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Me Cago En Mi Vida

¡Cinco iguales para hooooooy! (El Ciego y Yo)

¡Cinco iguales para hooooooy! (El Ciego y Yo)

Es conocida por todo el mundo la costumbre, muy arraigada en la cultura española, de cambiar los nombres de las cosas para hacérnoslas más cómodas. Así, decimos Londres en lugar de London, y rebautizamos a personajes históricos como Iossif Stalin, Adolf Hitler o Fiedrich II, como José, Adolfo y Federico El Grande. La cosa no para en la Historia, la tienda de chinos que hay al lado del Tres Columnas la regenta un tal Kwang, que es conocido en el barrio como Juan; de tarjetero, tuve un compañero búlgaro llamado Ognyan al que rebautizaron Julián, y al lado de la casa de mi madre había una tienda de alimentación (transformada hoy en tienda de prensa) que llevaba su vecino León Arnaldo, al que el barrio decidió llamar Leonardo para acortar. 

Existe un personajillo del barrio que me parece poco explotado para las que monta. Me refiero al Ciego, así denominado por dos razones: Vende cupones de la ONCE para ganarse la vida y, aunque es cojo y no ciego, desayuna tres veces cada mañana (como los Hobbits) pero al contrario que Frodo y compañía, éste desayuna whisky. Eso sí: El día que probó al Rakía casera (un aguardiente búlgaro de más de 50º) pronunció una frase gloriosa: Esta mierda desengancha a los alcohólicos. En serio, fue el único día (y va para tres años que llevo en el barrio) que no fue a desayunar ni una sola vez.

Al ciego, como a todo el barrio, le afecta la Crispación (pero no la de toda la vida, sino la que tenemos hoy por hoy por culpa de los listillos que trabajan en algunos medios de comunicación y que parecen desear que acabemos todos a palos.), y como tal se dedica a romper pactos.

El Ciego y Yo hemos llegado a hacer grandes cosas. Antes de las vacaciones de verano pateábamos al Quiosquero como si fuésemos un par de críos (lo de encerrarle dentro de su tienda de prensa fue una de las bastardadas más gloriosas que se recuerdan en el barrio) o lo de sacarle los periódicos de la tienda y colocarlos en un stand de Evax Tanga que los de la perfumería de enfrente acababan de tirar a la basura. Sobretodo no me podré olvidar jamás del día en que Sustituí al Ciego en sus labores:

El chico se había encontrado a un antiguo compañero del Tercio (si miráis la foto en la que posa con 17 añitos sabréis a qué me refiero), que le invitó a desayunar (creo que ese era el tercero o el cuarto de la mañana), y en lugar de dejar los cupones dentro de la tienda de Jose (le da vergüenza ir al bar con los cupones… o le pesan… o yo qué sé) me los colgó a mí. Máquina de Matar estaba al lado, y algo hizo zig en lugar de zag en nuestros cerebros (bueno en el mío, porque lo del Máquina…) y pasó lo que pasó:

Cogí las Rayban del Máquina (entonces parado, pero con estilo), y con los cupones colgados del cuellote puse a dar espectáculo: ¡Para Hoooooooooooooy! Gritaba sin parar ¡Ciiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiinco iguales para hooooooooooooooooy!. Gracias a Dios no pasó el Inspector. Máquina se refugió junto a Jose y ambos perdieron un par de kilos a base de reír. Incluso Baby bajó con la cámara para hacerme fotos (y un vídeo). Menudo Cuponazos me volví: Quince cupones en diez minutos. La gente venía a reírse, y de paso se llevaban un cuponcillo.  Lo mejor fue que yo no tengo ni idea de juegos de azar, por lo que tenía que llamar al Máquina para que me tradujese lo que pedían las abuelas enganchadas a la ONCE: Lázaro, mueve tu gordo culo hasta aquí que no controlo lo del Combo… ¡Claro! Se suponía que yo era ciego, si no veo los cupones ¿Cómo saber cuáles son los del Combo?

Además: No os preocupéis por mi corte de pelo: Esto fue el pasado verano, estaba hasta las narices de mi corte de pelo de seductor convencional y decidí ahorrarme unos eurillos y quitarme algo de peso de encima con la máquina de esquilar. Cada vez que una abuela me decía que necesitaba suerte le respondía: Frote mi calva, señora. No falla.

Próximamente: La Crispación llega al barrio.

Actualizo (24-12-2005): He cambiado la foto porque salía paticorto... y para demostrar que manejo el Photoshop mejor que nadie de la Casa Real.


2 comentarios

Golfo -

y me bebería hasta el agua de los floreros

El abuelo -

Muy buena anécdota. Algo bueno hay que sacar de ella, y es que si no te funciona bien el curro de Prosegurator, siempre te puedes dedicar a los juegos de azar (previa rotura de rótula ), eso sí, no te fumarías los cupones ¿verdad?