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Me Cago En Mi Vida

Un día del todo infructuoso

Un día del todo infructuoso

El día de después de un cierre resulta del todo infructuoso: Todo el mundo está organizando cosas. Y es que el curro de periodista es así: Se supone que entras a las nueve, pero como puedes pasar una o dos horas organizando tu trabajo, si llegas tarde no pasa nada. Debería ir probando a llegar cada vez más tarde pero me entraría el complejo de becario invisible si nadie dijese nada. Además, Murphy acecha, y puede que el jefe decida pasarse por mi puesto para algo.

 

Sí, tras mis doce horas de PROSEservicio me he aburrido tanto que incluso le he dado la URL de este blog a un compañero de Diseño a cambio de que me enseñase un vídeo de coña sobre la técnica del mono borracho (un vídeo corto de un chino haciéndose pupa con su propio nunchaku). Eso sí, le hecho jurar sobre la integridad de su entrepierna que no se lo diría a nadie... no por timidez, sino porque el personal empezaría a sobreactuar a sabiendas de que sus actos más gloriosos saldrían en este blog... la redacción entonces sería como una emisión de Gran Hermano: Más falsa que una moneda de cuatro euros.

 

Eso sí el Jueves jubilarán al cabezón, y éste parece no habérselo tomado bien. Nunca superó que le instalasen el software de la impresora. Imaginad que el moderno, hablando con una compañera del Departamento de Comunicación, soltó una frase gloriosa. Andaba ella echada sobre la mesa de redacción, en plena conversación y alabando los Macintosh de los redactores, (en realidad adoptando una pose dirigida a mí que decía Culo Estupendo no es para tanto) cuando el moderno dijo: Lo bueno de ser periodista es que trabajas con ordenadores guays... en ese momento se me escapó a pleno pulmón un ¡GRACIAS! Que recorrió toda la instalación. Echaré de menos al cabezón... ahora tendré que buscar otra excusa para no trabajar... ¿Quizá fingir un infarto como en el Burger?

NOTA: No conseguía decidirme por la imagen idónea. Decidid vosotros mismos.

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