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Me Cago En Mi Vida

LA INTELIGENCIA EMOCIONAL Y TÚ

LA INTELIGENCIA EMOCIONAL Y TÚ

Esto es una aproximación de lo que creo que me espera. Para exigir disculpas y crucifixión del autor por los tópicos utilizados, por favor utilice el formulario standard. 

 

Una estancia gris es una estancia gris. Por mucho que la adornes con una pizarra llena de frases positivas, por mucho que pintes una cara sonriente en el estúpido maniquí que viste el uniforme de la empresa o sustituyas los pósters corporativos por imágenes de verdes paisajes soleados cargados de flores multicolores (no sé cual es mi preferido, si el del chaleco antibalas colgado en el armario en el que se puede leer ¿No te olvidas de lo más importante? O el de los vigilantes sonrientes –gorra de plato incluida- que dice La seguridad es cosa de todos). Esa habitación es gris y punto aunque a media altura se haya pintado una línea horizontal amarilla. Una habitación gris no deja de ser una habitación gris y un vigilante no deja de ser un vigilante aunque ahora vista de traje y le llamen instructor, psicólogo o F.

“Dedde ziempre hemo oío quel “ceí” era terminannte pa zabé zi una pezzona tendría ézito en la vía. Zinencuando, haze ya nosaños quen el ámbito empresariá ze dieron cuenta deque hay otras capazidades nezezarias pal el ézito en la vía.  Yezah no las medía ningún tés dinteligenzia.  Laemoziones zon impontante en nuestra vía cotidiana y la mayoría de las veze marcan toas nuestra dezizione casi sin percatanno. ¿Le parto la cara al comepolla del encargao del Zupemmercao? ¿Zoi felí en ette trabajo? La mayoría de nuestras deizione están tintás (si no dominás) por la emozione. Hay gente conún dominio de zu vía emocioná mucho mayó que otra... Leh llamamo vigilanteh. Y é curiozo vé que poca correlación hay entre la Inteligencia clázica y la Inteligencia Emocioná. Po ezo leh llamamo vigilanteh. Un cazo extremo zería el típico "empollón” , llevado ar límite, que é una máquina intelectuá pero con una vida mozioná dezastrosa. Zeguro que conoczéi arguno, y que le habréi dao arguna colleja en el cole. Por otro lao podemo contranno con gente que no pazó de la escuela primaria pero que lleva una vía esitosa, ordená y envidiable. No guttaría llamal-le vigilante, pero en realidá ze trata de fontaneroh, arbañile y políticoh.  Po ezo e nezesario darse cuenta de c´ay que prestá atención a ette tipo dabilidade que pueden marcar nuestra vida tanto o más que el ceí.” 

 

Nada nuevo bajo el sol, excepto que el grupo de gente normal que me rodeaba cuando pasé por algo parecido hace casi un año ahora se ha convertido en un montón de gigantones con el pelo al cepillo... más o menos al cepillo, porque por el fondo me parece localizar un par de cráneos de cenicero.

“Lo principale componente dela inteligenzia mocioná zon: Er Autoconocimiento mozioná (o concidencia duno mimmo) no confundí con dal-le ar manubrio... y zi ze confundiere po-lo meno no hazerlo lante tor mundo. el Autocontró mocioná (o autorregulación) que é má o meno lo mimmo, la Automotivazión (que zon la gana que le jecha a tu trabajo), er Reconocimiento de emociones ajenas (o empatía)... que evita que no vorvamo pichicópata y matemo a la gente, y la Relacione inteppezonale (o habilidade zociale) que no pirmiten hablá con la gente.  Cualquiera puede darse cuenta de que una güena relasión con lo demá é una lah cosa má portante pa nuettras vías y pa nuettro trabajo. Y no zólo tratá los que nos parezen simpáticos, a nuettro amigoh, a nuettra familia. Sino zabé tratá tambié sitosamente con aquelloh questán en una pozizión superió, con nuestro jefe, con nuettro nemigo...”  

 

Temo el momento en el que er zeñó profezó nos diga que abracemos a quien se encuentre a nuestra derecha. ¿Por qué la derecha? Porque a un grupo de profesionales de la seguridad que están haciendo un curso sobre inteligencia emocional, nada de explosivos, seguridad en grandes eventos o perfeccionamiento de tiro, no les puedes decir eso de abraza a tu compañero de la izquierda. Claro que es probable que un cabeza de cenicero se queje: ¡Oiga, Profe! ¡A mi derecha sólo hay una pared! ¡Y el de la izquierda ya está cogido!

“Actuarmente zon mucha la empresah queztán virtiendo musho dinero en formá a zu trabajadore en Intiligencia Mozioná.  etto e azín poque zan dao cuenta deque la clave elésito ettá nel grao nelque lo trabajadore duna empreza conoccan y controlen zu mociones y sepen reconocé lozentimiento de lo cliente. Poque, como dize nuettro manuá marillo: “Lo cliente tambié tién zentimiento”. Maginá er cazo dun vendedó que no tuviera u tuvieze bilidade de trato con er púlico, un presario zin motivación po zumpreza o un negoziadó sin autocontró. A ettas pezonas un Maste en Jarvar no le zervirá de ná, poque esharán a perdé zu trabajo po un mal conocimiento de zumociones.      Tené en cuenta que en la zeleccione de personá ze tiende cada vé má a poné ar candidato en zituaciones incómoda o ettrezantes pa vé zu reazión. Lo tiempos der zimple tés y curriculun pazaron a la hittoria, puetto que e nezezario vé cómo reaziona lindividuo u individua ante zituacione clave que zencontrará en su trabajo.” 

 

Mi cabeza es el bombo de Manolo, ese gordo que iba a todos los partidos de la selección española, al que atracaron en Sarajevo... seguro que desde entonces le empezaron a caer mejor los serbios. La hora del abrazo me aterra más que una horda de grafiteros con armas automáticas, de esos que viven en los arrozales de la RENFE. Cada vez que trato de evitar convertirme en un chimpancé contratado temporalmente por la NASA para apretar botones a cambio de plátanos, cada vez que miro al gigantón con el pelo a lo cepillo de mi derecha, él me responde con una mirada que sólo puede expresar lo que le decía Robert de Niro a Billy Crystal en Una terapia peligrosa:

 “Si me vuelvo marica te mataré” 

 

Sólo una cosa puede hacer que esta situación se vuelva peor. Levantar la mano. Tomar la palabra. Decirle al Señor F que esto que hacemos es una gilipollez. Pero su previsible represalia es peor remedio que la enfermedad. Su mano firme buscando el bolsillo de la chaqueta. Podría acabar con mi sufrimiento si se tratase de una solución de nueve milímetros, pero probablemente sacaría un trozo de cartulina blanco con una mancha de tinta negra:

 “¿Y tú qué vé en etta tajjeta?”

 

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