EL TRENECITO
La vida de Murci ha cambiado desde que se ha integrado en el mundo de la seguridad privada. A parte de tener que hacer un mogollón de rondas, de guardias en obras vacías y, por alguna desconocida razón, custodiar unos valiosísimos cuadros antes de una subasta (¡Con dos cojones! Respondió un compañero al que se lo comenté), hace poco descubrió su servicio predilecto: Acompañar al técnico que repara cajeros automáticos. Durante unas horas, nuestro amigo se sentó en el asiento del acompañante del coche del técnico, unos minutos de pie junto a él, y varias horas más en un bar hinchándose a cerveza... conociendo al personal con el que trabaja... haciendo amigos. Mientras me contaba estas andanzas, me confesó esta nueva historia, que pasará a los anales de este blog como nueva Crónica Murciana:
Quien más y quien menos recordará aquella crónica murciana en la que nuestro insigne protagonista suspiraba por la esposa de un mafiosete (digamos el dueño de varias discotecas). Esa amiga que se acostaba sobre el lecho de Murci (de hecho sobre el propio Murci) con el sencillo objetivo de echarse unas risas y comprobar la capacidad de nuestro niño de verdad para controlar sus erecciones.
Pues resulta que esta chica, toda una inversión en silicona por parte de su señora madre, mantenida al parecer en su Venezuela natal por las remesas de divisas que la chica sacaba a su marido, ha cambiado al mafioso de tres al cuarto por un borjamari más normalito... al fin y al cabo, seguirá teniendo acceso a coches de alta cilindrada y la relación le permitirá mantener su alto nivel de vida. Sin embargo, tanto la chica como su retorcido sentido del humor, decidieron invitar a su casa[1] al bueno del murciano con la excusa de “arreglar su ordenador”. Algo que nuestro Murci debió interpretar como “Arreglarle el ordenador y luego desatascarle las cañerías”.
Le dejó la rubia caribeña en el salón mientras hacía como que limpiaba la casa (y nadie explicó al chico qué herramienta de limpieza doméstica emite un característico zumbido), y le propuso que viese la televisión en su ausencia. ¡Pobrecillo! Nada más apretar el botón del mando a distancia vio ante sus ojos cómo se desarrollaba una secuencia de una película porno con el volumen a toda hostia (¿Qué herramienta de limpieza doméstica emite un sonido parecido a una carcajada?). En defensa de una imagen pública compuesta de decencia y honor, el bueno de Murci cambió de canal...
PORNO
Varias veces...
PORNO
PORNO
PORNO
¿Es que esta chica no ve telenovelas o qué? Cualquiera que fuese el canal seleccionado, lo único que parecía sintonizar la televisión eran programas culturales para adultos. Andaba el pobre apurado, sin saber exactamente en qué mano tenía el mando del televisor y en cuál su “otro mando a distancia” cuando sonó el timbre. ¡Toma ya!
Resultó que no era el “Borjamari”, sino dos amigas de la buena (la buenorra) de la chica con uno de esos amigos “tan especiales” que suelen tener este tipo de chicas. Uno de estos hombres sensibles, apuestos y bien vestidos, de los que bailan bien y tienen una perfecta relación con sus madres... vamos que era un gay.
¿Y ahora qué? Se preguntó nuestro hijo predilecto de la huerta de España. ¿Me tocará hacer un “Trenecito”? Pues es un pequeño precio a pagar por “acceder al conocimiento interior” de tan notable rubia, por “afilar el lápiz”, por “matar topos”, por cumplir su fantasía de echarle un casquete de proporciones cósmicas a la rubia de sus sueños. Claro que la rubia tenía otros planes… o eso le pareció percibir por su lenguaje corporal. Sobra decir que sus amigas y su amigo “sensible” tampoco estaban por la labor.
Pobre Murci. Qué cerca ha estado. Probablemente esté considerando la posibilidad de emborrachar a esta señorita tan provocativa (un Borjamari no reacciona igual que un mafioso), y si la chica resulta abstemia, siempre le quedará el cloroformo.[1] Es una forma de hablar. Esta “Barby” (sé que se escribe Barbie) viene con los complementos habituales de la “Barbie Divorciada”: El coche de Ken, la casa de Ken, la tarjeta de crédito de Ken...
9 comentarios
Golfo -
El abuelo -
Golfo -
Tranca-Man -
Golfo -
Tranca-Man -
Golfo académico -
Golfo -
Respecto a la segunda pregunta, se llama gestión del estrés. No es lo mismo escribir que publicar, pero básicamente hay una relación orgánica entre la composición de posts y la masturb... ¡Perdón Mamá!
Tranca-Man -
La segunda... tu te tiras 2 semanas sin publicar nada y luego escribes pollocientos posts seguidos??? Esto que es, acumulacion como con el tema de las pajas, o que?