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SUEÑOS DE UN SEGURATA

SUEÑOS DE UN SEGURATA

Se está hablando mucho de la estabilidad mental de ciertos vigilantes de seguridad que se han hecho recientemente célebres... algo que por desgracia nos afecta a todo el gremio. Chistecillos a parte, vamos a dejar de lado los test psicotécnicos, las evaluaciones psicológicas y las pruebas de Rorschach a las que podría llegar a someternos mi querido Señor F. 

¿Con qué sueñan los vigilantes de seguridad? En mi caso me han llegado a preguntar, en mi actual destino, si no había tenido pesadillas con las complicadas rondas del Parque Empresarial. Nada más lejos de la realidad, una ronda sencilla en la que cuentas con toda la ayuda de los compis... más que nada por si me pierdo o si aparece el jodido minotauro que habita en el parking.

 Mi pesadilla más divertida ocurrió en Las Dos Torres (y esto de Torres es también una forma de hablar). ¿Recordáis la secuencia de la primera película de Matrix? La que mola... Neo y Trinity van a rescatar a Morfeo a un edificio de oficinas, le dan una tunda épica a los vigilantes, a los SWAT y a los agentes que hay allí, y al final todos nos preguntamos quién va a recoger todos esos escombros y casquillos. En mi pesadilla, estoy sólo en la recepción, no hay SWAT ni más vigilantes... ni siquiera una jodida azafata. Aparecen ese par de criminales de diseño corriendo por el techo y las paredes, y el único pringado que les separa de Morfeo y del hijo de la gran puta de Smith soy yo.   

Manolo Vieira tiene una divertida historia, un chiste sobre un tipo que no descansa por las noches porque conduce un camión cargado de manzanas, se le caen y pasa toda la noche recogiendo manzanas por Las Palmas. ¿Ocho horas recogiendo manzanas del suelo impiden que descanses? Pues imagina que las ocho horas de sueño las pasas recibiendo espectaculares golpes de kung fu sin poder defenderte. Como para pedir la baja.    

Claro que cada pesadilla recurrente depende de la actividad que realice el vigilante que la sufre. El Gurú, que no hace otra cosa que retenes, soñó una noche que se hacía pasar por inspector. Algo divertidísimo dado que no sabe conducir... ni siquiera en su sueño. El hecho es que recoge a una anciana durante su trayecto entre servicios prometiéndole que la llevaría a casa y, como buen inspector, decide dejarla en la primera parada de autobús que encuentra... en plena noche... bien acompañada por personajes siniestros ataviados con bozales a lo Hannibal Lecter, caretas de hockey, máscaras de pinchos como Hellraiser. Creo que dijo que uno de ellos incluso llevaba un hacha en la mano.  

El sueño de Murci se ha cumplido. El niño de madera del sector de la seguridad privada, ha logrado un destino fijo. Encima es un almacén de videojuegos. Los hay con suerte... por lo menos hasta que los Peepshows no contraten seguridad privada.  

Por mi parte, anoche volví a soñar con el peor criminal de todos (de sobra citado en este blog). Quizá por la adoración que Baby practica hacia el actor que lo interpreta. En este nuevo sueño, salía de la boca de metro que hay en mi barrio. Hablaba por el móvil y de repente una mano traicionera me lo arrebataba con un gesto hábil. Pensando (topicazos los míos) que se trataba del típico adolescente ladrón de origen latino, gitano o magrebí, me revolví y le di una leche... y comprobé atónito que quien me había quitado el teléfono era una esbelta figura con levita negra y gafas de sol de diseño, y que lo que hacía era llamar a su operador para encontrar una salida.

  Con todo lo que hemos hecho por pararle los pies... joder, qué putada.

2 comentarios

VS Golfo -

Con inspectores eléctricos que nos visitan para tocar las narices.

El abuelo -

¿Sueñan los vigilantes con ovejas eléctricas?