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ABARATANDO COSTES PUBLICITARIOS

ABARATANDO COSTES PUBLICITARIOS

(Una idea original de Baby 876-5312 con la participación de Golfo 712-6163)

 

He tenido una idea para aprovechar los recursos económicos que nuestra sociedad nos ofrece. Es evidente que un gran número de pequeñas y medianas empresas no acaban de despegar porque no pueden costearse una campaña publicitaria que les sitúe en el mercado. Como comunicadora de origen ex-soviético (de la República 16ª), he hallado la solución para ofrecer a estas empresas una opción barata y eficaz de publicidad.

 

Me parece inconcebible que aquellos que no han sido condenados a penas superiores a 5 años no sean obligados a realizar trabajos forzados, una posibilidad que rebajaría los costes de las viviendas y las obras públicas y permitiría por fin que, en este mundo, alguien gane menos por su trabajo que un periodista. Mi idea es que los anuncios los protagonicen presos a cambio de una reducción de condena. Además, el dinero que generasen se podría reinvertir en mejorar las instalaciones de la prisión: Mejores guardias, mejores armas, una batería de emergencia para la silla eléctrica o una conexión a Internet más rápida para la galería de estudiantes de Periodismo que un día cometieron un error. 

 

Mi condena a quince años ( por quemar un autobús lleno de monjas y boyscouts) y yo nos permitimos recomendarle estos cepillos de dientes, señora, fáciles de afilar por su extremo sin cedras para apuñalar al pescadero que siempre le cobra de más en el mercado.

  

También podrían encargarse de las labores creativas. ¿Por qué limitarse a picar piedra o fabricar matrículas de coche cuando podrían encargarse de idear y rodar comerciales?

 

Tras tres años fabricando matrículas y haber hecho un curso de ofimática, me he dado cuenta que la piel de mis manos perdía tersura y suavidad, pero la crema Alcatraz me ha venido como agua de mayo. ¡Crema Alcatraz! ¡Para que sus manos vuelvan a una edad dorada!

 

Esta idea no es novedosa, recuerdo que en un cómic de Pedro Vera, le conmutaban a una chica, que había roto un Madelman expuesto en un museo, la pena de muerte a cambio de interpretar el papel, en un anuncio de lejía, de una chica del futuro que ofrecía a las señoras de principios del siglo XXI la solución para las manchas que no se van. ¿Por qué poner a esas masas de hombres y mujeres vestidos de naranja a trabajar como cobayas humanos cuando pueden, por ejemplo, anunciar herramientas de bricolaje? ¿Y por qué no presentar programas como Bricomanía?

 

Mi nombre es Joe, y fui condenado a treinta años por asesinar a veinte ancianas para luego comérmelas. Mi larga experiencia en lo que se refiere a fugas me lleva a recomendarles el martillo neumático San Quintín. ¡Perfora Puta Madre! ¡Mejor que una cucharilla de postre!

  

Incluso se podrían aprovechar los programas de reinserción, al fin y al cabo sólo los mejores creativos y actores encarcelados verían sus condenas aumentadas (eso sí en secreto) pese a que la zanahoria para que picasen sería la reducción de pena.  Si los actores y creativos publicitarios se rebelasen contra esta competencia desleal serían condenados de inmediato, y mediante un juicio sumarísimo, a cadena perpetua. Los grupos de presos creativos se organizarían por gremios: Los ladrones para anuncios de Banca o campañas del Ministerio de Hacienda, los asesinos se encargarían de anunciar productos de limpieza, y los estafadores para el sector inmobiliario y los seguros. Además, serían concentrados en la misma galería y se les ubicaría en celdas próximas para formar equipos de creatividad que recibirían nombres como El ladrón feliz, En busca de la caja fuerte o Chorizos & Rateros Brainstorming. Algunos equipos con nombres como El Soplón, necesitarían protección especial debido a posibles confusiones en el patio o las duchas, y por supuesto se les liberaría de tareas pesadas, como fregar la galería o preparar la comida. Al fin y al cabo ¿Por qué gastar 6000 Euros al año en mantener a alguien que no trabaja?

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