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Me Cago En Mi Vida

Golfo visita el IKEA

Golfo visita el IKEA Sucedió hace poco que mi amigo Pepe, haciendo la típica sustitución del tipo El jefe se va a comer jamón y marisco a una boda de gente a la que apenas conoce, por lo que me toca a mí pringar aquí, cuando me habló de los preparativos de la próxima boda de su hija (a la que ya voy felicitando y tal...). El amigo tocó un tema que hizo aflorar en mí divertidos recuerdos: "Joder, qué raro es el IKEA".

Pepe, veterano vendedor del sector del mueble (los fabricaba, vendía y distribuía), se quedó de piedra al ver la macroestructura de las tiendas de esa corporación. Para empezar, todo el mundo sin rechistar hacía cola en la caja sin quejas, cuando a él una meleé de clientes le atosigaba a diario, pero su requetepasmo llegó cuando probó la cafetería:

Mira chaval, hago cola en un mostrador, pago un café, y la chica que me atiende me da un vaso de plástico y un palo (también de plástico) que ellos llaman cucharilla... ah, y un azucarillo. Con eso en la mano le pregunto ¿Y qué esperas que haga ahora con esto para que me des a cambio un café? Muy europea ella me dice: Diríjase a la máquina, coloque su vaso y apriete el botón de su elección [...] y joder, si eso me llevo un vaso de plástico y que les den, les robo el café...

En ese momento algún resorte se activó en mi cabeza y le conté una vieja anécdota: GOLFO EN EL IKEA

Acompañamos un día a mi casero y a una de sus amigas a esa gran superficie (me parece que sueca), dado que tenían que comprar muebles baratos, de calidad media y fáciles de montar. Claro, Baby y yo no teníamos nada que comprar allí, pero decidimos acompañarles para ver mundo y eso, de hecho fue Baby quien me secuestró de la tertulia diaria que mantenía con el kiosquero y el ciego.

Cuando me explaye más sobre el hijoputa del profesor Ventín os desarrollaré su teoría de que los medios de comunicación estructuran sus contenidos con lo que él denomina La Estructura Ikea, dado que las tiendas IKEA están diseñadas de tal modo que, una vez entras tienes que ver TODA LA PUTA TIENDA antes de encontrar la salida. Al final sólo compramos un saco de velitas para el ambientador raro que tenemos en casa (ese de quemar aceites olorosos mezclados con agua...), un candil que también usaba esas estúpidas velas (para cuando me cuele en un psiquiátrico a atormentar a antiguos profesores disfrazado de miembro de la Santa Compaña), y una almohada de esas que se colocan en los hombros y te permiten dormir disimuladamente en clase o en el trabajo (joder, con ella he llegado incluso a dormir de pie).

Saliamos de la zona de compras para llegar a la de cajas y a la cafetería, donde esperaba mi objetivo: MUESTRA GRATUITA DE PRODUCTOS ALIMENTICIOS SUECOS: Toda una exposición de salchichas, cervezas y demás cosas que comen en ese boscoso país del bienestar y el buen rollo (porque... ¿Quién sería tan cabrón como para pegar a un sueco? Parecen gente maravillosa).

Yo también cometí el error de pagar una cerveza y un perrito caliente... al menos el error de pagar la primera ronda: Con tu tícket, tu vaso y tu pan de hot dog, te diriges al dispensario de perritos, donde colocas en tu pan lo que te sale de las narices, yo personalmente añadí una salchicha (no eran tan grandes) mogollón de salsas y puñados de eso que llaman cebolla frita (unos gránulos dorados indescriptibles), a cada bocado que le daba al pan y en cuanto al libre acceso al grifo de cerveza... sólo decir que yo acampé junto a los grifos... y Baby hizo prácticas de camarera sirviendo veinte mil cañas llenas de espuma (podría haberse llamado la fiesta de la espuma). Lo mejor de todo es que el segurata de PROSEGUR (digo yo que sería de PROSEGUR) que andaba por allí, pasó (olímpicamente, a propósito) cuatro veces por delante de mi posición (mejor dicho de mi postura: Más enganchado al grifo de cerveza que un Facehugger a su presa).

Lo mejor vino cuando una chica que probablemente cobre 3'50€ a la hora por ir disfrazada de Ylvi (de ahí la imagen, sacada de MUNDOPEKE.COM) se acercó a ofrecernos una bandeja con una fuente de pequeñas salchichas de cocktail y dos dispensadores de salsa: Empuñando un tenedor de plástico enganché cuantas pude y sumergí palurdamente hasta el codo en los botes con extrañas salsas escandinavas ante la cara de pasmo de la pobre chica vestida de vikinga. Ante tamaño comportamiento, digno de alguien que haría ruborizar al mismísimo Atila, Félix me echó una pedazo de bronca entre risas y una simulada indignación (y es que son más de diez años de turno de noche como munipa...):

¡Oye, capullo, que han puesto esos dispensadores tipo Gel de Baño para que te pongas sólo un poquito de esas salsas en una única salchicha... ¿Por qué crees que se llama MUESTRA y no JODIDO BANQUETE POR LA GORRA? ¡Mira lo que has hecho! ¡Mira la cara de pasmada que se le ha quedado a esta pobre vikinga (probablemente de Alpedrete o de otro rincón de la Comunidad de Madrid)!

Querido Pepe, ésta es mi pequeña conclusión: ¿Por qué crees que ponen cerveza sin alcohol? Para que los jovenzuelos no vayan al IKEA deBotellón, si no estaríamos todos pringando cerveza gratis a esos pánfilos amantes de la Socialdemocracia... A Ikea Corp. le importa una mierda que les mangues diez toneladas de salchichas que les cuestan unos céntimos ¿Has visto a qué distancia está el restaurante más próximo? Tienes que cruzar una Autovía para llegar a una gasolinera o a un McMierda... Ellos te retienen un poquito más en su establecimiento, e incluso pueden provocar que COMPRES uno de sus catálogos (cuando el resto de empresas del sector te lo regalan aunque no los quieras). El coste de la Cafetería y la Guardería lo subsanan tranquilamente con el beneficio de los muebles, y mira: No creo que en ese plan les haya ido mal.

Una curiosa historia que casi había olvidado... ¡Gracias Pepe por recordármela para compartirla con el resto! ¡Felicidades por la boda de tu hija, ardo en deseos de ver las fotos!

4 comentarios

lanamberguan -

ajjajajajajaja u nsaludo

Golfo -

Me equivoqué, el limitado tiempo que Wikie e Ylvie aguantan a cada hijo de cliente es una horita. Insuficiente para acabar de recorrer la tienda, volver al principio y llegar a la guardería a recoger al crío

Golfo -

Memorable, la verdad es que todo lo que no pase en un Ikea, a Félix cada vez que va con la familia (creo que es aficionado) le llaman a la media hora (cuando va por la mitad de la tienda) para quellegue al final, regrese al principio y escale para llegar a la guardería-parque infantil a recoger a su hijo (al que te entretienen gratis mientras compras... pero sólo por un tiempo limitado).

El abuelo -

Me estoy acordando de la anécdota: El Abuelo va a Ikea. Sólo he ido una vez a Ikea y no vuelvo; para comprarme un pupitre del que ya tenía una referencia por la publicidad que reparten por las casas me pateé toda la tienda un sábado tarde. Claro, a paso de tortuga de tanta gente que había (más que en la guerra). Después de hora y media a paso de caracol se me inflaron las pelotas y me colé por la trastienda hasta las cajas (la cara de los Olaf de turnos no tenían precio) y una vez allí me dicen que no tienen ese modelo y que no saben (¿?¿?¿?) si lo van a volver a traer. Me comentan que pase de nuevo a ver la exposición de pupitres, y que para ello tengo que volver a patearme la tienda. La butifarreta a lo Giovanni fue escandalosa, y mis juramentos en hebreo dignos de la Cábala. Tanto les asusté que casi llaman al segurata (seguro que de Prosegur) que estaba entretenido viendo el pandero de Inga.

En fin, toda una experiencia nórdica. Cada vez que veo un anuncio de Ikea me cabreo. Ayer me dice mi madre que próximamente abren un Ikea en Murcia, a ver si me paso para amueblar mi futuro piso. Creo que la cara que puse fue un poema, ya que no me ha vuelto a comentar nada de muebles.

Un saludo