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Me Cago En Mi Vida

ACTIVIDADES OUTDOOR

ACTIVIDADES OUTDOOR

Estoy leyendo la novela de Terry Pratchett y Neil Gaiman “Buenos presagios”, y, aunque no la he acabado aun, he de señalar un desternillante capítulo: Los dos protagonistas, un ángel caído y otro (un ángel de los de toda la vida... excepto que vende libros viejos) van a buscar el hospital de monjas donde ha nacido el Anticristo once años antes para saber el paradero del niño.

 

Cuando llegan, se encuentran con que la instalación ha sido “reorientada” hacia otros fines... de hecho, la única monja que se quedó en el lugar, la dirige ahora como casa de campo para actividades de recreo. Ángel y demonio, se dan de narices con que están rodeados por un grupo de personas armadas que visten ropa de camuflaje: Se trata de un grupo de empleados que realiza una de esas actividades al aire libre para fomentar el espíritu de equipo. Ni más ni menos que una batalla por equipos con pistolas que disparan pintura. Tan profesional es el ángel caído, que hace uso de sus poderes para sustituir las pistolas de verdad... con munición real.

 

 El contingente de Gestión Financiera yacía en el suelo boca abajo tras lo que había sido una guasa, aunque no se les veía muy divertidos.

-         Ya dije yo que no se podía confiar en esa gente de Adquisiciones –dijo el subdirector de Finanzas-. Qué cabrones. 

[...]

-         ¿Cómo está?

El Ayudante de Dirección de Pagos volvió hacia él el rostro ojeroso. –Bastante mal- dijo-. La bala las ha atravesado casi todas. La Access, la del Barclays, la Dinners Club... todo el montón.

- La American Express Oro la ha frenado – Constató Wethered.

El gerente de Auditoría Interna abrió la boca para decir algo razonable, y no lo hizo [...] Veinte años dándole a la manivela a la maldita calculadora manual, cuando los de Planificación usaban ordenador. Y ahora, por razones desconocidas, pero posiblemente relacionadas con la reorganización y el deseo de librarse de los gastos de jubilación anticipada, les estaban pegando tiros.

Los ejércitos de la paranoia desfilaban ante sus ojos.

[...]

Miró a sus cinco hombres.

-         ¡Vamos chicos! – exclamó- ¡A por esos cabrones!  

Me partí de risa. De hecho, no podía dejar de pensar en qué pasaría si algo similar ocurriese en la oficina de Júbilo:

 

"Atrincherado tras un escritorio volcado, y usando como escudo el monitor cabezón de su ordenador, le becario de la Agencia hacía lo que mejor se le daba: Escurrir el bulto y esforzarse en llegar a viej... senior, cuando, a su lado, Neddy aparentaba aplicar los conocimientos ganados a base de años como monitor de Boys Scouts... sin embargo, los conocimientos que aplicaba se los había dado el trabajar en Libertad Digital: Ninguna otra redacción es mejor para aprender a fabricar cargas de SEMTEX casero para volar el pasillo que comunica ambas partes de la oficina y poder crear una inexpugnable posición defensiva...

 

El primer disparo lo había recibido el jefazo cuando trataba de mediar entre los contingentes de Redacción y de Administración, un certero disparo en la única zona vulnerable a las bolas de pintura, los ojos, disparado de forma certera por Lee Harvey, que se había apostado en una zona estratégica y cambiaba de posición tras cada tiro. Ahora el bueno del francotirador se encendía un cigarrito tras un trabajo bien hecho: ¿Quién coño le iba a abroncar por fumar en la oficina si nadie con más autoridad que él autoridad podía verle hacerlo?

 

Las chicas de Creatividad y Diseño Gráfico (y su becario) buscaban en Internet alimentadores de munición con mayor capacidad, mientas el resto de redactores, guiados por El Modernillo y la Jefa (que no querían mancharse) exploraban los conductos de ventilación para preparar una contraofensiva por sorpresa. Demasiado trabajo para tan sólo tres minutos de tiroteo: El presidente editor de baja por ceguera, dar patadas en el culo al becario de la Agencia para que ayudase con el fuego de contención, rezar para que el Redactor Jefe de Información on-line acabase de una vez sin volarnos a todos en mil pedazos. Mantener a raya a las de los departamentos de Publicidad y Comunicación al grito de ¡Corre Charlie!... Y no perder de vista a los de Seniornet, que si bien habían aceptado colaborar con un ataque informático que conectara los aspersores del sistema contra-incendios, nunca fueron del todo de fiar.

 

Al otro lado de un pasillo cruzado por miles de bolas de pintura que manchaban a velocidad supersónica, la secretaria del jefazo chillaba horrorizada, al ver que una mancha de pintura tan amarilla como la prensa de alcance nacional había mancillado su nuevo top mimetizado. Sus gritos de ¡Me han dado! ¡Me han dado! Fueron reprimidos por un grupo de compañeras, más por el riesgo de que desvelase su posición tras la barricada improvisada a base de escritorios tumbados, impresoras y monitores de pantalla plana. Entonces una explosión hizo retumbar el edificio mandando a la mierda la nueva colección de antigüedades que la tienda de chinos de la planta baja había recibido justo esa mañana. Una voz se abrió paso entre la nube de polvo, agua y cascotes del techo desprendiéndose... ¡Demos gracias-gracitas a San Alfred Nobel! ¡Os dije que hacer la mili servía para algo!.

 

Desde detrás de la barricada y el pasillo obstruido, una figura con top de camuflaje y pantalón de lycra avanzó sobre los restos de lo que en su día fue la zona de administración de un grupo multimedia dedicado por entero al mundo del mayor. Portaba una enorme bolsa de deportes, y en su cara de ángel caído, llevaba una mirada de odio que sólo se puede describir viendo al personaje de Stewie, en Padre de Familia. Una mirada de las que acojonan, con una cara de mala uva (quizá provocada por el exceso de polvo, vísceras ajenas y cascotes en su ropa), una cara de ángel caído que sólo daría más miedo si una de sus mejillas estuviese atravesada por una cicatriz de las que se asocian a las peleas a machete... una cara que no se desea ver por las mañanas.

 

La figura se quitó algunos restos de sangre y tejidos de los muslos y de su estupendo culo (no iba a escribir sobre Júbilo sin mencionarlo), y el sonido de una cremallera abriendo la gran bolsa de deportes congeló cualquier esperanza de arreglo pacífico de las controversias... era hora de pasar a la munición de guerra, a la camisa metálica, a la punta perforante de acero y tungsteno... iban a tragar punta hueca por un tubo. Giro su cabeza con su mirada curtida por horas y horas de Playstation, mientras la luz parpadeante de lo que quedaba de los fluorescentes iluminaban los seis cañones de una Gatling Minigun M-134.

 

- Chicas: Es hora de sacar a “La Impaciente” del saco."

2 comentarios

Golfo -

Gracias por la valoración. El dibujo es posterior al post, estoy aprovechando las horas muertas en el curro para dibujar. Ya sabes, mantener la mente ocupada para no dormirme y tal.

Gracias por escribir

1150S -

LA HISTORIA NO TIENE "DESPER-
DICIO"¿EH?......CONTINUAS CON TUS"DIBUJOS"...O ¿CUÁNTO
TIEMPO TIENE?..¡QUE BATALLA!.