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Me Cago En Mi Vida

OPERACIÓN PARCHE

OPERACIÓN PARCHE

Esto se podría llamar “Operación Retorno”, dado que el Mauri volvía de sus 9 días de vacaciones, pero correría el peligro de abrir un peligroso debate sobre la adicción al trabajo. El tema es que él ha regresado muy feliz ¿Sigue siendo aquí? me decía partiéndose de risa al llegar a hacer le relevo. Claro que yo me fui a casa con el típico Vuelvo enseguida y me perdí lo mejor...

 

A los cinco minutos, en completa observación de las normas, el Mauri vuelve con el periódico y se encuentra a nuestra queridísima dama senior sentada junto a la puerta, en un banco que ya la conoce de viejo (creo que quise decir de vieja) contemplando sonriente el orondo semblante del profesional de la seguridad.

 -          ¿Qué coño hace usted aquí? (Nota: A las siete menos cinco de la mañana un sábado)

-          Esperarle a usted (Aquí es donde debería a empezar a sonar de fondo “When a man loves a woman”)

-          ¿Para darme un abrazo?

-          Para que me ponga un parche (una frase abierta a todo tipo de interpretaciones gerontológicas)

-          A ver ese brazo... (la encantadora senior empieza a tirar hacia arriba de las capas y capas de ropa que tiene pegadas al cuerpo, pero no pasan más allá del codo y el brazo empieza a ponerse morado)... deje, deje, ¡Desnúdese! Pero no del todo, que estoy casado (la vieja se aparta un poco capas y capas de tela para dejar que un trozo de torso vea la luz del Sol el parche se coloca en su sitio y el Mauri reflexiona qué habría ocurrido de haberse cogido quince días de vacaciones y no nueve). 

 

El sustituto de Mauricio, Paco, fue listo... tanto como Mauri en un principio. Nunca olvidaré su sabio consejo: Esa vieja es una pesada de cojones, si se te acerca grítale que se largue, porque si le das cuartelillo estás perdido. Se notó mucho mi escasa experiencia ¿Qué daño puede hacer una viej...? A la semana sabía lo pesada que podía llegar a ser esa decrépita momia.  Claro que llegó el primer día Paco y...

-          Buenas tard...

-          ¡Largo bruja! ¡Aquí no se puede estar! 

 En definitiva, que el Mauri se justificaba diciendo eso de como si pasa un tipo y me pide que le ponga una tirita...pero hubo más. A las diez pasó una dominicana de la empresa que limpia a la vieja... sí las que ella manda a hacer la compra para no bañarse. La chica no traía el NIE, sólo un papel de la empresa y el abono de transportes, así que le dije que iba a hacer como que lo había visto y la dejé pasar... Ah, le recomendé que no saliese sin documentación...

 

Recuerdo que me paso algo parecido ¿Vosotros no? Y recuerdo los gritos del Mauri echándome la bronca ¡Cómo le pides la documentación! ¡Que estás sin habilitar! ¡Seguro que te denuncia! ¡Además ha dicho que le torturaste! ¡Le pelaste los huevos a calambrazos como el General Frijolez en su país! Claro que ahora debe estar bien hecho.

 

Encima, cuando le relevo y al poco de empezar mi turno, llega uno de los empleados que suele venir los sábados y domingos a currar todo el día. Ley de Murphy: Te levantas a mear y, oyes un ruido y ya va por las escaleras...

 -          ¿Mauricio? Mauriciiiitoooooo ¿Ya has vuelto? (Y yo que creía que si alguien le llamaba Mauricito a mi compañero acabaría en el hospital...)

-           No señor, ya le he relevado. ¿Su primer día tras las vacaciones?

-          No, no me he ido... ahora en octubre... (menos mal que no sabe ni mi nombre porque si me llega a decir Golfillo...)

 

 Recuerdo cuando, estando en el instituto, leí El Quijote (bueno, un trozo del Quijote... el resto lo resumieron en clase). La comparación de las dos partes de esta obra de Cervantes narra la metamorfosis de dos personajes que recorren caminos inversos desde la locura a la cordura y viceversa... Eso me parece recordar que fue lo que dijeron la profesora y su licenciatura universitaria (algo feucha ella pero muy buena gente). Debí echarle una bronca a Mauricio:

 Tras sus gafas de espejo, el quemado vigilante escupió un denso salibazo al suelo que estuvo burbujeando un rato debido al alto contenido de cafeína y restos de tabaco de mascar. Se puso las manos en la cintura agarrando la defensa y los grilletes y se inclinó levemente, su rostro enrojecido por la ira, para gritarle a su compañero: “¿Qué? ¿Desnudando a al vieja para que te denuncie? ¿Dejando entrar a desconocidos en MI CASTILLO? ¿Para qué coño le pones un parche? ¿Es que tenía una fuga o qué? Anda, pírate a casa novato, tengo molinos que derribar”.

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