Blogia
Me Cago En Mi Vida

HI! I´M MURZZY!

HI! I´M MURZZY!

Muchos creyeron que la vieja y lluviosa Inglaterra, ese maravilloso país lleno de exóticos olores, variedad cultural y vida, estaba a salvo. Se equivocaron. Ni las insalvables costas del Canal, ni la Royal Navy, ni la RAF pudieron evitar que culminase con éxito una operación que ni el Dr. No pudo jamás imaginar para dañar a sus archienemigos británicos. Su Graciosa Majestad era, en realidad, una jovencita alegre y llena de vida, con la piel tersa y suave hasta que le comunicaron la amenaza que se cernía sobre sus amadas islas. ¿A que no sabéis qué ocurrió en el Reino Unido hace diez años? Todos temían a los rusos, a los marcianos, a los hippies...  ¿Quién desembarcó en Heathrow hace ya más de una década para pasar unos meses? ¿Qué llegada a la Gran Bretaña fue más temida que las trece divisiones alemanas de 1940?...

HI! I´M MURZZY!

El bueno de Murci, cuando contaba al rededor de quince añitos, ganó el privilegio de pasar un verano británico y conocer algo que había visto muy poco (y de hecho sigue sin ver demasiado): El agua. Es más: El agua de lluvia. De tal manera, nuestro agreste amigo, pudo pasar unos meses alojado en la casa de una entrañable abuelita británica, toda una dama seguro, con la intención de perfeccionar su dominio del idioma de Paul Gascoine (el del eructo digo yo), y confraternizar con esa panda de saqueadores de Gibralt... de excelentes vecinos y socios británicos.

 

Sí, durante unos meses, Murci se convirtió en ese peludo y gigantesco peluche verde de los dibujos animados dispuesto siempre a enseñar idiomas a los niños de todo el mundo... supongo que en su caso sería el panocho, peor no me hagáis demasiado caso.  

 

¿Y como sobrevivió nuestro sencillo amigo en la tierra de las pintas de cerveza tibia y el fish&chips? Fuentes consultadas por Me Cago en Mi Vida, lograron arrancarle esta declaración al elemento sudlevantino tras emborracharle en el bar del Miguel: “Po mú má. La puta vieja me mataba d´hambre y tuví que comé ná má que cereale de desayuno y los menús pa´niño del Mar´Dona”.

 

Respecto a la particularmente exquisita gastronomía de las islas, nuestro amigo y confidente fue muy claro: “Era nna miiiierda, na má que cosa rara mal combiná. Y´ncima me miraban má por echarle zarza ´la comía”.

 Murci, como buen embajador de nuestro país y nuestras costumbres, estrechó lazos con los nativos en lo que califica de una grata experiencia, a la hora de compartir los ratos de ocio y cultura con sus amiguitos ingleses: “Tós unos jalipolla, panda de estreñíos paliduchos que no zabían jugá ar furbo sin quejarse de las patás. A estos los cojen en Murcia y los matan a palo. Arremá no paraba llové y cuando zalí a corré me perzeguían lo poli eso del casquito”.   Algún que otro recuerdo cariñoso se trajo nuestro querido Murci-amigo de su estancia en Inglaterra. Quizá una amiguita, algún ligue de viaje de estudios, de esos a los que invitas a visitar tu ciudad o pueblo natal: “Toas una panda-estrecha de miiiierda, que no ze dejaban ni tocá el culo sin soplá unaspecie silbato que llevaban ¡Y depué a corré otra vé delante la poli. Menomá que yo soi corredó de Cró, que zi no a ve dónde acabo. A lo último día la puta vieja fue al Ropuerto a deppedimme. No paraba di gritá Fak-of, fak-of! La mu japuta. ¡A zabé coñño quería dezí!”.

2 comentarios

Golfo -

Creo que pilló bien el acento: "Gurmonning?"

El abuelo -

Jajajaja, es magnífico. Ya veo que Murci era ya un crack de jovencito