Blogia
Me Cago En Mi Vida

Estrés Navideño

Estrés Navideño

Bueno, no es por ponerme a hablar de que si el consumismo eeeesto, que si la hipocresía lo oooootro… una cosa es evidente en estas fechas: O compras regalos o te buscas una buena excusa del tipo me ha caído un piano en la cabeza y en Navidades no recuerdo a ninguna familia. Lo mío es peor, hace un año que no les veo en persona, pero al convivir con Baby y con su señora madre (¡Señor! ¡Este año le hemos comprado un detalle incluso al casero!), por lo que no he podido encontrar excusa alguna para librarme de comprar los dichosos regalos. Para más INRI, encima he gastado parte de mi escaso tiempo libre (tiempo de entrecompras) en volver a ver la película de Ed Wood (dirigida por Tim Burton, protagonizada por Johnny Deep si no me equivoco…) lo cual me llevó a identificar ciertas secuencias del film con otras del filme de mi vida… (y en cuanto a lo de escribir por encargo ya lo desarrollaré más tarde).

 

 ¿Hogar? Yo no tengo ningún hogar… ¡Perseguido! ¡Despreciado!... ¡La jungla es ahora mi hogar!

 

Ir a comprar ropa de chicas con chicas es un asunto delicado. Hay que armarse de paciencia: Sonreír, como su curraras en un Burger (¡Soy feliz haciendo esto!), procurar no entrar en un estado de furia beerseker, como si trabajaras de vigilante de seguridad (¡conmigo aquí está usted más segura!), y engañar a las chicas que te acompañan como si fueses el RRPP de una discoteca (¡Esa chaqueta te queda muy bien! ¡Realza tu sonrisa embriagadora!). Respecto a lo de ser escritor… bueno, Eddie Wood tenía una pequeña particularidad: Le gustaba ponerse ropa de mujer para sentirse más cerca de ellas. Baby se empeñó en regalarle una chaqueta a su señora madre, pero al ser más pequeña que ella no acertaba a elegir la talla de la prenda. ¿Cómo podría, oh comprensivo lector, acertar un punto medio entre su pequeña espalda y mi lomo de dominador? Pues haciendo que me pusiese la maldita chaqueta en medio de esa tienda de ropa para mujeres llena de gente, en pleno éxtasis navideño, porque si me cabía a mí era demasiado grande, pero si a ella no le quedaba lo suficientemente holgada como para ocultar una escopeta de caza, pues sería demasiado grande.

 

Soy muy hombre, combatí en la Segunda Guerra Mundial […] salté en paracaídas con sujetador y bragas debajo de mi uniforme, no tenía miedo a morir, pero me aterraba ser herido y que los médicos descubriesen mi secreto…

 

Allí quedé yo, con una chaqueta de mujer, de estas que llevan chorreras y movidas femeninas de las que realzan la piel suave y encubren las arrugas de la Zona T (algún día tengo que enterarme de dónde diablos está la Zona T) en una tienda llena de gente, rezando a cualquier entidad divina que no permitiese que nadie conocido pasase por allí. Eso sí, durante los interminables minutos que llevé puesta esa prenda me sentí varonilmente cerca de las mujeres… ahora sólo espero mi próxima evaluación psicológica.

- ¡Bubú! ¡Sólo te quejas! ¡quej! ¡quej! ¡quej!

- Baby, para el próximo regalo de tu madre iremos a una exótica tienda de ropa en Afganistán… creo que allí no habrá nadie conocido

 

No es el primer caso de estrés psicológico inducido por la pareja, ni mucho menos el mío… ¿Habéis oído hablar de la pista de patinaje sobre hielo que hay en Azca, junto a la torre Picasso? Sí, tienes que hacer hora y media de cola para luego pagar tres euros por entrar (salvo que lleves tus propios patines), tienes que usar guantes, aguantar niños niñatos, y los comentarios sarcásticos de madres cuarentonas que tampoco quieren estar allí… cuando entras tienes derecho (sin usar móviles ni cámaras… supongo que podrían interferir en el hielo) a patinar en círculo en el sentido de las agujas del reloj durante media hora… ¡Punto pelota! ¡Ni se te ocurra imitar a ningún patinador olímpico! Todo eso durante treinta minutitos de patinaje.

¡Claro que tengo razón! ¡Criaré mi propia raza de superhombres atómicos que dominará el mundo!

 

Pues a Baby le dio por patinar esta semana, antes de que cierren la pista el día 6. Horas de colas, de críos, de sarcásticas madres faltas de una buena poya… ¿Para qué? Para después de una hora oírla decir que nos vayamos… ¡Entrábamos en el siguiente turno! ¡Estábamos a punto de disfrutar de una secuencia como la del manicomio del Expreso de Medianoche (sólo que sobre hielo) cuando la niña decide no seguir en esa cola. ¡Y encima la instalación era al aire libre! No me importa esperar como un imbécil para nada, pero al menos me gusta protestar a mi manera (véase Relatos/Nuestra propia marca)… encima decidió meterme en un Corte Inglés (sí a saludar a los auxiliares de chaqueta roja) y a visitar más librerías y tiendas de ropa y música… aquí el efecto techado sí hizo que mi protesta fuese detectable. No se podía echar la culpa a los niños que hacían cola (excepto en la sección de literatura infantil) pero diseminé cual Thyphus mi plaga por todo el establecimiento... ¡Jodeos! ¡Esto va por esa puta cuarentona falta de una buena polla que me gritó ¡Gracias por iros! desde la cola de la pista de hielo.

Tras salir abochornada (o quizá era el exceso de metano en el aire) del Corte Inglés, Baby sugirió entrar en una tienda Mango… es en los momentos difíciles donde las mejores soluciones surgen espontáneamente: Ojo a la Técnica Simpson de escaqueo, la chica gira sonriente e ilusionada hacia el escaparate de la Mango, mientras el intrépido escaqueador sigue caminando en la dirección original, mirando ligeramente hacia el cielo (riesgo de colisión con transeúntes) sólo que a un paso más lento… como para que se note. A eso lo llamamos PROACTIVIDAD.

 

 ¡Pues crearé mi propia fila para entrar! ¡Con casino! ¡Y furcias!

 

Esto ha sido sólo un breve episodio de estrés navideño… hay más que contar, aunque he jurado silencio a cambio de cerveza… mi antiguo barrio (Cuatro Caminos) sigue bien, los mismos locales siguen en pie (excepto el cine, que lo han cerrado) y han mejorado mucho la decoración… cómo se nota que dejan fumar.

2 comentarios

Golfo -

Las cosas no ocurrieron exactamente así... yo jamás he dicho eso... son frases que me suenan mucho.

Me colocó la chaqueta sobre la espalda, pero en una tienda llena de gente: Una una chaqueta de mujer.

Respecto al tiempo libre, cabe decir que es escaso, dado que tú no cuentas el tiempo dedicado a la preparación física ni a mi teletrabajo (para la facultad). Mi tiempo libre que tú puedes ver, se da los fines de semana y los festivos, y, al igual que Verdi, lo ocupo en dormir, comer y hacer de cuerpo. Como dice Félix: "Cuando trabajas de noche el día se hace muy corto".

Baby -

Grrrr grrr grrrr, estoy indignada, las cosas no ocurrieron exactamente así.... Quiero que quede claro que en ningún momento Golfo se ha puesto la chaqueta; yo sólo le pedí que se diera la vuelta para que pueda medir la chaqueta sobre su espalda y así hacerme una idea de la talla y de como le quedaría a mí madre. Tampoco era una chaqueta especial, era de lo más normalito... Ah, hablando de lo poco tiempo libre que tiene creo más conveniente hablar de lo poco tiempo ocupado que tiene, pero da igual... de todas formas fue él que se compró dos libros en el Corte y yo nada de nada...He dicho...