actual comportamiento... quizá a través de un psiquiatra especializado. Os dejo ahí algunas frases gloriosas:
- "Las Mujeres son como los rusos... creen haberlo inventado todo" (¿1960?... cómo echo de menos la Guerra Fría...)
- "¿Cómo ha entrado aquí?; yo soy gente puedo entrar en cualquier parte [...] como una bombilla, el otro día estuve hablando con Tommy Edison acerca de ello..."
- "Yo personalmente me encargué del caso de Cenicienta [...] las periodistas de la época escribieron la historia, así que naturalmente atribuyeron mi magia a una mujer"
- "Así que usted se encargó de su caso (del de Cenicienta)... ¿Por qué no se sienta? se sentirá mucho mejor..."
- "Verás, yo trabajo para pagarme la universidad... vendo zapatos..." (Es como Al Bundy -"Matrimonio con Hijos"- convertido en Princesa...)
Lo más divertido de todo es que no había advertido hasta ahora (tenía apenas cuatro añitos la primera vez que vi la película... y entre cuatro y cinco las siguientes mil veces) es en la pluma que tenía Jerry Lewis (probablemente por la enorme cantidad de muecas que hace a lo largo de la peli), sólo eclipsada por el auténtico penacho de jefe indio que arrastra Ed Wynn (el Hado Padrino), lo que en absoluto le resta esplendor a la cinta. Probablemente esto se deba a sus orígenes como actores, más que nada por la forma de declamar...
En resumidas cuentas, una película memorable que os recomiendo sinceramente. No puedo dejar de destacar su banda sonora, y la cautivadora de belleza de Anna Maia Alberghetti disfrazada de vendedora de zapatos (vestida de rojo... una Princesa Roja...) sí, la Guerra Fría era cojonuda.
Tras todas las vidas desgraciadas que provocó el cuento de la Cenicienta a las mujeres (que esperaron a su Príncipe Azul) y a sus maridos (que fueron considerados por ellas como una segunda opción), El Presidente de la Junta de Directores de todos los Hados Padrinos, La Sociedad para Evitar que se Distorsione la Verdad en los Cuentos de Hadas, y El Comité para la Conservación de la Cordura de los Hombres Casados, se reunieron en junta y decidieron que había que subsanar el error histórico de adjudicar a una mujer el mérito de lograr que Cenicienta lograse cazar al Príncipe Azul, y de paso, demostrar que un tipo como Lelo (un nombre que le viene al dedillo al personaje de Jerry Lewis), que no es alto, ni guapo... ni siquiera inteligente, logre conquistar a una preciosidad como Anna Maia Alberghetti (La princesa del Gran Ducado de Moravia).
Coincido con los foreros admiradores de esta película de 1960 en que la secuencia en la que Lelo le enciende un cigarro a su hermanastro Maximilian (Robert Hutton) es una auténtica genialidad... de hecho toda la secuencia de la cena es desternillante, cuando su madrastra y los hermanastros tratan de ser simpáticos con Lelo y éste aparece para anunciar que la cena está lista no tiene desperdicio, pero hay detalles de esta película que podrían explicar mi actual comportamiento... quizá a través de un psiquiatra especializado. Os dejo ahí algunas frases gloriosas:
- "Las Mujeres son como los rusos... creen haberlo inventado todo" (¿1960?... cómo echo de menos la Guerra Fría...)
- "¿Cómo ha entrado aquí?; yo soy gente puedo entrar en cualquier parte [...] como una bombilla, el otro día estuve hablando con Tommy Edison acerca de ello..."
- "Yo personalmente me encargué del caso de Cenicienta [...] las periodistas de la época escribieron la historia, así que naturalmente atribuyeron mi magia a una mujer"
- "Así que usted se encargó de su caso (del de Cenicienta)... ¿Por qué no se sienta? se sentirá mucho mejor..."
- "Verás, yo trabajo para pagarme la universidad... vendo zapatos..." (Es como Al Bundy -"Matrimonio con Hijos"- convertido en Princesa...)
Lo más divertido de todo es que no había advertido hasta ahora (tenía apenas cuatro añitos la primera vez que vi la película... y entre cuatro y cinco las siguientes mil veces) es en la pluma que tenía Jerry Lewis (probablemente por la enorme cantidad de muecas que hace a lo largo de la peli), sólo eclipsada por el auténtico penacho de jefe indio que arrastra Ed Wynn (el Hado Padrino), lo que en absoluto le resta esplendor a la cinta. Probablemente esto se deba a sus orígenes como actores, más que nada por la forma de declamar...
En resumidas cuentas, una película memorable que os recomiendo sinceramente. No puedo dejar de destacar su banda sonora, y la cautivadora de belleza de Anna Maia Alberghetti disfrazada de vendedora de zapatos (vestida de rojo... una Princesa Roja...) sí, la Guerra Fría era cojonuda.
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