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Me Cago En Mi Vida

NEXT TRAIN TO MÁLAGA

NEXT TRAIN TO MÁLAGA

 

Debió ser hace cosa de un año que el señor Nick Cave decidió pasar por España en su gira. Para variar, me vi arrastrado por las ganas de Baby de viajar detrás de ese señor de bigote para hacer turismo de concierto. Descartado Tenerife por cuestiones de precio y particularidades que sólo entenderían los muy fanáticos de este rockero, el destino elegido para ir al concierto fue Málaga. Nuestro amigo JL se apuntó (y de paso nos devolvía la visita) y para aderezar Murci se vino en plan hooligan. Con ánimo de emborracharse y sin entrada.

 

My name is Cave

El primer detalle divertido fue previo al viaje. Enseñar a JL las particularidades de mi barrio para que, la volver a Bruselas, pudiese decir eso de “He estado en Oporto, Madrid” (no en Madrid, España ni en Oporto, Portugal...) Las exquisiteces del Miguel hicieron las delicias de este gran belga, que apenas se inmutó cuando Murci empezó a insistir en si era de Flandes o de Valonia (Eh boy, belgium means belgium) La velada estuvo completada con mi amigo Hoon, un chaval coreano que había venido ese año a estudiar a Madrid.

Belgas, coreanos, españoles (incluyendo al innombrable murciano) y búlgaros unidos por el submarino de Miguel (me refiero al cóctel de cerveza con Jack Daniels) y los celebérrimos huevos rotos.

 

Welcome to Beirut... (Sorry it’s Málaga)

Aun recuerdo la impresión de salir de Barajas (T-4) y llegar al postmoderno aeropuerto de Bruselas. En esta ocasión ocurrió a la inversa. Viajar de Madrid a Málaga en avión es una experiencia opuesta. De hecho, si hubiésemos cruzado una frontera internacional me habría sentido orgulloso de ser español.

Todo tirado por los suelos, desorganización total y guardias con bigote, conformaban la decoración del aeropuerto malagueño (y la ciudad es bonita... pero el aeropuerto) La situación sólo se vio alegrada por el encuentro con un compañero que me indicó cómo llegar a la estación de cercanías:

“Tire utté tó recto y cuuuuando shegue al aparcamento, giiire a la isquierda donde encontrará un puente u pasarela que le condusirá a lastasión”

 

Next train to Málaga...

Primer impacto: Andén en dirección al centro de la ciudad. Miro a mi alrededor y no veo más que Fritzs y Heathers, que Klauses y Fionas... Miro al cielo angustiado y logro componer una frase en mi devaluado inglés:

SOMEBODY SPEAKS MY LANGUAGE??? SOMEBODY SPEAKS SPANISH???

Y es que todo comunicador tiende a desconfiar de los carteles cuando necesita una indicación, pese al tópico de que los heterosexuales no preguntamos cuando nos perdemos... Lo de la megafonía fue peor. Fue la tortura psicológica anexa a cuarenta minutos de espera (¿Cada cuándo sale un tren en Málaga?) Una voz de pesadilla... ¡Dos voces! ¡Como las de las pesadillas de Freddy Krueger! ¡Como para llorar acurrucado en una esquina repitiendo el mantra de la RENFE en Málaga:

 

Next train to Málaga, Don’t stop in Plaza Mayor...

Next train to Málaga, Don’t stop in Plaza Mayor...

Next train to Málaga, Don’t stop in Plaza Mayor...

Next train to Málaga, Don’t stop in Plaza Mayor...

Next train to Málaga, Don’t stop in Plaza Mayor...

Next train to Málaga, Don’t stop in Plaza Mayor...

Next train to Málaga, Don’t stop in Plaza Mayor...

Next train to Málaga, Don’t stop in Plaza Mayor...

Next train to Málaga, Don’t stop in Plaza Mayor...

Next train to Málaga, Don’t stop in Plaza Mayor...

Digamos que la voz azul tenía un tonito irritante de profesora de jardín de infancia, mientras que la voz roja era el vocalista de Deicide.

 

An Idiot-proof country

(NOTA: El origen de esta expresión está en la pregunta que me hizo JL sobre qué hacer si se perdía.

Le dije que siguiera los carteles, dado que España es un país muy bien señalizado...

de hecho es un país a prueba de idiotas)

 

Sobre el viaje de Murci, sólo diré que ejerció de guía por haber llegado varias horas antes que nosotros. Él vino en autobús (o como diría él nautobú) y pasó largas y solitarias horas comiendo churros con chocolate en la peor cafetería del centro de Málaga. Después, cuando nos bajamos del tren nos indicó de manera genial dónde se encontraba el hotel: Zigue po’ el río hacia er norte...

¿Dónde está el río? ¿Dónde está el norte? Porque por río podríamos entender una especie de canal a lo Terminator 2 que cruzaba la ciudad y que identificábamos en el plano como una gran línea azul... además, a los lados, cada cierta distancia tenía unos agujeritos de los que brotaba agua, así que interpreté que estaban llenándolo y que, ya por la tarde, sería un río de los de verdad. Lo del norte lo acerté a la primera... vi el dibujito del mar y los barcos en los carteles y me dirigí en la dirección opuesta.

Más tarde le usamos como sabueso en busca de restaurantes abiertos (Smell! Smell!) Le tocó compartir habitación con JL (pobre belga) Se intoxicó... ¡Y nos esperó en la puerta del teatro como una buena mascota hasta que terminó el concierto!

 

Welcome to Closedcor

Mi impresión final de Málaga es que, por alguna misteriosa razón, no quieren turistas. Recorrer la zona de la Malagueta en busca de restaurantes o bares abiertos a las doce y media del mediodía (el belga ya tenía hambre) y no ver nada abierto. La cosa llegaba a tal punto que la cadena de supermercados OPENCOR en Málaga se llama COLSEDCOR.

Recordé los topicazos que nos soltaban en clase de Sociología sobre el fracaso (¿?) de la Isla de la Cartuja como Parque Tecnológico al leer sobre los proyectos de transformar Málaga en el Silicon Valley europeo... ¡Pero si no son capaces de abrir las cocinas en horario centroeuropeo!

Le preguntamos a un colega nativo, taxista él (uno que no se quejaba de lo deprimida que estaba su ciudad... ¡Y mirad que Málaga es una ciudad bonita!) y nos resolvió la duda sentenciando que en Málaga se come a partir de las 14:30. Con dos cojones.

Sólo decir que a la vuela, en el aeropuerto, me ofrecí en plan ONG a indicar a los extranjeros las direcciones ante al actitud de los taxistas de “Etto’é‘Paññia, auín hablamo apañó...”

Eso sí, comer se comía muy bien cuando encontrábamos un lugar abierto. A ser posible un lugar típico andaluz, con sus albondigones, sus supertortillas rellenas, su ensaladilla (totalmente libre de salmonela) y su típico vino dulce. Y los camareros se lo curraban a tope. ¡Bien por Curro!

2 comentarios

UGG Nightfall -

The fire is the test of gold; adversity of strong men.

Golfo -

Ahora que lo pienso...

¡Me he saltado un pedazo de viaje a Bulgaria de hace algunos años!