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Me Cago En Mi Vida

OBELIX & OBELIX

OBELIX & OBELIX

Allí estábamos los cuatro, sentados sobre la acera, en una calle de Amberes, esperando a que dos flamencos nos recogiesen para volver a casa de J.L, en otra ciudad... a kilómetros de allí. Podría ser peor. Podría haber llovido.

 

Baby se dirigió a mí interrumpiendo la disertación colectiva sobre el arte y los fans que sacan fotos y graban vídeos en los conciertos para decirme ¿Te das cuenta de que estamos sentados en una acera, de noche y en Amberes? Mi reacción fue encogerme de hombros y echar un vistazo a los carteles propagandísticos de una oficina de reclutamiento de las fuerzas de Defensa Belgas. Me interrumpió J.L. ¿Es que quieres convertirte en un Para-Commando? Durante un segundo me invadió la pregunta de si las fuerzas armadas belgas funcionarían mejor que PROSEGUR, pero me limité a decirle que era mi especialización (lo de la comunicación respecto a la Seguridad y la Defensa). Pasaron las horas, y el belga recibió una llamada. Nada más cortar nos dijo que cogeríamos el coche porque los de la grúa no podían encontrarnos[1].

 

Amberes. Noche. Junto a un parque. De repente se para un Audi frente a nosotros y un tipo con traje se baja y se mete por un sendero. J.L. baja a preguntarle algo, y el chico francés (creo que se llamaba Adrian) apuesta a que el tipo va a buscar putas. Cuando el sonriente trajeado se larga vuelve nuestro amigo belga comentando que, cerca de donde lo encontró, había un joven vistiéndose tras unos arbustos. Pasa el tiempo y llega un camión-grúa conducido por dos flamencos a los que sólo puedo describir como Obelix y Obelix.  El estereotipo es clavado al de los cómics de Albert Uderzo. Seguro que esta gente clava los clavos a puñetazos. Cuando estos tipos se piden una hamburguesa les meten una vaca entera entre dos panes. Joder, menudo par de leños.

 

Era la primera vez que veía un servicio así en un seguro de coche: Si el carro te deja tirado, Obelix y Obelix te recogen donde quiera que estés y te llevan a tu casa. Cruzando todo el país si hace falta. ¡Qué cómodo sería esto en Luxemburgo! ¡Ese país se cruza en quince minutos! Como todo coche belga (digo yo) estos tipos llevan un GPS que les indica el camino, pero en este caso esa especie de Playstation falló (supongo que porque no se programa a puñetazos) por lo que, tratando de no escuchar los ladridos flamencos (y no creo que sean mala gente sólo es que el idioma suena raro cuando llevas dos días escuchando un francés muy agradable y un inglés jodidamente perfecto) me ato al asiento y me induzco a otro hipersueño.

 

Los Obelix cumplieron, si no nos dejaron en la puerta de la casa fue porque el camión no cabía. Algo dijeron sobre que le habían dado gato por liebre a nuestro amigo con su coche de segunda mano. Supongo que se cortaron de poner alguna peli porno en el DVD que llevaban en la cabina, y, medio dormido, fui conducido (no estaba yo para orientarme) hacia el confort de la casita de campo del amiguete belga. Una vez dentro, decidimos aprovechar lo que nos quedaba del último día en beber mogollón de cervezas, y hacer un uso maestro de un nuevo idioma: El Onomatopéyico. Como no se me acordaba de cómo narices se dice “abridor” en inglés, no tuve otra que decir: “Hey, Where is the Chk-sssssssshhh”.  

 

Mi ensoñación cervecera sólo fue interrumpida por un momento raro: Estaba conciliando el sueño, oyendo a Baby hablar en inglés con acento español (y no lo hace a drede... le sale así) Cuando, de repente, interrumpe una frase con un grito de terror (a lo chica perseguida por babosas carnívoras o zombis mutantes) y sale por pies. Ahí sí me funcionó el inglés.

 -         What´s up?

-         Cat Shit –me respondió Adrian a la primera.   

 

No diré pocas veces que Baby es única. Por lo pronto, es la primera persona que conozco a la que le caga un gato encima.



[1] Anotación: En Flandes está mal visto hablar en francés –eso decía J.L.- por lo que su expresión podría traducirse como “Me han ladrado que si podía llevar el coche a un punto de la ciudad más localizable”.

2 comentarios

Golfo -

En su política de acercarse cada vez más a las lectoras (con los lectores mantenemos una respetuosa y viril distancia) el departamento de Comunicación&RRPP de Me Cago En Mi Vida da cuenta de su airada respuesta en forma de comentario, y le comunica que el autor de esta falaz historia dormirá las próximas noches en el incómodo sofá de casa.

Afectuosamente le mandamos un achuchón y le agradecemos que nos escriba.

Baby -

Quiero aclarar que el gato no me cagó encima, se había cagado en el sofa justo a mi lado, pero a mi me pareció una mancha, así que intenté quitarla... y vino el grito...