Blogia
Me Cago En Mi Vida

CUATRO RAZONES PARA IR A TRABAJAR

CUATRO RAZONES PARA IR A TRABAJAR

Voy a hablar de mis cuatro razones para ir a trabajar. Sí, sobretodo cuando llegan a tiempo para hacerte el relevo. Ellas no sólo, te dan conversación cuando coinciden contigo, sino que además alegran la vista de un lugar de trabajo lúgubre, gris, alienante. La situación al respecto, sólo podría mejorar con tres apuntes:

a) Que les paguen más para que estén más alegres

b) Que sean más puntuales

c) Que trabajen llevando menos ropa

Y es que tener a azafatas de congresos como recepcionistas es toda una motivación para hacer un trabajo tan asqueroso como el de llevar la seguridad de un gigantesco laberinto de oficinas. Incluso cuando les da por ser unas maniáticas de la limpieza (aunque he de reconocer que llevar puesto un uniforme de color caca no ayuda demasiado a reconciliar posturas... lo de posturas no tiene nada que ver con el sexo)

Es normal verlas leyendo algo, dado que muchas son estudiantes (...y lo de estudiantes no tiene nada que ver con el sexo) o meramente por placer (y lo de placer tampoco tiene que ver con el sexo) y sólo verlas ahí, con esa sonrisa profesional (...que no... nada que ver) ese buen hacer -obviemos las chuletas con frases en inglés... lo que funciona, funciona y punto- y esa presencia (...nada que ver... ¡lo juro!) sólo sugiere gloriosas frases como la de que son mis cuatro razones para ir a trabajar. Eso y el café para ejecutivos que consigo con descuento ¿O acaso creéis que me gusta ir a pasar la noche dando vueltas por una instalación gigantesca, topándome con imbéciles sobrios, imbéciles borrachos, con la Rotenmeyer (en División de Honor de la estupidez... creía haberlo visto todo hasta que me encontré con una mujer misógina) y con señoras de la limpieza nazis? ¡Por esta razón aguanto lo de dar relevos para que vayan al baño!... por eso y por otra razón vergonzosamente secreta.

¡Y lo mejor viene con las vacaciones de verano y Navidad! No sólo por esas felicitaciones tipo Elfyourself que ellas me envían al correo electrónico...

¡Variedad! ¡Porque la agencia (que me imagino como una casa del amor de color rosa fosforito y sueldos de risa) envía sustitutas de belleza equivalente! Muchos han sospechado de un pacto secreto entre la dirección del cliente y la de la agencia de azafatas para mantener alto el pabellón (he querido decir la erección) y no es de extrañar, vistas las fermosas doncellas que han pasado por Las Dos Torres en el último año.  Por ejemplo, este pasado mes de diciembre...

Hablaba con una de ellas -con cierto aire a Lanny Barbie- que parecía tener quejas, no ya sobre sus condiciones laborales (un ridículo salario por debajo del nivel de subsistencia que puede con creces ser compensado con altos niveles de escaqueo) cuando empezó a quejarse del uniforme. No era la queja normal sobre la estética tipo Señorita Rotenmeyer que oí cuando les cambiaron el uniforme (casi me parto de risa cuando oí lo de Rotenmeyer) si algo sobre lo estrechos que son, que si no dejan espacio para la cadera (algo sobre una exigencia de tener talle de avispa)...

... que si no

... DEJAN ESPACIO PARA EL PECHO...

Entonces las vi. ¡Eran sobredimensionadas! ¡Bamboleantes! ¡Eran dos misiles intercontinentales! ¡Dos bombas atómicas! Dos focos cegadores se centraron en mis ya saltones ojos, incluso oí un ¡doing! En mi cabeza. Disimuladamente, desvié una mirada para cerciorarme de que Miniyo no había recibido el mensaje aunque, claro, toda la sangre estaba concentrada en las venas de mis sienes. Adopté esa pose de escritor, esa de la mano apoyada en una sien, con los dedos índice y pulgar formando "una L"... esa pose de intelectual que no está teniendo una pedazo de erección palpitante y bulbosa. Pero seguías ahí. Llamando mi atención. Casi restregándose contra mi cara, como queriendo provocar un movimiento oscilante en el plano horizontal, de esos que te dan en los mofletes como abofeteándote, de esos que te pueden joder las cervicales cuando el calibre pectoral es el adecuado. Y mis dedos en formación de L  sólo trataban de volver a meter las venas de mis sienes para adentro.

Ah, la chica también resultó ser muy maja. Con conversación y todo eso.

¿Os dais cuenta de por qué los seguratas llegamos a aceptar eso de trabajar en el infierno? Joder, más claro, agua.

8 comentarios

Klaus con miedo -

Joder, nunca me acostumbraré a ese tipo de comentarios de Abe.

Golfo ruborizado -

Lo que perturba es ver a una mujer hablar utilizando "hombreísmos", como hace unos días, cuando una de las azafatas mandó (literalmente) "a fregar" a otra. Sin embargo son estas pequeñas sorpresas las que hacen más interesantes las relaciones intersexuales (...¿intergenéricas?)

...

Bueno, ¿A quién pretendo engañar?
¡¡¡VIVAN LAS TETAS!!!

aberración -

A mí también me perturba, aunque comparto la atracción. El otro día conocí a una tía con dos melones como camiones; y te juro que no hay nada más difícil que apartar la vista de ellos. Eso sí, yo no tuve que disimular erección ni nada...

Golfo loves big boobs -

Créeme, cualquier comparación con aquellas dos se queda corta. ¡Eran dos cabezas pensantes! ¡Iluminaban a quien las veía!

Klaus busca nuevos blogs por la inminente muerte de Pezpolla -

A mi las que me han gustado son los dos misiles intercontinentales!!!

Yo tampoco entiendo por qué nos gustan tanto las tetas, es totalmente irracional...

Golfo -

Sí, tiran más que dos carretas.

Kanif -

Sí. Es increíble como ese par de señales pueden perturbar a un hombre.