EL CASTILLO DE MAURICIO
-¡Ah del castillo!
- ¡Por Ventura! ¿Quién es el misterioso caballero que osa perturbar la paz de esta morada del Señor?
- ¡Golfus de Carabanchel Bajo! ¡Vuestro relevo y compañero, oh Mauricius Prosegurius!
- ¡Pasad! ¡Enseguida bajo el puente levadizo!
Existe cierto síndrome en el noble sector de la seguridad privada cuando un mismo profesional lleva mucho tiempo en el mismo destino. A los nuevos nos da por contar las baldosas y los escalones, a los esporádicos por rondar por al instalación para ver qué se puede chorrar aquí y allá... y a los instalacionalizados se les crea un cierto sentimiento de pertenencia, mejor diría propiedad, sobre un lugar que acaba siendo su segundo hogar... a veces incluso el principal. ¿Familia? ¡Pues claro que la tengo! Está el ordenanza, el chofer del jefazo, las secretarias, las de la limpieza...
Nota para susceptibles: La imagen la he sacado de aquí
Pasad, pasad y dejad el corcel aquí, en el patio interior, donde ningún saltinbanqui podrá montarla... estará protegida por hordas de ratas del tamaño de vuestro gato y por la Bestia del Patio Interior de los Condenados: Una señora mayor falta de conversación que fue la hija de los porteros allá en tiempos (más o menos cuando Franco era Cabo Primero).
El Síndrome del Castellano (no confundir con la procedencia de nadie) tiene por particular el ser una evolución aberrante y sublimada del sentimiento de pertenencia e identificación con la empresa del cliente. Empieza un buen día, cuando el responsable de seguridad de la empresa contratante, te dice que eres uno más en la plantilla, que acudas a ellos si tu empresa o compañeros te dan problemas, y al final, a base de no librar y pasar de las vacaciones, acabas creyendo que tienes una especie de feudo con fueros propios...
- ¡Maese Mauricius! ¿Qué hace vuesencia?
- Cuelgo mi blasón en el portón de mi castillo... a propósito: El relevo ha de hacerse media hora antes de lo que estipula la compañía... comprenda vuestra merced que se trata de mi fuero...
Existen circunstancias que pueden agravar esta desviación del comportamiento, como la responsabilidad de abrir y cerrar la instalación (Síndrome del Portador de La Llave) o el hecho de que el personal ávido de ascensos y horas extras llegue a extremos como el de ir a trabajar un domingo a las siete de la mañana... ¡O de la tarde! ¡Y que encima entre sin avisar! (Síndrome de la Ley de Murphy[1]).
¡Voto a bríos! ¡Parece mentira del demonio que este tonto de la polla fuere capaz de venir a trabajar en el día del Señor y que pasare al interior de la instalación sin notificarlo al castellano! ¡Por mi honor de caballero juro que la próxima vez que me levantare a mear, asegurare la segunda puerta, de la que no tiene llave, con mis grilletes si fuere preciso! ¡E diérele jarabe de caucho con mi fiel Atizona si fuere menester! ¡O llamare a la Santa Hermandad denunciando una incursión de herejes apóstatas y poco temerosos de Nuestro Señor!
En realidad hay mejores formas de conseguir una evaluación psicológica por parte de los psicólogos de la empresa. Imaginadme atado a un poste que se eleva sobre un montón de leña seca, con el bueno del Señor F, tea ardiente en mano, preguntándome:
-¿Renunciah a Satánn, con tó lo que´ello conlleva, y a percibí tu dejtino como un cajtillo de tu propiedá?
- Vale, tío, que era coña... apaga ese mechero, que aunque seas instructor de prácticas contra incendios las hogueras purificadoras las carga el diablo.
Mauri, colega, píllate unas vacaciones que te las mereces... y si el Pequeño Windsor arde hasta los cimientos, pelillos a la mar... nada dura para siempre. Ah, gracias por el libro que me has regalado por mi santo (fue el pasado Lunes), cosas así no se olvidan.
[1] Léase, en mi caso: Si te levantas para subir al cuarto de baño en uno de los pisos superiores, y tardas dos minutos en volver a tu puesto, al regresar encontrarás la puerta de la instalación abierta y una UVI Móvil aparcada justo enfrente. Sólo existe una ley no científica en la que creo, máxime desde que trabajo en esto de la seguridad privada, y es La Ley de Murphy.
4 comentarios
Golfo -
El abuelo -
Un saludo desde Fraguel-Rock, el centro del universo
Golfo -
El abuelo -
Sólo comentarte que a los picateclas les pasa lo mismo. Si estás de externo durante varios años al final puedes llegar a convertirte en el más fiero defensor de la empresa contratante (de la segunda parte en este caso en particular)