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Terrorismo y Amenazas de "Artefastos Plosivos"

Terrorismo y Amenazas de "Artefastos Plosivos"

No puedo comenzar a hablar de esta lección sin hablaros un poquito sobre mí:

Empecé algo mayor la licenciatura de Ciencias de la Información (rama Periodismo), y hasta el segundo año no tuve claro qué era lo que quería de ella. En un principio soñaba, como casi todos, en hablar por la radio, salir en la tele… escribir quizá en un periódico, pero fue en segundo de carrera (situaos, sobre el año 2000), cuando siguiendo la máxima de Las asignaturas optativas que nadie quiere son las que menos problemas me darán respecto a las plazas, escogí Lengua Vasca e Historia de la Civilización Vasca. ¡Claro! ETA, nacionalismo, Historia vasca… acabar tratando el tema del terrorismo era poco menos que inevitable.

Después llegó la Cátedra Almirante Don Juan de Borbón, donde se trataban, a cambio de soportar las charlas que daban comandantes, coroneles y generales, alguna que otra visita a una base –con papeo para oficiales incluido- y un precioso título entregado por alguna autoridad del Ministerio de Defensa, del Gobierno, o en mi caso del Rey, se hablaba de temas que afectasen a la Seguridad Nacional e Internacional. Me encantó esa cátedra y decidí tratar (y siempre diré tratar) de especializarme en esos temas. Hoy soy titulado por el CESEDEN, pronto Licenciado en Ciencias de la Información (moralmente he acabado ya la carrera) y hago horas en PROSEGUR para pagarme un  Master o dos… y quién sabe si el doctorado.

Es en esta situación (excepto lo de las horas, que vino después) cuando un día, asistiendo al curso de Vigilante de Seguridad, llega el Señor F y nos ofrece una clase sobre amenazas de bomba que ha de empezar hablando sobre terrorismo.

Ante todo las funciones del alegre vigilante de seguridad en caso de amenaza de atentado:

-         Reconocer el supuesto artefacto explosivo

-         Reaccionar ante la amenaza de bomba

-         Observar y tomar notas del hecho

-         Colaborar en la búsqueda (abierta o encubierta), así como en el aislamiento de la misma o en la evacuación.

A mi querido F le faltó la esencial (bueno, la dijo luego): Guiar al TEDAX hasta el artefacto y dejar que haga su trabajo en paz.

El Señor F empezó diciendo que cuando se habla de terrorismo la política ha de quedar a parte: Se trata de un fenómeno social, y además el más destacado de las últimas décadas. Por ahora bien, correcto. Lo más correcto que he oído decir cuando se habla de terrorismo.

Evolución del terrorismo, incorporación de la juventud a la delincuencia, transnacionalización del fenómeno, situación del país… todo iba de puta madre hasta que llegó a los objetivos del terrorismo: Afectar a la moral de la base social (y diferenció Base Social de Opinión Pública… porque un montón de oficiales de las Fuerzas Armadas me dijeron durante cuatro años que el terrorismo busca afectar a la moral de la Opinión Pública…). Aceptó mi sugerencia de que el terrorismo era propaganda (no dije que a través de los hechos) pero como mi querido Señor F, al meter en el fregado a los medios de comunicación dijo la siguiente frase solemne:

¿Y que es la Propaganda? ¡Publicidad!.

Como dice Dilbert, en una de las tiras cómicas de Scout Adams, justo en ese momento noté que me encontraba en el momento más bajo de mi carrera. Deseaba saltar sobre le Señor F, arrancarle la cabeza y llevármela a casa para colocarla en el salón. Justo encima de la Tele. Pero claro,  él me tenía que evaluar… y además me sacaba unos veinte kilos de músculo y decía ser cinturón negro. Por lo tanto la cosa se me quedó en un reajuste de cervicales (de los que recomienda el Señor G antes de disparar un arma), un principio de úlcera de duodeno… y el deseo ferviente de tener a mano un lanzagranadas.

Otro momento de gloria fue cuando F describió a los terroristas: No son locos ni fanáticos –dijo- son gente muy racional y muy  preparada. Hace unas semanas he podido dar una conferencia sobre la amenaza del terrorismo en un instituto. Sé que no era más que un circo de la editorial para ahorrarse el gasto de destruir ejemplares, pero en todo momento esas frases del Señor F estaban en mi mente diciéndome: ¡Golfo! ¡Por Dios! ¡Procura que estas chicas y chicos no admiren a los terroristas cuando acabes la ponencia!

En el fondo el Señor F no es mal profesor. Incluso parece buen tipo, pero no todo el mundo debe hablar sobre terrorismo. Las opiniones, como bien dijo al principio de la clase, quedan en la cafetería. Es más, al final del curso nos pasó un cuestionario anónimo para que le evaluáramos. No pude resistirlo: Le dije que revisara los contenidos que da sobre terrorismo… y le subrayé que PROPAGANDA Y PUBLICIDAD NO SON LA MISMA JODIDA COSA.

Finalmente, antes de contarnos un par de anécdotas y ponernos el famoso vídeo temático del tipo Segurata malo versus Vigilante Bueno  (si hay uno para cada lección ¿Por qué no para ésta?) nos tranquilizó: Nada de desactivar bombas… en España no se desactivan si no es para conseguir información vital… aquí hacemos explosiones controladas.

Tremendo.

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