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Llamadme Rincewind ... ¿Quién se ha inventado que soy un webmaster? (El día de la Mujer Trabajadora)

Llamadme Rincewind ... ¿Quién se ha inventado que soy un webmaster? (El día de la Mujer Trabajadora)

Miércoles de Ceniza... de ceniza de cigarrillo y restos del día de ayer. No hay nada como cobrar las deudas contraídas: Que sableen el tabaco a un becario es un acto de comadr... no. He prometido no usar esa palabra en lo que queda de semana.

Digamos que es el Día de la Mujer Trabajadora. Es cierto, lo es. De hecho entro el la redacción y las felicito a todas en voz alta. La respuesta general fue ¿Por qué nos felicitas?, seguida en el Golforanking por Si es el día de la mujer que nos lo den libre... En un día tan señalado como el de hoy es mejor no hacer chistes... tan sólo decir que fue el día de limpieza del almacén. Mientras los esclavizados poseedores de gónadas bajábamos toneladas y toneladas de papel viejo al contenedor de reciclaje, un creativo (al fin y al cabo es de la sección de diseño gráfico y creatividad) soltó eso de ¡Menos mal que no es el día de la mujer levantadora de pesos!

En un día tan señalado como éste, una de las diseñadoras celebra su regreso oficial de Egipto... me encanta que la gente celebre cosas en la oficina: Generalmente invitan a todo el mundo a dulces, bombones o saladitos que dejan sobre mi mesa (en el centro del universo) para que quien pase vaya picando. Eso me permite acaparar comestibles para especular en tiempos de vacas flacas y montar mi pequeño mercado negro dentro de la redacción, como buena comad... (joder).

Como si de una novela de Terry Pratchett, debo haber entrado en una especie de bucle inter-dimensional de esos del Mundodisco... lo digo porque en un momento de duda me parece lucir una barba desaliñada, una túnica gastada, y un gorro de cucurucho coronado por una estrella dorada: ¡Me han confundido con alguien que sabe de informática! ¡Llamadme Rincewind! ¡No es culpa mía!

Se trata de las compañeras del departamento de publicidad, que han empezado a pedirme que remoce la web. Luego vienen y me piden un botón para publicitar a un cliente (un grupo de residencias o algo así)... debían referirse a uno de esos banners que he aprendido a colgar la semana pasada. Curioso, entre visita y visita de publicista le comento al colega que tengo al lado mi estrategia: No hay nada como soltar cinco o seis tecnicismos estratégicamente colocados a lo largo de una breve conversación, y asentir a las imaginativas propuestas de las publicistas respondiendo con un no hay problema, le pido al creativo que me diseñe uno en un pis, se lo comunico al jefe de sección y lo tienes en la “Jom” (homepage) en un abrir y cerrar de ojos...

Muerto de risa, se lo comunico al jefe por email, más que nada para que sepa la que le espera al llegar... pero las publicistas son más listas de lo que prejuicié (no me he equivocado de palabra, la he colado a drede), y otra de las visitas acaba con un A propósito, yo no me llamo Eugenia... que lo acabo de ver en tu mail. Debería haberme puesto colorado, o por lo menos mi cabeza debía haber tenido la decencia de explotar en ese momento redecorando la redacción con un tono pastel entre gris cerebro y rojo sangre... pero a mí no me seleccionaron para ir a Kosovo (un viaje que el CESEDEN nunca llegó a realizar) por mi decencia, ni por mi dominio del albanés y el serbo-croata (la verdad es que chapurreo algo de búlgaro... tengo el mismo nivel de lenguas eslavas que de Diseño Web), yo creo que mi querido Pepinho me seleccionó por mi conversación y mi cara de poker.

En fin, que me eché sobre el octograma rúnico que es Web, y mediante las pertinentes súplicas al Dios Máquina aprendidas en la escuela de tecnomagos, le mandé un último mensaje al jefe diciéndole que al llegar se encontraría un banner diseñado para colgarlo... alguien ha cometido un error ¿Quién diablos os ha dicho que yo sé lo que estoy haciendo?


 

 

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