Blogia
Me Cago En Mi Vida

PASCUA Y YO

PASCUA Y YO

Una vez al año, cuando empieza a hacer un frío que pela, los humanos, futuros esclavos del Imperio de la Felinidad, empiezan a comportarse de un modo aun más absurdo de lo normal. Entran y salen de casa evitando contactar entre ellos para algún asunto aunque luego disimulan para el resto de ellos) y traen a casa un montón de cosas extrañas que, aparentemente, carecen de utilidad a medio y largo plazo.

 

En el estudio de este extraño comportamiento, sin duda de gran utilidad para mis planes de dominación global, me he encontrado con un fenómeno que va más allá de lo explicable por cualquier método que no incluya la superstición, ya sea el método científico o, mi preferido, el método mascótico, al que prefiero denominar “Método Verdi”.

 

Mañana del 22. Mientras todos los humanos de la zona están pegados a la tele (es algo más que una caja que emite luz... yo mismo me he sorprendido viéndola durante largo tiempo), el individuo denominado como Golfo, sale a la calle varias veces y vuelve cargado de bolsas de contenido desconocido y las esconde por toda la casa. Un análisis olfativo previo me induce a pensar que el contenido de las bolsas es comida y algo no comestible con alto contenido en poliéster. Sale una vez más y, a su regreso, trae consigo o que parecen dos formas de vida. Al final, resulta ser una forma de vida y un distractor, pero eso ha de ser explicado más adelante.

 

Primero coloca el señuelo, o distractor, ante mis narices, para aprovechar mis instintos de depredación y combate en una burda maniobra de distracción, como si no tuviese sentido del olfato. El objeto, parecido a un ratón que se mueve sólo, debe estar dotado de alguna función psíquica para centrar mi atención y devolverme a un estadio anterior de mi evolución, de proto-emperador tiránico, autócrata y falsamente paternalista, a cachorro juguetón,  abrazado a esa bolita vibrante de pelo sintético que le da pataditas con las patas traseras. Mientras tanto, Golfo comete el gran error de abandonar a mi alcance la forma de vida en el salón, y vuelve a salir.

 

Este nuevo ente, se caracteriza por crecer desde un receptáculo de plástico oscuro, y poseer unos apéndices que ineludiblemente me recuerdan a mi droga favorita: El jamón.

En ese momento de confusión casi psicotrópica, la nueva forma de vida, vegetal para más señas, me habla:

-         Hola, soy Pascua

-         ¿Miau?

-         Soy una Planta de Pascua

-         ¿Y?

-         Cómeme

-         ¿Mande?

-         Muerde mis hojas, derríbame y hazme caer al suelo... ¡Destrózame!

-         Espera, vayamos por partes...

-         ¡Te he dicho que me agredas! ¿Qué parte de Cómeme no has entendido?

 -         Propongo conocernos un poco primero, deja que te huela y...

-         ¡Hazlo!

  

El resultado no puede ser otro. Cuando menos una hojita, de pésimo sabor a propósito, si que fue mordisqueada por mis magníficas fauces trituradoras de pienso, sin embargo fue una trampa. Golfo regresó y montó el follón acostumbrado al ver a la nueva y traicionera forma de vida mutilada (eso dijo ella... ¡Por una puta hoja!) para después actuar como fuerza de interposición alejando a la nueva compañera de piso de mi área de acción.

 

Provocación y luego denegación. Oferta de algo parecido a jamón para provocar un rechazo al mismo por el sabor... aquí hay gato encerrado. Mi conclusión es que, una vez al año, este par de imbéciles trata de desintoxicarme del cerdo con un programa de condicionamiento mental que me lleve a rechazarlo debido a su sabor.

 

¿Fiesta religiosa anual?

 

¿Denegación de la ingesta de productos porcinos?

 

¡Estos dos idiotas piensan convertirse al Islam!

 

2 comentarios

srah -

si! verdi! jaja eres el amo
enserio,

Matute -

Venerado Verdi:
¡Enséñame a mirar! ¡Conviértete en mi Maestro! Nuestros destinos están entrelazados; lo sé porque yo también soy adicto al jamón. Estoy desesperado porque cada vez me lo niegan con más ahínco, ignoro si por la inflación o por mi kilo de más.
Venerado Maestro, ¡desespero! ¿Podré alguna vez volar? ¿Por qué a veces corro durante ocho minutos seguidos, sin parar y termino estrellándome contra el armario? ¿Por qué estiro las patas dentro de esa caja fría que llaman sugestivamente "el refri" y por qué recibo un regaño de inmediato? ¿Tú también hincas las uñas en los cabellos de tus dueños? ¿Y cuál de las dos cabezas prefieres?
¡Tengo tanto que aprender! Me manda a decir mi dueña que quizás el año que viene regrese a España... Sería una excelente oportunidad para conocernos, pero sé que ella se negará a llevarme. ¿Existe, Maestro la teleportación felina?